Una supuesta obra falsificada del Museo Carmen Thyssen Málaga seguirá colgada tras no llegar a juicio

Esta polémica ha durado una década. Fue entonces cuando se comenzó a poner en duda la autoría de una de las obras colgadas en el Museo Carmen Thyssen. Se trataba de 'Marina' (1884), una pieza que no pasaba desapercibida. Ni por su gran tamaño -dos metros de altura- ni por su crepuscular escenario portuario con la presunta firma del malagueño Emilio Ocón y Rivas. El óleo reproduce una imagen norteña, muy diferente a sus luminosos óleos andaluces, y llamó la atención de la baronesa Carmen Thyssen que adquirió la obra en 1994 en la casa de subastas Ansorena para su colección de pintura decimonónica española. El cuadro fue uno de los que pasó a integrar los fondos cedidos por la mecenas al museo que lleva su nombre en la capital malagueña, donde se exhibe hoy día junto a otros tres 'ocones'. Este jueves estaba señalado el juicio por la autoría de esta obra, pero en un giro de guion la parte demandante desistió de su reclamación.

El juzgado de Instrucción nº 2 de Fuengirola fue este jueves el escenario de esta disputa que ha enfrentado al abogado y coleccionista Antonio Castillo con el Museo Carmen Thyssen, tras la demanda presentada en 2019. Antes de comenzar la vista, la jueza instó a las partes a un acuerdo y a que esta disputa se lleve a ámbitos académicos y científicos. Una invitación que aceptó el demandante que, después de litigar varios años, desistió de su reclamación para que la obra sea atribuida a Adolfo Ocón, en lugar de su tío, Emilio Ocón, que es el que figura como autor en el catálogo de la pinacoteca. Un cambio de última hora con el objetivo de «desjudicializar el debate y que se discuta en otro foro», admitió Castillo a SUR.

Por su parte, el abogado del museo, Andrés Reina, del despacho Montero Aramburu, recalcó a SUR que no se ha llegado a ningún tipo de acuerdo y que han aceptado el desistimiento del demandante al comienzo de la vista oral, por lo que cada parte asume sus gastos y costas del procedimiento. Por tanto, la obra seguirá colgada en las salas de la colección permanente del Museo Carmen Thyssen bajo la autoría de Emilio Ocón.

Con la renuncia a celebrar el juicio, el fondo de la cuestión de la autoría sobre cuál de los dos Ocón, el maestro o el discípulo, es el autor del cuadro no ha llegado a discutirse y sigue abierto el debate. De esta forma, «el museo sigue manteniendo que es de Emilio Ocón, aunque sabemos que la firma fue retocada en su momento», admitió a SUR la directora artística del Museo Carmen Thyssen, Lourdes Moreno, sobre la confusión señalada por expertos y peritos que, desde 2015, habían puesto en duda la autoría del pintor malagueño ya que, bajo la 'E' de la firma de Emilio Ocón se podía ver otra letra, una 'A', que se había intentando ocultar y que era igual que la firma de otros cuadros de Adolfo Ocón, sobrino del artista y también pintor. Esta era la tesis defendida en su demanda por el abogado y coleccionista Antonio Castillo, que finalmente ha retirado.

Aunque la firma está «retocada», reconoce el propio museo, Moreno explicó que «sin ser categóricos, a día de hoy hay más razones para que la obra sea de Emilio que de Adolfo». Así, ha enumerado que 'Marina' (1884) es el producto de un «maestro más que de un aprendiz como era su sobrino, que jamás participó en un concurso de la época» y, según ha revelado el estudio radiológico, «la forma de pintar coincide con otra tela de Emilio Ocón que se encuentra en el MUPAM (Museo del Patrimonio Municipal), 'Crepúsculo en el puerto de Málaga' (1878)«. El gran formato es otro de los indicios que apunta al autor atribuido, indicó la experta, que también aseguró que llama la atención que ambas firmas fueron puestas después de aplicar el barniz, «por lo que estamos ante una obra auténtica y no se puede hablar de falsificación».

No obstante, la directora artística del Museo Carmen Thyssen afirmó que «en arte no se puede ser categórico» y abrió la puerta a la discusión científica sobre la autoría de 'Marina', por lo que «si en el futuro obtenemos pruebas contundentes de que el cuadro es de Adolfo Ocón, no tenemos nada en contra en reconocerlo, pero con los datos que tenemos en este momento es más coherente adjudicar la obra a Emilio Ocón por su excelente factura».

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