Loquillo: «Jamás cometería la torpeza de rebajar el repertorio de rock español a acústico»

–¿Cómo afronta Loquillo los conciertos tras el parón? ¿Nervios antes de subir al escenario?

–Con mi banda de rock español fuimos los primeros en abrir un 'arena' en Europa, el WiZink Center de Madrid. A la semana, y debido a la imposibilidad de iniciar mi gira de rock español por el Covid-19, tuve que mudar de piel y convertirme en el personaje que soy en mi proyecto de poesía contemporánea. Una apuesta alternativa con casi treinta años de trayectoria y cuatro discos en el mercado. Mudar de piel no ha sido difícil a pesar de llevar unos años sin enfrentarme al personaje. El teatro es mi refugio natural y donde el personaje crece. El rock español tiene su hábitat en grandes espacios y la poesía tiene el suyo, el teatro. Llevo 42 años de profesión, inicié mi andadura en un cabaret de las Ramblas, las he visto de todos los colores.

–Hay a quienes este tiempo en 'stand by' les ha servido para mucho, algunos hasta para reinventarse, ¿cómo fue su confinamiento en términos de inspiración?

–El confinamiento llegó a solo un mes de iniciar la gira de presentación de mi trabajo 'El Último Clásico', con todas las fechas cerradas y más de la mitad de las entradas vendidas. La duración de la pandemia ha impedido el inicio de mi gira, además de la grabación de mi nueva colaboración con Gabriel Sopeña dedicado a la obra de Julio Martínez Mesanza, premio nacional de poesía. Trabajo con un elenco de compositores que me permite afrontar del mismo modo tanto en el territorio del rock español como en la poesía contemporánea. Mi confinamiento fue disciplinado, leyendo a los clásicos: Cioran , Baltasar Gracián… Revisando el cine europeo de los 70, Jean Pierre Melville, por ejemplo. He estado terminando mi nueva novela y preparando el día después.

¿Me hablas de inspiración? Sería como decirte a ti si has escrito mejores artículos por estar confinada… Somos profesionales, ¿No? Las cosas no son tan simples, además soy una persona vivida y con recorrido, como dice Sinatra: «That's life».

–Hoy se sube a las tablas de uno de los espacios de música más importantes de la provincia actualmente, en la 'Edición Limitada' de Marenostrum en Fuengirola, ¿cuáles son sus expectativas? ¿Qué verá su público?

–Conozco de sobras el lugar, lo he visitado con anterioridad con mi banda de rock español. El público que conoce mi trayectoria sabe perfectamente lo que va a ver: un recorrido por mis cuatro discos de poesía contemporánea y la incorporación de lo más granado de mi trabajo con Gabriel Sopeña. Atxaga, Gil de Biedma, Benedetti, Brel, Brassens, Kristofferson, Vázquez Montalbán o Luis Alberto de Cuenca serán algunos de los protagonistas de la noche.

–¿Cuál es su opinión sobre las medidas de seguridad que se toman en los conciertos, ¿deberían ser más livianas o más estrictas?

–Un acto cultural ahora mismo es uno de los lugares más seguros donde poder estar. Los protocolos son estrictos. Ahora mismo, aunque se lleva pidiendo tiempo, es más necesario que nunca un Pacto por la Cultura entre todos los partidos políticos.

–Como artista, ¿ve distancia sentimental o emocional con el público? ¿Cree que éste tiene cada vez más miedo al contagio y está dejando de asistir a estos eventos?

–Transmitir seguridad también es vuestra responsabilidad de la misma manera que desde la presidencia del gobierno se debería animar a asistir a los actos culturales como se hizo a la hora de llenar terrazas y restaurantes. Cuando somos niños tenemos temor a dar el primer paso, el primer salto, pero ese primer gesto nos hace ser audaces y valientes para enfrentarnos a la vida. El hecho de que la gente esté sentada no me preocupa, en un teatro también lo están. Insisto, esto es un espectáculo de poesía contemporánea, no es un show de rock español. Jamás cometería la torpeza de rebajar el repertorio de rock español al concepto acústico. El miedo es enemigo de la libertad, ustedes mismos.

–¿Cree que la música y su industria se recuperará de este batacazo? ¿Lo está haciendo ya con la organización de tantos conciertos durante el verano?

–La seña de identidad de un país es su cultura. Durante el confinamiento la cultura ha sido la gasolina para resistir la pandemia, la banda sonora hemos sido todos los profesionales que formamos este oficio. Ahora ni el público ni la administración nos pueden dejar a la intemperie, esto es una industria que factura el 4% del PIB con un millón de profesionales que demuestran día a día su valía y que ahora sufren una situación de desamparo que parece retrotraernos a épocas oscuras de nuestra historia reciente.

–¿Qué simboliza para usted 'La vida por delante'?

–'La vida por delante' es un acto de resistencia cultural frente a esta crisis global. Hay que dar la cara, no soy de los que se quedan en casa a verlas venir. Había que salir de gira para demostrar al público que estamos vivos y en solidaridad con los profesionales del sector , técnicos, músicos, promotores... En una gira de rock español somos más de treinta personas viajando, aquí somos ocho. No hay tráileres ni limusinas ni tampoco aviones ni zonas VIP, tampoco suites en hoteles de cinco estrellas, aquí estamos en economía de guerra. Yo soy Loquillo y no se me caen los anillos, todo lo contrario. En este acto de fe me acompaña Gabriel Sopeña y los músicos de la banda de rock español Laurent Castagnet, Alfonso Alcalá y Josu García.