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LaMari, anoche, en su concierto en el Castillo de Sohail.
Chambao, por el camino de las endorfinas

Chambao, por el camino de las endorfinas

LaMari contagia buen rollo en el castillo Sohail de Fuengirola ante un público entregado a su nuevo ‘yo’

Iván Gelibter

Domingo, 12 de junio 2016, 01:10

Trece años son los que han pasado desde aquel Endorfinas en la mente, pero la esencia de Chambao, a la práctica, es la misma. Si a eso uno le agrega un escenario como el Castillo de Sohail con sus cañones y sus cientos de años, y algo más de 1.500 personas deseando bailar y cantar, la fórmula está más que equilibrada. LaMari, el alfa y la omega del conjunto al que se puede definir como andaluz pero que hunde sus raíces más profundas en Málaga, decía hace unas semanas que había tenido una pérdida de identidad y una posterior recuperación de su yo, sin importarle el qué dirán. «Soy así y me acepto», apuntaba en la previa a la presentación del nuevo trabajo, Camino libre, que anoche proyectó sobre los muros más antiguos de Fuengirola.

Lejos de ser una frase manida y producto de márketing, el show tuvo momentos más que interesantes, especialmente por esa especie de virtuosismo callejero que siempre les ha caracterizado, y que vino dado, una vez más, por ese despliegue musical que regalan a un público que siempre se va conforme de sus conciertos; algo que ella sabe combinar con un sincero desparpajo acompasado con un estilo algo perroaflautado. Como prueba, un comodísimo vestido que llevaba bordado una gran letra M en la espalda.

Desde aquel «déjate llevar» perteneciente a Ahí estás tú que ponía la banda sonora uno de los mejores anuncios que se ha hecho de Andalucía en toda la historia de la publicidad, el sonido de la banda de Lamari sabe a aquello que se mostraba entonces; a un mar y a un terral que combina con esos muchachos de su barrio, de buen rollo y tumbados al sol. Aunque cumpla 40 años, Lamari no va a cambiarse a ella misma, ni lo hará con la música que representa; por suerte. El Camino libre que trajo es una continuación al relato que nos cuentan desde su génesis, y para mayor prueba su single homónimo: un flamenco chill eterno con letras más o menos comprometidas, pero siempre con un sentido y no como un relleno de lo melódico. «Cansado de este mundo normal, de seguir a los demás», pronunciaba la malagueña a golpe de timbal, que rimaba de maravilla con el cerveceo de un castillo entregado.

Grandes éxitos

Pese a ello, cuando un grupo tiene un recorrido como el que Chambao ha tenido, son sus grandes éxitos los que levantan al público. Además del omnipresente disco, Endorfinas en la mente cuyas Playas de Barbate siguen estando tan de actualidad como entonces, no faltaron las grandes canciones de Pokito a poko o de Caminando, la época más gloriosa de la formación. Al cierre de esta edición, con el concierto sin visos de acabarse de momento, Chambao llevaba más de hora y media encima de las tablas de un Sohail que un verano más amenaza con ser epicentro de una cultura musical y festivalera en la provincia que cada año suma nuevos éxitos. De momento, LaMari es la nueva señora del Castillo.

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