Salvador Salas

Arturo Díez Boscovich, director de orquesta: «Antonio Banderas tiene tanto entusiasmo que es difícil decirle que no»

La batuta de la orquesta Larios Pop del Soho estrena el Espacio Sohrlin como sala de conciertos con un Beatles Sinfónico. La música pop es su «asignatura pendiente», pero si se lo pide el actor «va de rodillas a Lourdes»

Lunes, 11 de noviembre 2024, 00:25

No se quita las gafas de sol durante toda la entrevista a pesar de estar en el patio de butacas del Teatro del Soho CaixaBank. Anoche se acostó a las cinco de la mañana y tiene «mala cara», se excusa. Pero no se confundan, no ... estuvo de fiesta: llegó a casa después de dirigir a la orquesta en el musical 'Gypsy' durante tres horas y se puso a componer. Arturo Díez Boscovich vive por y para la música del Teatro del Soho CaixaBank y de proyectos personales que saca adelante en los pocos huecos que le quedan. Ahora asume otro reto: ponerse al frente de la Larios Pop del Soho en un Beatles Sinfónico que servirá de apertura al público del Espacio Sohrlin Andalucía, el nuevo refugio para la creación, la investigación y la formación impulsado por Banderas y Domingo Merlín en la zona de la Misericordia. Del 15 al 17 de noviembre, a las 19.00 horas, desde 30 euros. Admite que no es su grupo favorito, pero sí el de Antonio Banderas y, si él se lo pide, va «de rodillas a Lourdes».

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–Lleva ya varias semanas con la intensidad diaria de 'Gypsy', ¿cómo lo lleva?

–De momento bien, porque el musical todavía es una novedad. Aún no ha llegado uno a las 300 funciones, que ya empieza a pesar un poco (ríe).

–¿Consigue disfrutar del trabajo o le puede la presión?

–Yo sí disfruto del trabajo. Tengo que estar pendiente de ciertas cosas, pero disfruto. Si no, me dedicaría a otra cosa.

–Dirigir la orquesta en un musical requiere de una concentración mayor que en un recital al uso.

–Sí, además nosotros estamos allí arriba, ¿ves? (Y señala el segundo nivel del escenario). Estamos tapados todo el rato. Yo no veo directamente a los actores, los veo a través de un monitor que hay en mi atril, a mi derecha, y tengo que estar muy pendiente de unos retornos de audio. En ese sentido, eso es más complicado que en la ópera u otros espectáculos en los que tienes a los intérpretes de frente.

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–¿Son la parte invisible de un musical? No se les ve, pero son imprescindibles para el espectáculo.

–Sí, es cierto, y además aquí tenemos una orquesta enorme. Son 26 músicos más el director, para un musical es mucho. En 'Los Miserables', por ejemplo, eran 16 músicos solamente.

Concierto-espectáculo

«Es igual de difícil dirigir un Beatles Sinfónico que la Quinta Sinfonía de Mahler»

–¿Ha conseguido llegar al nivel que quería con la orquesta?

–Sí. Hemos trabajado muy duro y mucho tiempo, y la verdad es que la gente responde muy bien. Estoy muy contento con la orquesta, muchísimo.

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–Y, por si el musical fuera poco, en unos días dirigirá un Beatles Sinfónico en el Espacio Sohrlin Andalucía.

–Sí, es un concierto espectáculo que Antonio tiene pensado desde hace mucho tiempo, porque él es muy fan de los Beatles. Se trata de hacer versiones sinfónicas de los grandes éxitos del famoso grupo. Estarán las marionetas de Ángel Calvente y habrá proyecciones. Y quizás haya una sorpresa de Banderas.

–Es entonces una idea de Banderas a la que usted se lanza de cabeza.

–Ya se sabe: yo voy de rodillas a Lourdes desde aquí si hace falta y él me lo pide. Sí. Tiene tanto entusiasmo que es difícil decir que no.

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–¿Y tiene el mismo valor dirigir un Beatles Sinfónico que la 'Quinta Sinfonía' de Mahler?

–Es igual de difícil todo. Hay que estudiárselo igual, tienes que ponerte delante de la orquesta y trabajar lo mismo. Evidentemente, un Mahler es más denso en la textura musical y eso a veces conlleva que hay mayor dificultad para la orquesta, para los ejecutantes. Pero a la hora de abordar el trabajo es el mismo siempre, se haga lo que se haga.

–A lo mejor incluso para usted, conociéndole, es más difícil un Beatles que un Mozart.

–(Ríe) Hombre, Mozart lo conozco bastante más. Sí. Aunque de los Beatles también conozco muchas canciones, ¿eh? Conozco 'Michelle', 'Yesterday'... Pero no he sido yo un ultra fanático de los Beatles, nunca me he puesto con ellos. Es que la música pop para mí es una asignatura pendiente.

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–¡Y es la que está en todas partes!

–Para que tú veas. Pero no le he dedicado el tiempo que igual merece.

Música de cine

«Ya no hay temas principales ni melodías reconocibles, todo son atmósferas y ambientes. No me interesa, entonces haría música 'new age'»

–Ahora tiene que estudiarse las partituras de los Beatles. En lo suyo hay que estar estudiando constantemente.

