Regina Sotorrío
Viernes, 20 de marzo 2015, 00:58
Dice que todo pasó muy rápido, «en horas»: «No me gustaba mi vida y la cambié», admite Carlos Goñi. Y lo hizo a todos los niveles, en lo emocional y en lo profesional. 'Babilonia' es el disco del punto y aparte del líder de Revólver, el que surgió una vez que su «mundo más conocido explotase por los aires». Quizá por eso es uno de los más directos de su carrera, tanto en las letras como en el sonido. Rock en formato trío que sonará el sábado, 21 de mazo, en la Sala Eventualmusic.
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-¿Qué pasó ese día en el que decidió que todo tenía que cambiar?
Fecha. 21 de marzo.
Lugar. Sala Eventualmusic (calle Cuernavaca).
Entradas. 20 euros en
www.ticktackticket.com
.
-Podría decir que vi la luz, que salí del coma. (risas). O sencillamente que no me gustaba mi vida, y entonces la cambié. Lo que pasa es que la cambié en horas, y cambié el cien por cien y en 180 grados. Tienes que ser consciente de que cuando te sales de la zona de confort general, el suelo resbala. Pero está bien, porque eso te obliga a forzar más los músculos para mantener el equilibrio.
-¿Y está ya donde quería estar?
-No era tanto una cuestión de dónde quería estar como en dónde no quería estar. Soy un saco de dudas con patas, pero no quería estar como estaba. Y cambié todo lo que te puedes imaginar, todo el entorno, el profesional, el emocional. De repente te acuestas por la noche y dices: «Joder, la que ha liado el pollito» (risas). Pero a día de hoy estoy feliz.
La experiencia
-Asegura que este es el sonido que siempre ha buscado. No le ha sido fácil encontrarlo.
-No, digamos que ha tenido que pasar un tiempo. Es difícil y hay que pasar por una serie de fases. Ahora lo estoy disfrutando muchísimo.
-La experiencia es un grado...
-La experiencia te sirve para comparar, en eso es útil, pero no te dice qué va a pasar con tu siguiente disco. Lo cierto es que no soy muy fan de la experiencia. No suelo dar nada por hecho, por el simple hecho de que ya lo haya vivido.
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-Si mira atrás en su carrera, ¿ve cosas que no le han gustado?
-No, qué va. Mi carrera la asumo al cien por cien, porque en cada momento hice lo que creía que debía de hacer. Y hasta el día antes de que mi mundo más conocido explotase por los aires, yo estaba feliz.
-¡Ese día tuvo que pasar algo!
-Te aseguro que no me pasó absolutamente a nada.
-¿Echa de menos otros tiempos?
-Jamás, ni siquiera cuando vendía 600.000 copias de un disco. No, porque pienso que lo mejor siempre está por venir. Cada cambio en la vida de cualquier lo primero que genera es una pérdida, por narices. La diferencia está en asumir cuanto antes esa pérdida para empezar a disfrutar de lo que puedes ganar.
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-El rock siempre ha sido combativo. ¿Se está perdiendo eso?
-Yo siempre he mantenido una actitud bastante crítica con el poder. No tengo problemas con las ideologías, me da igual un partido que otro, menos los que son excluyentes, que no me gustan. Pero siempre voy a ser crítico con el poder, y por eso jamás me he suscrito a ningún partido político, ni lo haré.
-En este momento era inevitable hablar de corrupción en sus letras.
-Sí, pero yo no creo que todos los políticos sean unos corruptos, unos ladrones o unos mentirosos. Para nada. La corrupción está instalada en esta sociedad y en todos los estamentos. De la misma forma que hay políticos corruptos, hay carpinteros corruptos, músicos corruptos, mecánicos corruptos. La diferencia solo es la cantidad de ceros que hay a la derecha.
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-El título 'Babilonia' ya tiene un mensaje crítico.
-Era la prostituta de Oriente, todo el mundo podía llegar y aprovecharse de sus riquezas. Se llevaban todo lo que podían, la destrozaban y después llegaba otro y hacía exactamente lo mismo. Y un día viendo un telediario dije: «Joder, esto parece Babilonia».
-Porque está convencido que quien venga, también lo destrozará todo.
-Dentro de lo que venga, habrá alguien que querrá destrozar.
-¿Qué le parece Pablo Iglesias?
-A mí Podemos me parece absolutamente necesario para que los señores que ocupan las sillas en el Congreso se den cuenta de una vez que ahí no pone su nombre. Esas sillas no son de ellos, son tuyas y mías. Pero no creo que sean la solución de nada, porque la solución en este país habita en cada uno de nosotros. Somos nosotros los que tenemos que cambiar las cosas y no esperar que venga un partido a hacerlo.
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-Cree más en la revolución individual que en la colectiva.
-No he creído jamás en la revolución colectiva si no viene precedida de una individual. Si eso no ocurre, seguimos siendo un puto hatajo de ovejas que llega un tipo que tiene el cayado más largo y nos lleva por donde le sale de los cojones. Y no, así no arreglamos nada.
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