Cristina Pinto
Martes, 16 de mayo 2023, 23:35
'Málaga ida y vuelta' es el nombre del ciclo que organiza el Centro Cultural La Malagueta en colaboración con el Aula de Cultura de SUR. Y la voz que ayer visitó esta cita sabe mucho qué es eso de ir y venir, de dar ... y recibir, de Málaga y de sus idas y sus vueltas. El barítono Carlos Álvarez llenó este centro de la Diputación de Málaga y entre sus confesiones se encontró un símil perfecto con el ciclo: «Me parece fundamental devolver las cosas». Quizá esa vocación le venga por su afición de ser médico desde pequeño, pero con lo que mucho tiene que ver es con su gran carrera profesional en la que ha llegado hasta la cima de la lírica desde una actitud más que humilde.
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Entre esas idas y vueltas del malagueño Carlos Álvarez a su tierra se encuentra el proyecto que está a punto de presentarse –a finales del próximo mes– y que tiene que ver con la combinación de «lo pedagógico y producción de ópera», según desveló él mismo. «Tendrá residencia en el Teatro Cervantes pero se ha creado con vocación regional para buscar que desde Málaga el mundo de la lírica tenga una mayor expansión con participación del público y la sociedad en general. Llegará en 2024», anunció Carlos Álvarez en esta cita.
Una gran noticia para el público malagueño en particular y el mundo del la lírica en general. Un tema que ocupó –casi– todas las preguntas de los asistentes a esta cita de La Malagueta. Pero antes del turno de preguntas, la conversación dio para mucho con el barítono y el redactor jefe de SUR Alberto Gómez –codirector del Aula de Cultura junto a Regina Sotorrío– que condujo el encuentro y también le hizo alguna que otra confesión al cantante: «Yo no soy de halago fácil, pero es que no he encontrado a nadie que me hable mal de ti ¿Qué te ha salvado del divismo?», preguntaba el periodista. «No haber esperado nunca nada de este trabajo... Lo he considerado siempre un regalo. Mi familia ha sido siempre de clase media-baja y al principio de mi carrera les dije que ahora iba a tener un trabajo en el que si lo hacía bien, me iban a aplaudir. Pero que eso no iba a cambiar mi forma de vida», aclaró Carlos Álvarez.
«Nunca me ha emborrachado el aplauso», apostilló el malagueño, que se definió «autoexigente». «Un artista honesto nunca estará del todo conforme con el trabajo realizado. Y rebajar la exigencia hubiese sido una falta de respeto a este trabajo», concretó. Sus palabras demuestran el amor y la humildad en su trabajo, que empezó rechazando la oferta de Riccardo Muti de cantar 'Rigoletto' en La Scala continuó por subirse a escenarios como el Metropolitan Opera de Nueva York, el Covent Garden de Londres o en el Staatsoper de Viena y sigue creciendo con clásicos como 'La Traviata', 'Don Giovanni', 'Otello' o 'Rigoletto'.
Al hablar de devolver lo que se recibió salió el tema de su infancia y la oportunidad que se les dio a él y a su hermano para estudiar. «Cuando me convertí en un profesional me pregunté cómo podía ser capaz de devolverlo. Me he encontrado a gente que me decía: '¿Cambiarás tu residencia fiscal?' Yo jamás me planteé eso. He llegado a pagar un 53% de impuestos y aplaudo cuando me llega el 'hachazo' porque significa que gano una pasta y lo más lógico es que contribuya en el grado que me puedo permitir; es una manera de vivir en sociedad. No entiendo a la gente que proclama el 'to pa mi'», denunció el barítono en una de sus confesiones.
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Y ahora que se viven tiempos de campaña cara a las próximas elecciones municipales del 28 de mayo, era inevitable preguntar a Carlos Álvarez qué pediría para su Málaga: «¿Qué creen ustedes que voy a pedir yo? El auditorio que llevamos esperando desde el año 85, es increíble el hecho de que no sepan cómo se puede llenar de actividades, algo que se hace en otras ciudades que tienen incluso menos tradición», explicó antes de hacer una pequeña reflexión sobre la costumbre de ir al teatro y a la ópera: «En ciudades alemanas ir al teatro es algo que se hace diariamente; aquí en España ir a la ópera se convierte en un acto que parece ir al circo. Se ve como algo elitista y no es así, vayan como quieran ir vestidos y esto no va de que entiendan o no, va de que te llene emocionalmente. La ópera no tiene que ver con el conocimiento», concluyó Carlos Álvarez.
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