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José María Luna y José Lebrero, en el interior del Centre Pompidou Málaga. Ñito Salas
Museos para un mundo mutante

Museos para un mundo mutante

El Picasso y el Pompidou promueven un congreso internacional sobre el papel de los centros artísticos

Sábado, 21 de septiembre 2019, 00:23

Los cambios que hace unas décadas llevaban meses, incluso años, ahora se suceden casi de un día para otro. Esa velocidad también se va instalando en el funcionamiento de las instituciones culturales, si bien es cierto que el compromiso de actualización permanente va por barrios. Y con ese horizonte cambiante como telón de fondo, el Museo Picasso Málaga (MPM) y el Centre Pompidou Málaga promueven la próxima semana un ambicioso congreso internacional donde especialistas venidos de diversos países debatirán sobre el presente y el futuro de estas entidades.

La ocasión brinda la excusa para la cita con los directores del MPM, José Lebrero, y de la agencia municipal que gestiona el Centre Pompidou Málaga, José María Luna. Ambos trazan la hoja de ruta del encuentro titulado 'Museos europeos, mutaciones y migraciones', iniciativa de la Embajada de Francia en España, dentro de la temporada del Institut Français de España bajo el lema 'Nosotros, Europa'.

«Lo que puede y debe hacer el museo es replantearse cosas. No estamos hablando solamente del concepto de migración como el movimiento forzoso de personas, sino que estamos hablando también desde el punto vista conceptual, de mixtificación. En este sentido, lo que tiene que hacer un museo vivo es replantearse la situación e intentar adaptarse«, lanza Luna a modo de preámbulo.

Toma el testigo Lebrero para tirar de ese hilo y añadir: «Un concepto importante es el de mutación. Si pensamos cómo se ha transformado esta ciudad en los últimos 20 años, eso indica que la sociedad cambia y los museos creo que también están mutando. ¿Qué hacer, cómo responder a eso? Esas preguntas son las que motivan a estas instituciones a ser sede de este encuentro para escuchar y reflexionar y quizá darnos cuenta de que estamos cambiando maneras de hacer sin siquiera ser conscientes de ello«.

Lebrero pone como ejemplo la fecha de caducidad prevista para un artículo como las audioguías, que después de un puñado de años en las salas de los museos ya casi han quedado anticuadas. O la necesidad de los centros artísticos de buscar un espacio nuevo y propio en la creciente industria turística.

«Estas instituciones son receptoras de turistas, claro que sí, pero la misma noción de turismo está cambiando. ¿Pueden ser algo más que receptoras de turistas zombis, de personas que se desplazan sin tener mucha conciencia de dónde van? Pues sí. Desde lo que se muestra en el Centre Pompidou (arte de muchos lugares) hasta lo que nosotros mostramos: la obra de un artista que emigró. Todo eso da pie para reflexionar sobre muchas cosas«, ofrece Lebrero sobre el encuentro previsto los días 25 y 26 en el auditorio del Museo Picasso Málaga.

Hacer pensar

Al fin y al cabo, la primera vocación del congreso es «hacer pensar», en palabras de Luna. «Queremos reflexionar con nuestro público local y con nuestro público migrante», indice Luna, para quien también «están mutando los usos que la gente hace de la cultura». Además, el director de la agencia municipal que gestiona la filial del Pompidou reivindica la llegada del encuentro internacional a la ciudad.

«Es una cuestión de oportunidad, porque el Pompidou de París reflexionó sobre estas cuestiones hace un tiempo, la Consejera Cultural de la Embajada está trabajando en eso, pero esto no hubiera llegado a Málaga si en la ciudad no existieran estas dos instituciones», defiende Luna antes de rematar: «Sin todo esto que ha pasado, esta oportunidad no hubiera sucedido en Málaga».

Lebrero sigue para poner el acento en la necesidad de los museos de atender a las «voces múltiples« que suenan en la sociedad contemporánea: »Es difícil, claro. ¿Se pueden incluir incluso las voces antagonistas a lo que representa el museo?, ¿hay modo de integrarlas sin que colapse la identidad del propio museo? Hacer más porosa a este tipo de institución parece posible«.

Y junto con todo lo que queda por hacer, tampoco está de más analizar yo la conseguido. Cierra Lebrero: «También es prioritario analizar esta normalidad de lo bueno, la normalidad de que estas instituciones vayan bien. ¿Se puede burocratizar ese ir bien? Creo que no y para que no se burocratice necesitamos esa chispa. Sabemos qué es lo que va bien y lo que falta, pero creo que es importante recordar que no le va mal a estas instituciones«. Porque también hay cambios a mejor.

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