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Regina Sotorrío
Miércoles, 5 de noviembre 2014, 01:18
Son proyectos gestados en Málaga y liderados por nombres propios de casa, pero con una vocación que trasciende (y mucho) lo local. Los dos se han ganado un sitio en el Festival Internacional de Jazz de Málaga, cuentan entre sus filas con artistas de diversa procedencia; y preparan una gira que promete llevarles a importantes escenarios. Y, además, a los dos el traje del jazz se les empieza a quedar muy corto. Anoche Ernesto Aurignac lo demostró en el estreno de su álbum debut, UNO, ante un Teatro Cervantes abarrotado en la apertura del certamen malagueño. Una veintena de músicos dieron forma a unas partituras propias capaces de viajar por diferentes atmósferas musicales en minutos. El viernes (23.30 horas, 15 euros) recogerá el testigo José Carra con la presentación de su segundo trabajo, El camino.
Explica sobre el escenario, emocionado y agradecido, que aunque sean muchos sobre las tablas... todos son UNO, como se titula su disco debut. «Nadie destaca por encima del otro», afirma Aurignac. En un estudiado, premeditado y ordenado caos, los instrumentos se suceden, se solapan, se complementan y se replican para construir juntos melodías y mundos musicales inclasificables. Se oyen de fondo sonidos de olas de mar, entra el arpa, se suman los metales, toca el piano, la batería, todos juntos... y nace Ain Soph Aur, uno de los 11 temas del álbum de los que anoche dio buena cuenta la Ernesto Aurignac Orchestra.
Unas son piezas enérgicas que transportan al ambiente de un club, otras podrían ser la épica banda sonora de una película y las hay que parecen la perfecta música de fondo para una buena cena. Aurignac arma canciones dentro de canciones, con cambios de ritmos y cadencias que hacen que una composición se pasee por distintos estilos. De base está su formación clásica, su afición por el flamenco, su gusto por músicas como el blues y, por su puesto, su alma jazz. El (free) jazz es el engranaje que lo mueve todo. Para empezar, a muchos de los «amigos y músicos preferidos» que ayer le respaldaban. «Yaún no han cobrado», ironiza. Entre ellos estaban sus «maestros» el saxofonista Perico Sambeat y el guitarrista Jaume Llombart, los primeros en romper el hielo con los solos. Para el final reservó al gran Carles Benavent, que se despachó a gusto nada más salir con un espectacular solo al bajo. Era el anticipo de uno de los temas más singulares y bellos del disco UNO, Samadhi. Aurignac se encargó de darle su espacio a cada uno, la mayoría nombres habituales de la escena jazz de Málaga. El trompetista Julián Sánchez, el saxofonista Enrique Oliver, el flautista Tete Leal, el percusionista Carlos Cortés o el contrabajista Dee Jay Foster...
Próximo estreno
Las notas al piano las ponía el malagueño José Carra. Cuando acabó la noche, empezó de nuevo el trabajo para él: ultimar los detalles de su propia presentación el viernes. El músico y compositor da un giro a su sonido en El camino, donde el trío del primer álbum crece hasta convertirse en un sexteto acompañado por una orquesta de cuerda. Once pistas de creación propia que se mueven en un perfecto equilibrio entre la música popular, la clásica, el toque flamenco y, por supuesto, el jazz; siempre con espacios abiertos a la improvisación. «Cada vez me gustan menos las limitaciones de géneros musicales, hago lo que siento en el momento. La música se puede vestir de mil maneras, intento pensar en melodías antes de pensar siquiera en los instrumentos», explica el pianista, que grabó el disco entre Granada y los estudios malagueños de Antonio Romero, coproductor del álbum.
Han sido dos años de dedicación entre clases de piano, viajes por el mundo y conciertos con las diferentes formaciones en las que participa. Hasta 60 ha ofrecido en poco más de un año con la banda hispano-lusa The Wild Bunch. El batería João Lopes, el contrabajista Romeu Tristão y el saxofonista malagueñoEnrique Oliver, miembros de esa agrupación, le acompañan también ahora en El camino.
El color y la calidez que aportan las cuerdas aumentan el aire melancólico que desprenden las composiciones del malagueño. Son canciones de las que conmueven y tocan la fibra sensible de quien las escucha. «Nunca me había pasado eso de recibir mensajes de gente que no conozco y que me cuentan que les ha emocionado el tema hasta llorar. Eso me pone muy contento», admite. Carra echará a andar El camino en el Cervantes, orgulloso de formar parte de una programación de jazz que cuenta con varios compañeros de casa. «Parece que se apuesta por gente de Málaga porque sale más rentable, siempre tenemos la cosa de que somos menos que alguien de fuera. Pero no es cierto, aquí hay músicos muy buenos que triunfan a nivel internacional», defiende. Anoche quedó muy claro.
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