Antonio Torres y Carlos Álvarez, a las puertas del Teatro de la Zarzuela donde estos días ensayan 'Katiuska'. Virginia Carrasco

Los barítonos Carlos Álvarez y Antonio Torres abren la temporada del Teatro de la Zarzuela

Comparten profesión, orígenes malagueños y hasta fecha de nacimiento, pero es difícil verles juntos en el escenario. 'Katiuska' les reencuentra en el templo de la lírica española

Martes, 25 de septiembre 2018, 00:25

Comparten profesión, origen y hasta día de nacimiento: barítono, Málaga, 12 de agosto. Y en ambos casos, detrás del físico corpulento, la voz grave y cierta apariencia de seriedad, se esconden dos tipos de trato afable, cercanos y bromistas. Tienen mucho en común y, ... sin embargo, no es fácil verles juntos sobre el escenario. Hacen el mismo repertorio, en parte son competencia sobre las tablas. «No, no, no. ¡Ya quisiera yo!», se apresura a decir Antonio Torres. A su lado, Carlos Álvarez. Los dos atienden al teléfono desde una sala del Teatro de la Zarzuela, donde estos días ensayan 'Katiuska', la opereta de Pablo Sorozábal que abre la temporada del auditorio madrileño. Del 4 al 21 de octubre, serán Pedro Stakov y el Coronel Bruno; pero en esta charla son Carlos y Antonio, dos compañeros y amigos hablando del trabajo y de la vida.

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Se conocen desde hace 18 años y en dos décadas solo han coincidido en una producción: 'Macbeth' en el Teatro Cervantes en 2005. Este 'Katiuska' que dirige Emilio Sagi les sirve de reencuentro. «Ahora veo a Carlos todos los días y tengo la sensación de estar como en casa con solo encontrármelo aquí», reconoce Antonio. La tierra tira, por más que la vida les haya llevado por caminos paralelos que pocas veces se cruzan. Cuando se encontraron por primera vez, Carlos Álvarez era ya una voz de prestigio en el circuito internacional. La carrera de Antonio Torres, tres años más joven, estaba en pleno despegue. La «revelación» de la lírica le llegó tarde, con 22 años. Durante diez fue profesor de Educación Infantil, hasta que «ya faltaba más al colegio que algunos niños» por sus compromisos en el teatro.

Aunque en la distancia, Antonio confiesa que siempre ha estado «siguiendo, queriendo y admirando» a Carlos. Le pedimos que destaque sus cualidades: «Es un cantante absolutamente extraordinario, fuera de nivel, de rango, de categoría. Es una delicia escucharle cantar y un privilegio ensayar con él. Y, además, es una persona muy humilde, que llega siempre a su hora. Málaga no es Manhattan ni Berlín y, si es difícil tener a profesionales de la lírica en una ciudad tan pequeña, mucho más difícil es tener a una estrella mundial como él», argumenta Antonio. «La inflamación que me ha producido Antonio ya no me permite hablar», bromea Carlos.

Ainhoa Arteta será Katiuska en esta opereta, «que deja al público con ganas de más»

Tras las risas, Álvarez le devuelve los halagos a Torres.«La llegada al mundo profesional un poquito más tarde le ha hecho tener una perspectiva de cuáles son las cosas importantes en este trabajo y cómo las aborda desde un punto de vista profesional y personal. Aquí el trabajo hay que demostrarlo encima del escenario y eso es lo que él hace», resalta.

Ainhoa Arteta será Katiuska en la producción del Teatro Arriaga de Bilbao (coproducida por el Teatro Campoamor de Oviedo, el Teatro Calderón de Valladolid y el Teatro Español de Madrid) que La Zarzuela estrena el 4 de octubre. Es una propuesta de gran plasticidad, «con mucha magia», apunta Antonio Torres. «Se han respetado no solo los números musicales, sino que se han añadido algunos que desaparecieron en la transición de la democracia republicana en el año 31. Es una 'Katiuska' que va a dejar al público con ganas de más», aporta Carlos Álvarez.

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Elenco con experiencia

Lo lleva a escena un experimentado elenco. «El otro día Emilio Sánchez, nuestro compañero, bromeaba diciendo que para esta producción han contratado a las viejas glorias de la zarzuela en este país. Y es verdad, muchas de las personas que estarán en el escenario tienen entre 30 y 40 años de carrera, y se encuentran con una capacidad de interpretación y de vocalidad fantástica», afirma Álvarez. En esta profesión, «siempre que lo puedas contar y lo digan con respeto», ser 'vieja gloria' es un elogio. «Y siendo barítono duele un poquito menos», ríe Torres.

Reivindican el Auditorio de la Música para que el talento no surja «por generación espontánea»

Su timbre les ha llevado a hacer roles de personajes mayores y con frecuencia, los malos de la historia. Cuenta Álvarez que una vez en Bilbao, viendo una foto suya antigua, el tenor Aquiles Machado le dijo:«¿Ves? Tú has tenido la suerte de no cambiar mucho desde que eras joven porque ya eras un 'viejoven'». Se escuchan carcajadas al otro lado del teléfono. «Es lo que nos pasa a los barítonos. Somos gente que parecemos más mayores y más serio de lo que somos realmente», confirma.

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Un reparto con trayectoria y con peso andaluz, con la soprano sevillana Rocío Ignacio compartiendo el papel de Katiuska (tanto ella, como Arteta y Jorge de León, presente también en esta opereta, estarán en la Temporada Lírica del Cervantes). Porque hay mucho talento más allá de las clásicas cunas de la ópera. «Pero me gustaría que no fuera por generación espontánea, como hemos salido nosotros; que hubiera una escuela malagueña de canto, andaluza o incluso española. No existe una escuela española de canto en realidad», lamenta Carlos Álvarez. Ha sido el «esfuerzo personal», como apostilla Antonio Torres, lo que les ha permitido pisar los templos de la lírica.

Todavía hoy «hay que salir fuera de la ciudad para luego ser refrendado». Por eso, «si en algún momento tenemos ese Auditorio por el que estamos luchando y se consigue que sea el centro neurálgico de toda la actividad musical, las oportunidades van a ser mayores», reivindica Álvarez. Para el público y para los profesionales. «Málaga es una ciudad que quiere y ama la cultura. En otras vertientes artísticas y culturales, se ha demostrado que Málaga responde. Es una cuestión de pensar ahora también en la música», añade Torres.

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Ellos la seguirán llevando por el mundo. Carlos Álvarez tiene por delante un año plagado de citas 'históricas', desde su regreso al Cervantes con una ópera escenificada en mayo ('Otello') hasta su primera vez en la Ópera de Sidney en otoño de 2019 con un Mozart. Antonio Torres se consolida como «profesional multidisciplinar», como le llamó su paisano: lo mismo hace una opereta, que graba un disco en Lituania o dirige una zarzuela en Medellín. Si hace un mes estuvo en la ciudad colombiana con 'Luisa Fernanda', ahora volverá con 'La viuda alegre'. Ambos repetirán esta temporada en el Teatro de la Zarzuela, pero ya será cada uno por su lado.

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