–Siempre. Cada obra que haces tienes que estudiarla porque nunca la has dirigido. Incluso aunque la hayas hecho hace años, tienes que volver a retomar la partitura porque igual has cambiado de opinión en algunas cosas.

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–Esta propuesta está dirigida a otro tipo de público que quizás no va a ver a la Filarmónica…

–Pero igual debería, no está reñido una cosa con la otra. El público que va habitualmente a la Filarmónica podría disfrutar mucho de este concierto también. No hay que tener prejuicios.

–¿Los hay?

–Muchos. España es el prejuicio hecho país. Pasa también con los musicales. Ya Antonio lo ha comentado en alguna ocasión, que el musical en el mundo teatral español no está tan considerado como debiera. Es una cosa de locos. Yo creo que la gente lo asocia al ocio relacionado con los niños, por 'El Rey León' y ese tipo de musicales. El hecho de que se hicieran populares estos musicales antes que otros puede que haya influido en eso.

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–También hay quien piensa que lo comercial no tiene calidad.

–Esa es otra losa que pesa sobre nosotros. Pues bueno, Spielberg ha demostrado que no es así, ha sido un director muy comercial pero con una calidad artística inmensa.

–¿Y usted sigue componiendo?

–Sí.

–¿Cuándo?

–Cuando llego a mi casa después del show. Hoy me he acostado a las cinco de la madrugada, estoy haciendo la música para un cortometraje y voy atrasadísimo. Y compuse una obra para la presentación del Espacio Sohrlin, una pieza sinfónica de 19 minutos que se llama 'Sohrlinfonía'.

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–Entonces, ¿sigue aceptando encargos de música de cine?

–Sí, aunque no me guste mucho lo que se hace… Ni el cine ni la aproximación musical que se está haciendo al audiovisual. No me convence mucho. Lo veo todo igual, muy frío, no me llama la atención nada. Pero eso tiene que ver con el tema del celuloide. Desde que ya no se rueda ni se proyecta en 35mm, para mí el cine empezó a dejar de tener esa magia.

–¿A qué se refiere?

–El cine en 35mm es fotografía en movimiento, es una irrealidad fotografiada. Y lo digital es como si tú grabaras con el móvil. Se nota en los movimientos, en la luz… Lo digital no me dice nada.

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–¿Y qué pasa con la música?

–Van de la mano y en lo que se hace ahora no hay temas principales ni melodías reconocibles. Ya todo son como atmósferas, ambientes, y a mí esto no me interesa. Entonces haría música 'new age' o algo así.

–¿Y una ópera? ¿Volvería a aceptar el reto? El año pasado estrenó 'El Caballero de Olmedo'.

–Sí, yo empezaría hoy mismo. Si tuviera ya un encargo en firme, lo haría encantado. Algo se está fraguando, pero no hay nada cerrado todavía. Y, por cierto, 'El Caballero de Olmedo' se va a hacer aquí en versión de concierto.

–Entre sus proyectos y las exigencias de un musical, ahora llevará una vida monacal, ¿no?

–Bueno, yo ya hace años (ríe). Además, esto es como una secta, tú entras aquí y haces también los votos de castidad (ríe). Y con todo el amor del mundo, ¿eh? Aquí estamos todos siguiendo a Jesucristo de rodillas. Y estoy encantado, pero claro, hay que renunciar a ciertas cosas. Estoy muy centrado en el trabajo y como Antonio está las 24 horas del día fraguando cosas... Es una persona con una capacidad inventiva y energética que supera a cualquier ser humano. Parece un extraterrestre, de verdad. No porque sea nuestro líder y mentor (ríe).

–Ser un director de orquesta y dormir en su casa cada noche, es un privilegio.

–Totalmente, y es verdad que a lo mejor no se lo hemos agradecido a Antonio lo suficiente. Yo he hecho muchos musicales en Madrid y el otro día, viniendo hasta aquí andando desde mi casa para dirigir 'Gypsy', me parecía surrealista totalmente. Y eso solo se ha hecho posible gracias a él y a su proyecto. Es una cosa increíble. Gracias a su sueño y a su proyecto, estamos aquí en nuestra ciudad trabajando. ¿Que esto es como una comuna? Sí, pero estamos felices (ríe).

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–¿Y qué música escucha en casa?

–Últimamente escucho mucho a William Walton, un compositor inglés magnífico que no está reconocido lo suficiente.

–¿Y algo más contemporáneo? ¿Rosalía, por ejemplo?

–No, no. No tengo mucho tiempo, tengo que ser muy selectivo así que no voy a ponerme a Rosalía en lugar de a William Walton.

–Conoce bien al Coro de Ópera de Málaga, ¿qué le parece que el Teatro Cervantes prescinda de él?

–Me parece muy mal porque es un coro que ha tenido siempre un nivel excelente. A directores invitados y solistas les ha sorprendido que el coro no fuera profesional por la calidad artística tan alta que ha tenido siempre. La noticia me ha conmocionado. Las veces que yo les he dirigido han estado siempre a una gran altura. Me entristece mucho, para los coralistas ha tenido que ser algo terrible.

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