Guillermo Navarro
Premio Málaga de Teatro

Miguel Rellán: «El teatro lo mido mucho, en el cine ni miro el guion. ¿Me lo pagan bien? Lo hago»

«¿Cuándo ha pasado esto? ¿Desde cuándo soy un veterano?», se pregunta el actor de 79 años, que este abril recibe el Premio Málaga de Teatro del festival

Domingo, 8 de enero 2023, 23:26

Tras escuchar su argumentación, no queda más que concluir que Miguel Rellán es un joven de 79 años. «Está más claro que el agua», apostilla. ... Por eso, le sorprende que en estos últimos tiempos le lluevan premios a toda una vida. Le sucedió en el Festival de Málaga y le volverá a ocurrir dentro de unos meses en el 40 Festival de Teatro. «¿Cuándo ha pasado esto? ¿Desde cuándo soy un veterano?», se pregunta. Lo admita o no, es ya un histórico de la interpretación, uno de los rostros imprescindibles del cine, la televisión y el teatro español. Con 'Retorno al hogar', la versión de Daniel Veronese de la obra del premiado británico Harold Pinter, Miguel Rellán regresa a las tablas del Cervantes (29 de abril) para actuar y también –una vez más– para recoger un galardón.

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–Últimamente, cada vez que viene a Málaga se lleva premio: La Biznaga Ciudad del Paraíso en el cine y ahora el Premio Málaga de Teatro.

–Estoy un poco desconcertado. Empiezan a ser reconocimientos a toda una trayectoria, a toda una vida. ¡Pero si estoy empezando! ¿Cómo que a toda una vida? ¿Cuándo ha pasado esto? ¿Desde cuándo soy un veterano?

–A ver, en 2023 le caen 80 años.

–Sí, pero no lo reconozco. Siempre le preguntaba a mi madre: '¿seguro que yo nací en el 43?' Como además no tengo hijos, no tengo ese barómetro. Y además estoy muy bien, voy al gimnasio y salgo a correr con una camiseta que pone 'I love New York'. Eso de los 80 años no lo entiendo. También esto ha cambiado. Se ha prolongado la niñez, la juventud y la madurez.

–Pero ese número, ¿impone?

–Es que no soy consciente de mi edad. Hay gente que siempre ha sido mayor, tengo amigos que siempre han sido unos señores con corbata. Eso depende del espíritu que se tenga. Pero es que además tampoco lo parezco.

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–Hace nada ha terminado el rodaje de la segunda temporada de 'Sentimos las molestias', un retrato de la vejez poco frecuente en este mundo de jóvenes.

–Se supone que quienes ven las series y las películas son solamente los jóvenes. Y eso es una estupidez y radicalmente incierto. Tendrían que venir los sociólogos para estudiar por qué hay tan pocas series y películas protagonizadas por gente madura o mayor. Por qué el héroe tiene que ser joven y guapo.

–Habla de personas maduras y mayores, ¿la palabra 'viejo' no le gusta?

–Mi padre era médico y, cuando yo veía su orla, parecía un señor de 40 años y tenía solo 22. El concepto de viejo se ha quedado para esa gente que da el bajón, que ya anda despacito. Los que antes se decían abuelos. ¡Pero es que ahora abuelo es Mick Jagger!

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–Usted es un joven de 79 años, me queda claro.

–Está más claro que el agua.

–Incluso cuando le toca ser protagonista, va de secundario. Cuando recibió la Biznaga del Festival de Málaga, tenía pudor y no quería monopolizar la rueda de prensa. ¿Le cuesta el halago?

–Sí, porque no me lo acabo de creer. Lo agradezco, pero no sé… Nunca me han gustado los photocalls y las alfombras rojas.

–Y nunca le ha importado ser secundario en el cine.

–Yo me considero un actor. Unas veces hago el protagonista y otras veces un secundario. Unas veces salgo un momentito y otras hago un monólogo de una hora yo solo en el escenario. Lo de ser protagonista se pasa. En cuanto llega una más guapa y uno más cachas, a freír espárragos. Yo tengo una lista de cadáveres exquisitos que se iban a comer el mundo… ¡bueno!

