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Confiesa tener «alma americana, pero corazón andaluz», y con más de 20 años en los escenarios, el público que empezó con Albertucho y que hoy ... continúa con Capitán Cobarde puede corroborar que la fusión de estilos de este sevillano es única y muy reconocible. Alberto Romero llega esta noche a la Cochera Cabaret para ofrecer un show al más puro estilo bluegrass con raíces andaluzas, una mezcla a la que le añade rock e incluso punk. Su último álbum 'Camino de vuelta' es la excusa para volver a subirse a un escenario y sacar lo mejor de su público respaldado por su banda, 'Los niños perdíos'. Este trabajo, además, mantiene grandes connotaciones políticas y de crítica social, aunque siempre desde el prisma de la esperanza y el crecimiento.
–Usted no es tan 'Cobarde' cuando se atreve a hablar de política en muchos de sus temas.
– Lo he comentado mucho en la promo de este disco, porque es muy variado, pero tiene una tiene una gran carga política porque muchos de los artistas que siempre me han influenciado han tenido una voz propia. Siempre se han mojado y para mí ni siquiera es ser valiente; ser valiente es ayudar a los más necesitados y ser generoso, pero hablar de una forma más natural no. Es ser una especie de cronista, como hacía Bob Dylan y otros artistas. Esto debería estar mas normalizado, hablar de política en este país parece que es un motivo para que te encasillen sólo por dar tu opinión y expresar tus ideas. Quizás en otros países de más normal, aquí está mas capado tener una voz propia; escribimos canciones, no podemos escribir sólo de mariposas y de amor. El amor a tu profesión te obliga a ser cronista de lo que pasa a tu alrededor.
–¿Ha tenido algún problema por expresar sus tendencias políticas?
–Ha habido algún público al que no le ha gustado algo que he dicho, cuando era más joven tenía muy mala lengua (risas). Recientemente me ha pasado algo en Youtube, que al vídeo de 'Vergüenza', un recuerdo de la represión en la Guerra Civil y la injusticia, he querido ponerle publicidad en Youtube, pero no me han dejado porque alegan que mi vídeo incita al odio. Parece que las cosas están poniéndose del revés porque mi vídeo incita a la paz. Debemos concienciarnos de que la extrema derecha es algo muy duro, que nos va a condenar al cese de libertades. Y precisamente hablo de eso en el vídeo, pero parece ser que 'fomenta el odio' decirlo o denunciarlo. Además, es una canción que no tiene un solo insulto, es poética y muy de tripas. Tiene mucho corazón y esperanza al final, pero al mostrar contenido político me capan poder publicitar mi vídeo.
–¿A qué siente 'Vergüenza'?
– Es evidente que hay cosas que resurgen ahora y que son muy del pasado. Por ejemplo, cómo se ha tratado a los chicos migrantes menores de edad, que se tratan como si fueran delincuentes. Eso me da vergüenza, que se generalice. También me da vergüenza cómo se habla de política en los bares, escudándose en el patriotismo hipócrita. Me da vergüenza esa conversación de 'cuñao' de bar y que se hable con tanta seguridad de algo diciendo barbaridades de los homosexuales o defendiendo el machismo.
–¿Cree que la música puede cambiar ideologías?
– Supongo que sí, lo sé por experiencia propia. Me ha cambiado la vida escuchar artistas distintos, me han enseñado mucho y me han hecho persona. Escuchar ideologías distintas y escuchar cultura, consumirla, te hace como eres.
–¿Cree que las redes sociales apagan la personalidad o voz de los músicos?
–Creo que los buenos artistas copian, como decía Bob Dylan, y luego ya sale tu personalidad (risas). Si tienes talento lo vas a expresar con tu propio prisma, que eso es lo que te va a hacer distinto, tu personalidad es lo que crece por encima de tu sonido.
–Menciona mucho a Bob Dylan, ¿es su máximo referente en la música?
–Soy dylanista (risas), es una especie de síndrome que tenemos algunos porque lo odiamos y lo queremos a partes iguales. Investigamos en su discografía y siempre aprendemos, me gusta mucho cómo escribe. Tiene discos buenísimos y otros que son una verdadera porquería (risas). Creo que nos obsesiona esa figura tan solitaria y trabajadora.
–¿Cómo viene a la Cochera?
–Voy con mi banda, 'Los niños perdíos', que en realidad somos un grupo de rock clásico: con la guitarra eléctrica, la batería, el bajo y yo llevo tres guitarras: flamenca, acústica y eléctrica. Este concierto va a pasar por muchos momentos, muy folk, muy 'dylanianos', muy tranquilos, muy punk... El concierto, básicamente, es rockero por los cuatro costados.
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