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Portadas y páginas de periódicos de 1973 obtenidas en los archivos de diario SUR y del Museo Casa Natal Picasso
Así murió Picasso en Málaga
50 aniversario de la muerte

Así murió Picasso en Málaga

El dolor en su tierra natal se unió a la frustración por haber «llegado tarde» y no haber sido capaz de recuperar en vida a su hijo más universal

Domingo, 2 de abril 2023, 00:34

Falleció a media mañana del 8 de abril, un domingo soleado en Málaga; no así en Mougins (Francia), donde el cielo amenazaba lluvia. Pasarían varias horas antes de que la noticia llegara a la ciudad: una agencia internacional, United Press, contactó por la tarde con Manuel Blasco, su primo malagueño, para conocer sus primeras impresiones. Y así lo supo: Picasso, aunque lo pareciera, no era inmortal. «Después se supo en toda Málaga gracias a los servicios informativos de Radio Nacional de España, y es difícil que haya alguien que lo ignore a estas alturas», se leía al día siguiente en un periódico de hace ahora cincuenta años.

El «Adiós mundial a Picasso» encabeza la portada del martes 10 de abril de SUR. Los lunes, día después de la muerte, no había edición.

Aquel día Picasso murió también en Málaga, pero de una manera muy diferente a como lo hizo en el resto del mundo. Mientras ciudades como Barcelona y países como Francia lloraban al genio y sacaban pecho de su estrecha relación con el artista, el dolor se sumaba aquí a la rabia y la frustración por no haber llegado a tiempo, por no haber sabido recuperar el vínculo natural con el paisano más universal. «Málaga romperá ahora fronteras para acercarse al espíritu de su genio, porque la muerte abrirá los caminos que tantas veces la vida no es capaz de abrir», concluía el premonitorio editorial publicado en SUR el martes 10 de abril (los lunes no había edición).

Reacciones en 1973

«Málaga no reconocía la genialidad de Picasso hasta que todo el mundo la pregonó. Pienso y creo que él también lo entendía así: ya era tarde»

Alfonso Canales

Poeta

Antes de que lo hiciera cualquier autoridad local, el pueblo fue el primero en reaccionar al shock: dos gestos anónimos de un gran valor simbólico conmovieron a la prensa nacional. Según escribe 'ABC', al poco de conocerse su muerte, un crespón negro apareció junto a la «sencilla lápida» del edificio de la plaza de la Merced que señalaba su casa natal, una vivienda que en ese momento aún era de propiedad privada. Y alguien, continúa el rotativo, colocó un ramo de rosas «sobre la vitrina que guarda la mejor reliquia del Museo de Bellas Artes de Málaga», dibujos de niñez del artista y una pintura con dedicatoria al maestro que más le influyó, Antonio Muñoz Degrain. Dos emotivos detalles que hacían valer el elemento diferencial de Málaga frente a cualquier otro lugar del planeta: Picasso nació y se crió aquí, y eso era lo único que no le podía arrebatar nadie nunca a la ciudad. Y casi lo único que podía alegar.

Un «malagueño inmortal», titula el 'Sol de España', que hace un gran despliegue en páginas interiores.

Para entender el cruce de sentimientos que en Málaga provoca el adiós al pintor, conviene hacer un poco de contexto. Cuatro años antes, cuando se acerca el 90 cumpleaños de Picasso, en Málaga se aceleran los movimientos para llamar la atención de un genio ya mundialmente respetado apelando a sus recuerdos de infancia. Nadie habla ya de ideologías. El historiador José Manuel Moreno Moreno los recoge en 'La recuperación progresiva. Málaga a Picasso (1953-1973)'. A grosso modo: en 1969 se inaugura la Galería Picasso en la Plaza del Teatro, el recién creado Ateneo le dedica sus actos inaugurales, la revista 'Litoral' edita un número especial y el Museo de Bellas Artes adquiere uno de sus dibujos de adolescencia. En la escena cultural malagueña cunde la sensación de que Málaga «necesita recuperar a Picasso y pronto». Desde la Academia de San Telmo y el Ateneo se empieza a reclamar, entre otras cosas, un museo en la plaza de la Merced.

Reacciones en 1973

«En mi época de alcalde le escribí tres cartas. Y no me contestó a ninguna. Pero hubiera seguido insistiendo»

José Luis Estrada

Presidente de la Real Academia de San Telmo

En 1971, coincidiendo ya con su nonagésimo cumpleaños, el Consistorio recoge el guante y aprueba una serie de reconocimientos encaminados a saldar la deuda con su hijo más universal. Nacen así las Becas Picasso para artistas malagueños, se decide llamar Jardines Picasso a una nueva zona verde proyectada en la Aurora donde iría un monumento del pintor realizado por Ortiz Berrocal y comienzan tímidamente las gestiones para adquirir la casa donde nació.

La 'Hoja del lunes' se hace eco de las primeras reacciones en Málaga en forma de telegramas.

