Secciones
Servicios
Destacamos
Viste un niqui azul con las siglas PH bordadas en el pecho, pero que nadie se equivoque. «Me lo encontré en Pedregalejo tirado en el suelo», aclara de inmediato. Porque Antonio Luque no compra ropa, los centros comerciales le «estresan»; disfruta más la cerveza que se toma en el balcón de su casa «por solo 40 céntimos» que la que le ponen en un restaurante a pie de playa por tres; y prefiere ir a Maro que a Punta Cana ahora que «todavía no han conseguido construir» allí. A su alter ego Sr. Chinarro le pasa igual: para qué contratar a una distribuidora de discos con unas condiciones leoninas si él mismo puede empaquetar los vinilos con los cartones que recicla del Carglass. 200 ejemplares de 'Cal viva' ha vendido así en un mes. «Como si fueran mantecados para el viaje de fin de curso». Sin estar en las plataformas, sin sonar en radiofórmulas, con la promoción justa.
«Siempre me ha gustado jugar a la contra», confiesa con esa sonrisa socarrona con un punto de timidez que le caracteriza. Sr. Chinarro es el penúltimo indie (también de los primeros), el indómito de la música pop y la esperanza de que se puede vivir de hacer canciones. «He tenido años de ganar dinero. Lo puedo decir porque todo lo declaré a Hacienda. Incluso ahora que no tengo muchos conciertos mi declaración será de unos 26.000 o 27.000 euros», cuenta con total sinceridad, sin filtros. Como un sueldo medio.
Hoy ha vuelto al lugar donde se gestó su último trabajo. Y tampoco aquí las cosas son lo que parecen. Desde fuera es una nave industrial de una empresa de parquets de Fuengirola, con maderas apiladas en los laterales; pero tras una puerta interior se abre una completa sala de grabación, con todo tipo de instrumentos, decenas de guitarras colgadas en la pared, varios teclados de diferentes épocas… «Y todo está en venta», avisa Alfonso López, el CEO de Calmo Récord, el bajista de Sr. Chinarro y todo un experto en vender y comprar nuevo material. Junto a él, completan la banda Isra Diezma a la guitarra y Juande Jiménez a la batería.
En ese refugio musical tomó forma 'Cal viva', un disco que sale adelante por el impulso de un mecenas catalán, un tipo –sin nombre– que además de ser fan declarado de Sr. Chinarro es un exitoso empresario de supermercados que no duda en invertir parte de sus beneficios en la música de Antonio Luque. «Porque es un mecenas o las multinacionales, y las multinacionales lo que hacen no es mecenazgo precisamente». En su historia musical, 'Cal viva' es el trabajo número 19 en 30 años de carrera.
–¿Cómo se hace eso?
–Es que tengo ya muchos años. Dices que 19 discos son muchos. ¿Y 53 años?
En la SGAE, de donde le llegan cada ejercicio entre 3.000 y 7.000 euros por derechos de autor, Sr. Chinarro tiene registradas unas 250 canciones. No las recuerda todas. De hecho reconoce que en algún acústico en el que le piden temas de forma espontánea tiene que tirar de alguien del público que le haga de apuntador.
–¿Y está satisfecho de todas?
–Procuro que las que hacemos en directo sí que me gusten. En cada disco hay tres, cuatro o cinco que son las que mejor recogen el espíritu de ese momento.
Y esas son las que van al 'setlist'. De la nueva remesa, de momento, solo tres canciones se pueden escuchar en plataformas. «Al final pondremos el disco entero, pero queremos darle prioridad a quien compra el vinilo». Esos que él manda personalmente desde su pequeño apartamento de Pedregalejo porque, fiel a su independencia, rechazó dos ofertas de distribuidoras.
Va a contracorriente en la música y en la vida. «Las actividades que a la gente le generan placer, como ir a un bar o comprar ropa, a mí me estresan, me ponen nervioso. No se trata de que yo ahorre porque sea un rácano o no tenga dinero, es que no me parece placentero consumir o comprar cosas». Tampoco le apetece ya enamorarse: «Cupido no me dispares, por favor, tengo demasiadas flechas», canta en 'Exvoto'. Y lo explica: «Es un estado de enajenación mental, se pasa muy mal. No es por la edad o porque esté harto, es porque realmente es un fastidio».
