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Ángela Hoodoo
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Ángela Hoodoo
Rubia platino, sombrero vaquero, ropa ajustada, voz original, sonido familiar y apodo particular. De 'Graná' a la eternidad, ese infinito que significa posteridad. Nombre andaluz ... y apellido internacional. Nómada por convicción, vive en Málaga, pero sus influencias son de Estados Unidos. Hasta el nombre de su álbum tiene su origen en América. Todo en ella tiende a lo exótico si no fuera porque sus raíces la delatan hasta conquistar al espectador con su arrolladora presencia, su destreza con la guitarra y su música desgarrada. Ella es Angela Hoodoo y 'Coyote' es su criatura a la que mima con fruición.
-¿Qué hace una chica como usted en un sitio como este?
-Soy maestra de música en el colegio El Pinar, tengo un coro moderno y doy clases de guitarra en la asignatura de primaria a niños de 6 a 12 años. Soy cantante, mi profesión es la música, pero como cuesta más vivir de ella compagino ambas facetas.
-¿Desde pequeña le acompañó la música?
-En mi casa siempre se ha escuchado mucha música, sobre todo jazz, me he criado en un ambiente muy cultural. Estudié en Granada Magisterio de música, como se decía antes, y también en el Conservatorio estudié guitarra clásica, lo único que había en Andalucía, luego se implantó el flamenco y la música moderna. En Barcelona también di clases a adultos y a niños de todas las edades.
-A su edad parece haber vivido ya muchas vidas.
-Nací en el 88, tengo 35 años, nací en Las Palmas de Gran Canaria, esto es un poco secreto (risas), ya que mi padre, que se acaba de jubilar, es maestro y su primer destino fue en Canarias, donde nací yo, pero a los tres años nos vinimos a Salobreña, pero me siento de Granada porque donde nací no tengo arraigo. En Granada monté varios proyectos, uno de rap, luego otro de punk con mujeres, y empecé a escuchar otro tipo de música, blues, rockabilly, y pegué un cambio en mi vida. Tras acabar la carrera, además de montar proyectos musicales trabajé de camarera y algunos veranos me fui a Francia a la vendimia, he hecho un poco de todo.
-No es fácil vivir de la música...
-Es muy difícil... Tras diez años en Granada decidí irme a Barcelona y me puse a estudiar en el Liceo, una escuela de jazz con renombre, armonía moderna, canto moderno, para refrescar e introducirme en el lenguaje musical moderno, para abarcar más allá del clásico. Pasé de una especie de rebeldía en la música, de la crítica social propia de la edad, a encontrar mi camino y entender la música de otra manera. En esos cuatro años en Barcelona monté un dúo y tocábamos por todos los bares, compongo temas de blues y también di clases de música en un colegio de monjas.
-Y recala en Málaga...
-Venía de vez en cuando a ver a una amiga y en septiembre de 2019 decidí trasladarme a Málaga. Vuelvo a empezar de cero, pero con la idea clara de montar un proyecto musical que yo lo liderara, sin depender de nadie... Empecé de nuevo a componer en esta línea de folk, country, con reminiscencias del blues, del rockabilly. Me decanto por el country folk por el momento de mi vida en el que me encuentro, es una música más tranquila, con la que me identifico ahora, el músico es curioso y le gusta experimentar otros géneros, hablo de mis emociones, del amor, de la pérdida...
-El día que nos presentaron yo le hablaba de la retórica de la palabra y usted me descubrió los haikus, tipo de poesía japonesa, poemas muy cortos, de solo tres versos relacionados con la naturaleza o la vida cotidiana...
-(jajajaja) Me acuerdo perfectamente, estaba recién llegada a Málaga y nos vimos en la puerta del Garrapata, y en la conversación surgió que había escrito un libro de haikus, 'Haikus de medianoche', porque me encanta la poesía, mi padre también es poeta.
