El malagueño José Andrés Fernández gana el concurso Michal Spisak

El malagueño José Andrés Fernández Camacho empezó a tocar el clarinete por casualidad. Cuando sus padres le animaron a aprender música, la primera opción era piano. Pero cuando echó la preinscripción para el Grado Elemental en un colegio de Málaga ya no quedaban plazas. Fue su madre la que le inscribió en clarinete. Con solo diez años él no sabía ni lo que era aquello. «Me han dicho que es como la flauta dulce que tocas en el colegio, pero con más llaves y de color negro», le explicó su madre. Nadie imaginaba que lo que empezó por puro azar le llevaría a sus 26 años a ganar el primer premio del prestigioso certamen internacional Michal Spisak, celebrado esta semana en Polonia.

El joven músico, vecino de la barriada del Cónsul en Málaga capital, se ha alzado con el premio especial a la mejor interpretación de la obra de estreno mundial Rapsodie Romance, del compositor polaco Jan Hawel; y con el galardón especial al mejor solista en la fase final del concurso. El premio fue además otorgado por unanimidad por parte de los miembros de la orquesta filarmónica de Zabzepag. No es el primer galardón que consigue. El año pasado se alzó con el primer premio de la Muestra de Jóvenes Intérpretes MálagaCrea y también con un concurso nacional en Suiza, donde estudia. Fernández explica que su sueño es poder dedicarse profesionalmente a la música como concertista o en una orquesta de cámara. Aunque sabe que no es un camino fácil.

Fernández Camacho se formó en los conservatorios Manuel Carra y Martín Tenllado de la capital malagueña durante sus años en el Grado Profesional. Después dio el salto a Sevilla, donde hizo el Grado Superior con el profesor Javier Trigos García como mentor. Tuvo que marcharse de su casa muy pronto porque quiso estudiar con uno de los maestros más reputados de clarinete a nivel andaluz. Finalizado el Grado Superior, ha tenido que marcharse al extranjero para continuar su formación a cientos de kilómetros de casa. «En Europa el músico tiene más oportunidades y está mejor valorado que en España; marcharme a Basilea, en Suiza, a estudiar con el profesor François Benda ha supuesto abrir un mundo de posibilidades, algo que desgraciadamente es aún muy difícil en nuestro país», señala. Fernández acaba de terminar un máster en intérprete musical y está cursando otro de intérprete solista.

Pero el trabajo de un músico no se acaba con las clases. José Andrés explica que dedica más de seis horas diarias al ensayo en casa para poder estar a la altura e ir mejorando. De hecho, prepararse para presentarse al concurso que ha ganado en Polonia ha supuesto perderse las vacaciones de verano y poder venir a Málaga a ver a los suyos.

Este premio, explica, es la mejor recompensa para todo ese esfuerzo, y se lo dedica a su familia, que siempre le ha prestado su apoyo. «Yo no he tenido prestaciones de ningún tipo, solo la que yo llamo beca papá-mamá, que son los que han hecho filigranas para ayudarme a alcanzar mis metas», dice. De hecho, comenta, aunque al principio sus padres apenas conocían nada del mundo de la música clásica, han ido aprendiendo con él y su hermano menor que toca el saxofón y ahora son auténticos melómanos. El premio en Polonia le abre un nuevo camino en el mundo de la música para aspirar a un contrato en alguna orquesta. Por ahora, este premio supone un nuevo compás para una partitura brillante.