David Bisbal y la sociología

El cantante almeriense reúne a más de 8.000 personas en el Martín Carpena en la presentación de su último disco, 'Tú y yo'

isabel bellido

Sábado, 2 de agosto 2014, 12:54

Un Déjà vu. En 2002, con Corazón latino, su primer disco, David Bisbal ya conseguía que las colas para sus conciertos rodearan los estadios. Por aquel entonces, el almeriense más internacional andaba recién salido de Operación Triunfo. La primera edición, tremendamente exitosa en cuanto a audiencia, se convirtió en un aval para cada uno de los concursantes, pues todos ellos grabaron un disco casi inmediatamente después. Pero el de David Bisbal alcanzó el número uno en su primera semana de debut, batiendo el récord de ventas de entonces. Y, por qué no decirlo, superando a su amistoso rival por entonces, David Bustamante.

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Seis álbumes después y tras muchísimos éxitos más, anoche Bisbal cantaba Ave María sin que le temblara el pulso. Aunque ahora sus rizos son más cortos que en aquel inolvidable (por mítico, anecdótico o por lo que sea) videoclip grabado en la almeriense Playa de Monsul, nada más ha cambiado, excepto que ayer no siguió la clásica coreografía en esa canción. Pero sus temas, que tratan en su mayoría sobre el amor, siguen la misma línea.

Así, David Bisbal se mostró completamente entregado a un público de más de 8.000 personas, entre las que había varios clubs de fans, incluso uno italiano. Algunas llevaban más de un día acampadas en el Martín Carpena. El almeriense recorría el escenario de un lado a otro, saltaba, bailaba por momentos (y los gritos se tornaban más fuertes), cerraba los ojos. Hizo su espectáculo gracias a un enorme aparato de producción: las luces se reflejaban en todo el Martín Carpena y las pantallas proyectaban a veces, entre canción y canción, fragmentos del mediometraje de su último disco, Tú y yo, en el que comparte escenas románticas con la actriz María Valverde.

Así, David Bisbal conjugó temas de su último disco con auténticos 'hits' de los anteriores. Muchos de éstos los interpretó con la melodía levemente modificada, por su acompañamiento musical: un bajo, dos guitarras, una percusión y una batería. Hacían que el pop latino sonase un poco más eléctrico y lento. Comenzó con Tú y yo, siguió con 24 horas, Quién me iba a decir, Quiero perderme en tu cuerpo. Y hasta Lloraré las penas (en la que se atrevió, incluso, a rapear) y Esclavo de tus besos. Se tocaba el corazón y señalaba al público mientras cantaba Mi estrella de cine, y fue igual en Si aún te quieres quedar.

Tras un ¡Te quiero Málaga! se apagaron las luces, pero los miles de seguidores del almeriense ya sabían que eso formaba parte del show. Volvió a salir, claro, para cantar las potentes Al-Ándalus, Torre de Babel, Mi princesa y, por fin, una de las más esperadas: Diez mil maneras, primer single de su último trabajo.

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Cuestión de gustos musicales, razones mediáticas o incluso sociológicas. Sea lo que sea, es difícil recordar otro concierto (reciente, al menos) en que el Martín Carpena estuviese tan asombrosamente lleno de gente que, seguramente, comparta varios patrones sociales. Uno es seguro: su pasión por David Bisbal

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