No hay duda de que las canciones de 'Cal viva' se han escrito en Málaga. Solo sus títulos le delatan. Como 'Carlos Haya', donde recuerda La Desbandá por la carretera de Almería cuando estamos «al borde de la Tercera Guerra Mundial». O 'El muelle 1', donde reflexiona sobre la ocupación que el turismo y el lujo hacen del puerto de Málaga. «Parece que a la gente le parece bien estar viendo, en vez del mar, un yate enorme con el motor arrancado 'full time'. Y qué bien, gracias alcalde, que tenemos barcos de lujo... Como si nos invitaran a subir de vez en cuando», critica.
La peña de los Enamorados, el burro-taxi, el Cementerio Inglés, el Balneario y otros rincones de la provincia se cuelan en sus letras. Siempre irónicas y ácidas contra el cambio climático, la gentrificación de las ciudades, los excesos del turismo... «Es mi rabieta. Esto mismo que hemos hablado lo vas a borrar, así que lo tengo que poner en una canción», deja caer. Por si acaso. Explica que es su forma de plasmar una realidad que otros parecen no ver o, al menos, no cuestionan. «Y preferiría ser el tonto yo. Me encantaría pensar que la humanidad está a salvo y yo soy un gilipollas. Pero de momento sigo pensando que es al revés».
La presencia de Málaga en sus temas es el resultado de ser un sevillano afincado en la ciudad desde hace 20 años. «Y no siento que la gente quiera a Málaga tanto como debería. A veces incluso pienso que la quiero yo más siendo sevillano. Si me diera igual, no diría nada». Antonio Luque vino con su entonces pareja malagueña 'embarazado' de su hijo, un niño que ya ha cumplido los 18. Y todo apunta a que seguirá sus pasos. Como su padre –que estudió Perito Agrícola en Sevilla–, él está estudiando una carrera universitaria, Derecho en Córdoba. «Le he dicho que se prepare para ser un buen abogado de propiedad intelectual». Le vendrá bien para defenderse a sí mismo del desafío que supone la Inteligencia Artificial para los creadores, porque lo que en realidad él quiere –como le pasaba a su padre– es ser músico. Eso sí, de rap. «Le prometí que si se asentaba en la universidad le grabaríamos aquí un disco», asegura. Hay relevo.
El tiempo pasa y Antonio Luque es consciente de que ya le ha dado «la vuelta al jamón». «Siempre me equivoco: dicen que hay que cortar primero la parte más seca de arriba, pero yo lo hago al revés. Y creo que con mi vida he hecho lo mismo, le he dado la vuelta y me he quedado con la parte seca, cuando ya le estás viendo el hueso», reflexiona con ironía. Una preocupación que Sr. Chinarro vuelca en canciones como 'Comunión', donde hace un repaso por los compañeros de clase con los que recibió el sacramento a raíz de una foto antigua que encontró. Consuelo, Amparo, Esperanza, Dolores, Reyes, María del Mar y David, el que le inspiró este tema cuando fue a verle a un concierto en Soria. «Veo mi pasado con estupor, como adoptando dinosaurios», canta también en 'Me acaricio', donde dice sentirse del «Pleistoceno».
Pero aquí sigue, haciendo lo único que se siente capaz de hacer. «Es un trabajo: yo hago canciones. Es una vocación y si lo llevas dentro no se puede elegir (...) Para qué lo voy a dejar si lo voy a echar de menos». Hubo un tiempo en el que intentó llevar una vida 'normal' fuera de los escenarios. Era encargado de línea en la fábrica de Bollicao en Sevilla, un mando intermedio del que acabó harto y con varios kilos de más. Por eso cuando empezaron los despidos, fue el primero en caer. «Y menos mal. Me dieron 45 días por año. A los tres años echaron a la mayoría y ya no daban eso. Acerté poniéndome punki», asegura. También un verano le llamaron del INEM para trabajar como inspector fitosanitario en el Puerto de Málaga. «Y como era novato, no dejaba pasar ni una. Yo creo que por eso no me contrataron más», ríe. Al final, la música es lo más estable de su vida. «Puede haber años buenos, malos y regulares, pero yo no me voy a rendir».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.