Antónimo, una década después de Fondo Flamenco: «Mi música parte de la anarco poesía de alcantarilla»

La historia de Antonio en la música comenzó hace ya 17 años cuando formó, junto a sus amigos Astola y Rafael, Fondo Flamenco, aquel grupo de tres jóvenes sevillanos que aún perdura en la banda sonora de muchas personas. Después de una década desde que se retiraron, el verano pasado el grupo recorrió el país en una gira de reencuentro y despedida llamada 'Última cita', que reconquistó a su público con sus grandes éxitos reversionados y tres nuevas canciones marcadas por su característico pop flamenco. «Fue una cosa muy bonita, bella y romántica porque nos reunimos unos amigos desde pequeños que seguimos siendo hermanos a día de hoy, aunque esto limitó nuestro tiempo para proyectos personales», asegura ahora Antónimo.

Siempre se ha atrevido con varios palos del flamenco, ya fuesen bulerías, tangos, fandangos y alegrías. Ahora, Antónimo suena a crooner lisérgico con un guiño a la Sevilla de fusión, donde combina la tradición y la transgresión. «Mi música parte también de la anarcopoesía de alcantarilla, así es como yo llamo a la poesía de los bajos fondos, de los suburbios y la naturalidad», asume el artista. Este concepto se debe a esos principios anárquicos del artista en solitario, haciendo las cosas casi por amor al arte. «Igual que respeto el flamenco, respeto mucho la poesía, yo no sé de códigos poéticos, yo suelto en la libreta lo que siento y de ahí sale mi parte más anárquica, de ese desorden de lo que yo simplemente expreso sin seguir un mecanismo de escritura», explica el cantautor, quien prefiere que sean otros los que llamen poesía a sus composiciones.

A la hora de componer, a Antónimo primero le suele venir un hilo musical a modo de tarareo y ya luego solo tiene que volar para ir construyendo poco a poco cada uno de sus temas. Cuando se sienta a escribir es porque tiene algo que expresar. Se considera una persona «excesivamente tímida» desde pequeño, por lo que encuentra en cada una de sus canciones una forma de soltar todo esto que tiene dentro, aunque a veces sea un arma de doble filo. «Siempre estás jugando con tus sentimientos, en cada concierto siempre hay canciones que te cuesta más trabajo cantar, es una especie de amor-odio porque a veces ayuda y otras vuelves a casa agotado después de enfrentarte a algunas letras», añade.

Al margen del flamenco, más propenso a escuchar música de los 70, Antónimo reconoce no estar muy al tanto de lo que se cuece en las escenas de su propia ciudad, sin embargo, mantiene a grupos como Triana como la base de su inspiración, además de mencionar a otros grupos surgidos en los últimos años en su ciudad natal como Pony Bravo o Califato 3/4. Esta gira, que hace parada este viernes en Málaga, es un repaso a sus dos últimos álbumes 'Extractos de Naturalia' y 'La Psicodelia de la Virgen del Patrocinio', publicado en 2022. Una colección de temas que dejan al oyente con la duda de: «¿Qué es lo que acabo de escuchar?». Para Antónimo, esa sensación por parte del público es algo que espera no perder nunca. «Estamos metidos en un mercado, pero es importante no perder esa raíz de la creación, tiene que tener es parte virgen sin toxicidad y eso tenemos que defenderlo con todo el amor de nuestra corazón», apunta el artista sevillano.

Para el cantautor, volver a Málaga, esta vez con una gira para cerrar esta etapa antes de embarcarse en su nuevo trabajo, siempre es un regalo. «Ha sido la ciudad donde más veces he tocado, siempre vuelvo con un sabor de boca maravilloso porque el público es súper cañero y respetuoso, se nota que viene a escuchar», confiesa Antónimo. La guitarra, la caja y el resto de instrumentos ya están preparados para acompañar al artista sobre las tablas del escenario.