-Conoce a Pablo Fugitivo, su actual pareja, que le introduce en el mundo cultural malagueño. ¿Qué significa para usted la Garrapata?
-Es un recuerdo muy bonito porque allí conocí a Pablo, que me ayuda mucho en todo lo que emprendo, me presenta a músicos, contactos, propuestas, lugares en los que tocar... Es un recuerdo muy romántico en todos los aspectos... Y noto que esa energía que había en Málaga en aquella época se está perdiendo, la pandemia se ha llevado por delante muchas cosas, esa efervescencia cultural ya no existe...
-¿Cómo se transforma Ángela Ávila Franco en Ángela Hoodoo?
-Tenía que buscar un nombre artístico y estaba escuchando 'Hoodoo Lady', una canción de Memphis Minnie de los años 30, y vi que Hoodoo tiene gancho, y te remite a esa música, afroamericana, aunque en la realidad nadie entiende nada, jajaja. Y luego el segundo apellido... mi madre me decía de pequeña, si te dicen algo tú di que franco viene de franqueza, de sincera, jajajaja...
-¿Se considera una estudiosa de la música?
-Me queda mucho por aprender. Cuando escucho música a la vez que la disfruto la analizo, cuando entran los violines, cómo son los arreglos, que instrumentalización tiene esto o aquello, lo escucho de otra manera, me gusta investigar el lenguaje porque al final la música es un lenguaje.
-Y apuesta por cantar en inglés
-Estos géneros a la hora de cantarlos la vocalización suena mejor en inglés, no me nace en español, incluso a la hora de componer lo hago en inglés. Es como intentar componer flamenco en inglés, quedaría un poco raro, ¿no? (Risas) Tengo buen oído y facilidad para los idiomas.
-Hasta el nombre del disco es americano...
- 'Coyote' lo puse por mi perro, que se parece a un coyote, y lo relacioné con la cultura americana, ya que es un mamífero que solo existe en América. A mi perro también le gusta escuchar mi música, jajajaj, está educado en la música, aunque suene un poco friqui. El disco son diez temas que la mayoría he compuesto en estos cuatro años que llevo en Málaga.
-¿Y lo de sacar un LP?
-Me gusta coleccionar vinilos, es un formato romántico, escucharlo, tocarlo, sentirlo, es como una historia que hay detrás, y está teniendo muy buena respuesta, se está vendiendo bien, incluso ha habido gente que primero se ha comprado el LP y luego se ha comprado un reproductor de vinilos. Cuesta mucho sacar un LP a la calle, es una gran inversión. Yo no viajo a las Maldivas e invierto en esto, jajaja, el primer disco está solo en internet y este quería tenerlo físico. Hice la inversión con la ayuda de mi padre, hay que decirlo. Mi sueño es poder vivir de la música y girar por España y fuera. Ahora busco a alguien que lleve mi carrera.
-¿Se siente cómoda en la estética country?
-Siempre he sido muy camaleónica en la estética, me dicen que he vivido muchas vidas en una, porque hubo épocas en las que tenía estética rapera, con rastas, luego punky, con el pelo rapado y teñido, todo lo que se pueda imaginar lo he llevado, yo me transformo, y ahora me gusta mucho la estética country, con sombrero y flecos, aunque también le digo que él que me vea un lunes en mi barrio sacando al perro no me verá así, desde luego, voy con un moño y en chándal. Considero que cuando me subo a un escenario tengo que tener una presencia, como el actor en el teatro.
-¿Qué opina de los músicos callejeros?
-Está denostado porque hay mucho prejuicio, si al músico no se le facilitan espacios se tiene que buscar la vida, las calles de Málaga deberían estar más llenas de música que de tanto ruido, y sin embargo tienden a prohibirlo y a requisar instrumentos como si fueras un delincuente. El músico que sale a la calle es un valiente. Aquí solo está permitido tocar en la zona del Muelle Uno.
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