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«Lo de ser protagonista se pasa. En cuanto llega una más guapa y uno más cachas, a freír espárragos»

–Pero algunos se resisten. En el festival de cine, el director Jota Linares desveló que hasta tres actores le dijeron que no hacían de consorte de una mujer en su película 'Las niñas de cristal'.

–¿Cómo? Merecía la pena que dieran los nombres de esos imbéciles. ¿Cómo se puede decir eso? Hay una cantidad de idiotas en este mundo… Ahora como en el cine meten cada día a más 'influencers' y 'youtubers', la gente del equipo técnico me cuenta cada cosa… No son actores, son otra cosa.

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–Ya lo dijo Fiorella Faltoyano en un tuit, que antes de contratar miraban los seguidores que uno tenía en las redes sociales. Mal vamos si se mide así la calidad.

–Pero, ¿quién tiene la culpa de eso? Clarísimamente, el público. ¿A que no hay ningún jugador de fútbol que juegue en el Real Madrid porque tenga más seguidores? Juega el que juega bien, porque la gente entiende de fútbol y van a pedir la dimisión del entrenador. Pero de esto no entienden. Cuando aplauden a un señor que no es actor, las productoras dicen 'yo quiero a este porque gano dinero'.

–En el teatro es muy selectivo, ¿Por qué 'Retorno al hogar'?

–Me llamó la productora, que es amiga mía, y me dijo '¿Quieres hacer 'Retorno al hogar' de Harold Pinter con Daniel Veronese?' ¿A quién hay que matar? (ríe) Hay cosas en las que uno se mete sin mirar. Harold Pinter es un Premio Nobel, y es la tercera o cuarta vez que trabajo con Veronese. En cine o televisión, no: me lo pagan, voy y me vuelvo. Pero el teatro lo mido mucho y me gustan sobre todo los retos. Eso es lo atractivo.

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«El teatro es lo que me gusta, pero dinero no se gana, por eso lleno la nevera con las series y las películas»

–¿Cómo se explica que cuide tanto el teatro y no el cine?

–¡Está muy claro! El cine es el arte del director, mi trabajo lo terminan en la moviola. El cine es tontería, salvo algunas películas. Es mentira y lo hace cualquiera, está chupao. Antes por lo menos era celuloide y la película era cara. Te decían: 'Miguelito, por lo que más quiera, hazlo a la primera que no tenemos más película'. Ahora meten la tarjetita y un plano y otro y otro… La mayoría de las películas yo no las elijo, me llaman y las hago sin mirar. Mi representante sabe que yo ni miro el guion. Para qué. ¿Me lo pagan bien? Lo hago. ¿No me lo pagan? No lo hago. Lo único que he llevado a rajatabla es que yo hago de fascista en una película revolucionaria pero no de revolucionario en una película fascista. El teatro es lo que me gusta, pero dinero no se gana, por eso lleno la nevera con series y películas.

–Echando un vistazo rápido por su Twitter se le nota cabreado con la situación del país, con la sanidad (se manifestó en Madrid) y la crispación política.

–Es para estar cabreado. Vamos para atrás como los cangrejos. Pero estamos en lo mismo, la culpa la tiene el público. Vamos a dejar de meternos con los políticos, que no vienen de Marte, que los elegimos nosotros. Hay tres cosas fundamentales que faltan en este país: educación, educación y educación. Poco antes de la pandemia entré en el CIS para ver las preocupaciones de los españoles en los últimos diez años, y nunca figura la educación. Si a los ciudadanos no nos importa, a los políticos tampoco.

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–Usted también es público. Las culpas hay que repartirlas.

–Naturalmente, y acepto mi cuota de responsabilidad. Incluso desde el escenario, eligiendo los textos. Hago lo que puedo. Eso es lo que quiero que pongan en mi tumba: 'Hice lo que pude'.

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