En esa batería de medidas se recoge además que el Ayuntamiento hará llegar a Picasso a modo de regalo un cuadro de su padre, José Ruiz Blasco, que se conservaba en Málaga. Se trataba de 'El palomar', la pieza que ahora se exhibe en su Casa Natal. Y este es uno de los episodios más desconocidos y también más desconcertantes de la relación entre Málaga y Picasso. Según publica 'La Tarde', el Consistorio mandó la pintura a Mougins, pero la pieza fue devuelta a Málaga por la oficina de Correos francesa «ya que Picasso no se dignó enviar un propio que lo recogiera»: «Pese a que Picasso se ha dedicado a buscar afanosamente las obras de su padre, principalmente las de las palomas».

Reacciones en 1973

«Pensábamos que Picasso no iba a morir nunca. Es como si nos hubieran dicho que había muerto Velázquez. Todos los pintores de este tiempo tenemos algo de él»

Enrique Brinkman

Pintor

En SUR, el alcalde Cayetano Utrera suaviza lo ocurrido y exculpa al pintor: «Cuando Picasso cumplió sus noventa años, el Ayuntamiento adquirió el único cuadro que existía pintado por el padre del artista. Tomamos el cuadro y lo mandamos a Mougins, concretamente, a su alcalde, con el fin de que lo hiciera llegar al pintor (...). A estas gestiones recientes no recibimos contestación. Más aún, creo que mi colega de Mougins no ha tenido todavía oportunidad de entregar el citado cuadro a la familia Picasso. Creo que tuvo inconvenientes para ser recibido en la casa del pintor».

La muerte del «malagueño universal» compartía portada en 'La Tarde' con un homenaje a falangistas caídos en Alcubierre en 1937.

Picasso no reacciona públicamente a los llamamientos de Málaga. Demasiado tarde. «Y yo, ¿qué tengo allí?», le diría unos años antes de morir a su primo Manuel Blasco cuando este le animó a volver a esa Málaga de la que llevaban horas hablando durante su reencuentro en Francia (una cita recogida por Guillermo Jiménez Smerdou para 'Ideal'). Y no le faltaba razón: nada le ataba aquí. Hacía más de 20 años que Barcelona hacía lo imposible por cuidar las relaciones afectivas e institucionales con él; y el Museo Picasso inaugurado en los años 60 fue la recompensa.

Reacciones en 1973

«A esta hora de la muerte todo se olvida y se perdona. Málaga y Picasso se han unido definitivamente en esta hora triste»

Félix Revello de Toro

Pintor

Lo más cerca que en ese momento está Picasso de Málaga –más allá de los contactos personales que mantiene con algunos malagueños como Juan Temboury– es cuando su hija Paloma visita la ciudad en 1971 para conocer la tierra de su padre y recoger una medalla que le entrega el Ateneo. «¿Crees que tu padre vendrá a Málaga?», le pregunta el periodista de SUR. Y ella responde con sinceridad: «Yo creo que no. Hace cuarenta años expresó su opinión sobre su venida a España y la mantiene». Añade, no obstante, que su padre «se siente español y malagueño». «No hablaba en castellano. Hablaba y se expresaba en malagueño», afirmaría también Manuel Blasco.

'La Tarde' analiza los «extraños vaivenes» en la relación entre Picasso y su ciudad natal: «Quizá, porque no se entendió su particular sentido de la cordialidad».

Dos años después de esos intentos a la desesperada por conectar con el pintor, y con prácticamente todo lo prometido aún pendiente, Picasso fallece. «Y Málaga asiste entre triste y atónita a la muerte en la distancia de su hijo más ilustre», escribe José Manuel Moreno Moreno. Los periódicos locales abren a toda página con la noticia. «Ha muerto Picasso», titulaba 'La Hoja del Lunes', con dos subtítulos: «Dolorosa sorpresa en todo el mundo» y «Telegramas de pésame de Málaga a Mougins». El impactante deceso compartía primera página con el 2-1 del Málaga contra el Zaragoza, el éxito de Mocedades en Eurovisión y las últimas novedades de la guerra de Vietnam. «Picasso, la muerte del malagueño universal», se lee en 'La Tarde', una expresión de orgullo que contrasta –por la diferencia ideológica entre ambos– con el otro tema destacado en portada: la conmemoración de «la gesta de Alcubierre» donde «murieron los sesenta falangistas que la defendían». «Falleció un genio: Pablo Picasso, malagueño inmortal», publica 'Sol de España' junto con la foto del pregón de Semana Santa pronunciado por el ministro de Trabajo, Licinio de la Fuente. «Adiós mundial a Picasso», escribe SUR en una abigarrada portada en la que se mezclan el incendio del Gran Hotel de Mondariz con la guerra de Vietnam, la Semana Santa y la visita del ministro López Bravo a Washington.

