A ambos les apasionaban las vanguardias. Se conocieron en Alemania bajo la complicidad de la Bauhaus y la pasión conjunta por la cámara. Y cambiarion los inestables aires de Europa por los buenos aires de la Argentina de los 30 para revolucionar el arte y ... la fotografía con sus respectivas miradas. Horacio Coppola y Greta Stern son los protagonistas de la exposición 'Fervor de Buenos Aires', la muestra con título de Borges que desde este lunes une por primera vez en España a esta pareja de artistas. El Museo Carmen Thyssen es el escenario del reencuentro del tándem que introdujo la modernidad en la fotografía rioplantense con la nueva forma de mirar el retrato arquitectónico y de la ciudad de la que el artista argentino extrae su perfil más europeo y cosmopolita, y de experimentar con el fotomontaje y convertirlo en elemento de pensamiento y denuncia por parte de la autora germana.
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La capacidad hipnotizadora del blanco y negro atrapa nada más entrar en la sala que exhibe la amplísima selección de 125 fotografías de Horacio Coppola. El fotógrafo busca detalles, sombras, volúmenes, luces y, sobre todo, líneas que siempre encuentran la goemetría para fijar sobre papel esa imagen arrebatadora y esplendorosa de un Buenos Aires universal en plena expansión urbanística. De hecho, buena parte de la colección de imágenes, que proceden de los fotos de la Fundación Telefónica, fueron realizadas para el cuarto aniversario de la fundación de la ciudad -1536- y son una crónica urbanísima en la que se reconoce la Avenida Corrientes, la plaza de Mayo, la calle Florida, el puerto o el barrio de Palermo, unos escenarios bulliciosos que, por la noche, se llenan de neones que anuncian teatro, ópera y cines, donde proyectan, como no, 'Tiempos modernos' de Charles Chaplin.
Atención especial dedica Coppola al Obelisco, símbolo hoy de la nación argentina -y de los éxitos messifutbolísticos-, cuyo papel en la transformación de Buenos Aires y del propio país ya intuye y retrata el propio fotógrafo con una colección de imágenes que muestra la creación del espacio de la plaza de la República con Corrientes. El monumento de 68 metros de altura se convierte en un elemento emblemático de esta fotografía «geometrizante, que retrata la ciudad vertical y moderna frente a la tradicional horizontalidad», ha señalado en la presentación de este lunes la directora artística del Museo Carmen Thyssen, Lourdes Moreno, que ha estado acompañada del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y los representantes de los patrocinadores y colaboradores de la exposición, como Fundación Telefónica, La Caixa, Fundación La Caixa y Soho Hoteles.
Esa modernidad en la mirada de Coppola hace que estas imágenes de la inconfundible Buenos Aires muestren también su perfil más europeo y globalizador, convirtiéndose así el autor en el cronista indispensable de su ciudad y su tiempo como Brassaï hizo con París, Rutmann con Berlín o Stieglitz con Nueva York. De hecho, las imágenes argentinas están precedidas de la etapa del artista hispanoamericano en la Bauhaus alemana, en la que entrena su mirada urbanita retratando la vieja Europa, desde Viena a Budapest, pasando por Londres o Berlín. Y homenajeando al arte, en fotomontajes en los que juega a la fotografía cubista con dedicatorias a Pablo Picasso y Juan Gris.
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Pero si hablamos de fotomontajes, la gran protagonista de la exposición es la argentina de adopción Greta Stern, que llegó a Buenos Aires por amor (a Coppola), aunque su obra se independizó de su compañero incluso antes de su divorcio en los cuarenta. En esta muestra se exhiben 25 piezas procedentes de la colección del IVAM valenciano que muestran la colaboración de la fotógrafa con la sección de psicoanálisis de la revista 'Idilio' (1948-51).
Unas imágenes que muestran a una «perfeccionista», como asegura Lourdes Moreno, y también a una autora comprometida con el feminismo y la denuncia del machismo. Así, la mujer se convierte en el elemento principal de sus obras, ya sea encerrada en una botella en la que ella es el mensaje, empequeñecida en lo alto de una larga escalera o con su cuerpo convertido en pie de una lámpara. Imágenes cargadas de simbología que sorprenden por su actualidad pese a tener más de siete décadas. «Sus fotomontajes tienen hoy una sensación de modernidad», ha resaltado la directora artística del Museo Carmen Thyssen, que mantendrá esta ventana a aquel Buenos Aires hasta el próximo mes de septiembre.
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