Reacciones en 1973

«Creo que Málaga se acordó tarde de Picasso, pues pensó en él cuando ya era un genio. Y es probable que hubiera resultado prudente haberse acordado antes»

Manuel Blasco

Pintor y primo segundo de Picasso

Y tras la información, los análisis. «Juzgar a Picasso ahora con la óptica de su dicotomía con Málaga sería minimizarnos y minimizarle. Detenernos en el tratamiento que ha dado a la tierra donde nació supondría ignorar el valor de los genios y caer en chauvinismos inadmisibles que deformarían el juicio certero. Picasso se le escapó a Málaga, a España y a Francia porque su espíritu universalista le llevó a ello (...) Estamos seguros que no hubo falta de entendimiento entre Málaga y Picasso. Hubo, eso sí, dos fuerzas del mismo signo, soberbias e intransigentes, que chocaban», decía el editorial de SUR.

El alcalde del momento, su primo malagueño y numerosos gestores y artistas expresaron su pésame en la prensa, como en esta página de SUR.

«Durante muchos años, la historia de las relaciones Málaga-Picasso ha sido un tanto extraña… Quizá porque Málaga no ha comprendido a Picasso; quizá porque él no acertó a comprender o no quiso comprender a la tierra en la que vino al mundo. Ahora se hablará mucho de deudas contraídas, de deudas no pagadas… Y será lógico, perfectamente natural, porque la deuda existe», reflexionaba Francisco Jiménez Bueno en 'La Tarde'. Al día siguiente, el periodista endurecía el tono y lamentaba la inacción del gobierno local: dos días después de la muerte de Picasso, solo se había comunicado la voluntad de acelerar los trámites para la compra de la casa de la Merced. «A mí modesta manera de ver las cosas, ya una comitiva municipal, presidida por el alcalde o por un representante suyo, tenía que haberse puesto en camino hacia la Costa Azul para asistir, de alguna manera, al sepelio de Pablo Ruiz Picasso. Aun cuando se corriera el riesgo de que no le hicieran un sitio adecuado… ¿Es que otra vez vamos a llegar tarde? Si Dios no lo remedia, pienso que sí».

El diario 'Ya', editado en Madrid, publica el 10 de abril un duro titular: 'Picasso no fue profeta en su tierra malagueña'.

También la prensa nacional se hizo eco de estos vaivenes con duros titulares como este del periódico 'Ya': «Picasso no fue profeta en su tierra malagueña». Y añadía: «Varias veces se intentó una reconciliación con el pintor, pero ya era tarde. Se le envió desde Málaga un cuadro sobre palomas pintado por su padre, pero Picasso lo remitió a vuelta de correo. Solamente lloró cuando unos jóvenes malagueños le llevaron tierra del parque de la Merced, donde el pintor había jugado de niño». Es un resumen esquemático, y por tanto incompleto y también exagerado, pero refleja la imagen de 'madrastra' que se adjudicó a Málaga.

Reacciones en 1973

«Allí, en la Costa Azul, se olvidaba de Francia y parecía que diariamente continuaba paseando por la Alameda de Málaga»

Antonio Gallego Morell

Rector de la Universidad de Málaga

En el terreno institucional, fue la Universidad de Málaga la primera entidad en hacer justicia con el genio. Ese mismo 8 de abril, el rector Antonio Gallego Morell anunció en la prensa que la nueva institución llevaría en su escudo la «universal paloma de Picasso». No era un homenaje espontáneo: al día siguiente de su toma de posesión –explicó– ya le escribió una carta comunicándole su decisión. «Tengo la pena de que el maestro Pablo Picasso no hubiese podido tener en sus manos la primera carta que le hubiera llegado desde Málaga con el membrete de la Universidad de Málaga. Y en él, la paloma», se lamentaba en 'La tarde'. La noticia se reprodujo en todos los medios nacionales.

'ABC' recoge uno de los homenajes que más repercusión tuvo en la prensa nacional: «La Universidad malagueña incluirá en su escudo una paloma de Picasso».

El pésame del mundo cultural y artístico malagueño fue unánime. En SUR, 'Sol de España' y 'La Tarde', las alabanzas a la genialidad del paisano se mezclaban con un sentir común: Málaga no estuvo a la altura. Rafael León, en 'Sol de España', convirtió esas emociones en poesía:

«Pero, ¿quién ha dicho que Picasso ha muerto? Ese rumor corría ya por Altamira. Y discutieron la cosa, en la Villa y Corte, Rubens y Velázquez. Y se habló de ello en nuestra plaza de la Merced, allá por el 1881. Y volvió a propalar en La Coruña, en Barcelona, en París… Y ha vuelto a repetirse en esta hora. Ocurrirá siempre así, mientras quede un hombre con el temor de que ello ocurra. Un hijo de Málaga, eso es cierto, acaba de ser inscrito en el registro de defunciones. Ello solo afecta a la estadística; afecta al luto de quienes deban o quieran llevárselo. Ojalá que a ese malagueño no le falte, al volver a la tierra, un puñado de cariño de su ciudad. Pero Picasso, ¡cómo va a morir!»

Y no lo hizo, no del todo. En Málaga resucitó ese mismo día.

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