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«Puede sonar presuntuoso, pero no, es realista. Yo he descubierto la fórmula de la creación», sentenció Michelangelo Pistoletto. Le avalan seis décadas de dedicación ... al arte, innumerables exposiciones por medio mundo, trece Bienales de Venecia y varios reconocimientos. Con ese bagaje a sus espaldas, el artista italiano puede garantizar que todo se rige bajo la siguiente norma: 'Uno y uno igual a tres'. Una regla que le da título a la gran retrospectiva de Michelangelo Pistoletto (Biella, Italia 1933) que expone el CAC Málaga hasta el 5 de diciembre.
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Y el primer golpe de efecto de la muestra llega nada más cruzar las puertas. Una venus de tres metros de alto recibe al visitante de espaldas. No se le ve el rostro, está oculto tras cuatro metros de harapos, de prendas desechadas por la sociedad del consumo. En este caso es ropa, pero bien podrían ser los miles de «plásticos que tiramos al mar». El símbolo máximo y eterno de la belleza se opone aquí a la fealdad de los residuos y lo efímero del usar y tirar. Dos extremos que provocan en quien lo ve la necesidad de crear un tercer elemento, el 'Tercer paraíso' le llaman: el equilibrio, la sostenibilidad. Se cumple la fórmula: la unión de uno y de otro, genera un tercero.
La idea fuerza (y su simbología) se repite a lo largo de toda la exposición, un recorrido por 60 años de trayectoria que explican la evolución artística e intelectual del italiano. Un autorretrato de un joven Michelangelo Pistoletto en 1960 es el punto de partida. Ahí está el inicio de esa búsqueda de sí mismo, de conocerse él y lo que le rodea, saber «quién soy y por qué soy». Su imagen está pintada sobre un fondo de plata, con una textura brillante en la que se intuye el reflejo del espectador. Una técnica que con el tiempo derivó en el uso de los espejos como lienzos.
Los cuadros espejo son los grandes protagonistas de la muestra. «Una reproducción verdadera de lo que es la realidad, de todo lo que existe. Y no solamente existe en este momento, sino siempre y está en constante cambio. Es una dimensión fenomenológica del tiempo», argumenta Pistoletto. La serie 'White Walls' lo ejemplifica a la perfección. Comienza con un enorme espejo dividido en dos. En el siguiente paso, los paneles se doblan ligeramente reflejándose uno en el otro dando lugar a un tercer espejo. Recuerden: 'Uno y uno igual a tres'. En las siguientes obras, el ángulo se va estrechando. «Y cuanto más cerramos los espejos, más se multiplican estos. Hasta que llegamos al último elemento con el espejo cerrado, ahí desaparece la existencia». La obra, dice, ofrece una «posibilidad de entender el Big Bang»: de la nada se pasa al todo, y del todo a la nada. Es «una acción artística que corresponde al movimiento del universo».
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Y Michelangelo Pistoletto recurre una vez más a su fórmula: el todo y la nada (uno y uno), y en el centro «el funcionamiento de las cosas». «Todo funciona así. Dos elementos crean un tercero, el tercero se une a otro y crea el siguiente... Sucede en química, en física, en electrónica, en la mente humana», reflexiona.
El corazón de la exposición lo ocupa una gran instalación, 'Porte Uffizi', que representa de manera espacial la filosofía de Cittadellarte, el laboratorio artístico y la Fundación que lleva su nombre. Su objetivo es llevar el arte a todos los sectores de la sociedad y defiende la interconexión que existe entre ellos. Por eso, desde la puerta de la economía se abre otra a la política, de ahí a la espiritualidad, al derecho, al arte, al deporte… y de vuelta a la economía. Cada espacio está representado por una pieza, algunas adaptadas al lugar como la 'Sfera di giornali', recubierta de periódicos locales de Málaga de hace apenas unos días.
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Pero Pistoletto invita a otras muchas reflexiones. En 'Solidarity', una serigrafía sobre acero inoxidable pulido muestra a varias personas cogidas de la mano en fila. En la serie 'Smartphone - giovane donna 6 movimenti A-F', la serigrafía es de una mujer adoptando diferentes posturas con su móvil, como representación de la incomunicación asociada a las nuevas tecnologías. También entra de lleno en la religión, con tres piezas que colocan frente al espejo objetos emblema del cristianismo (un reclinatorio), el islam (una alfombra) y el budismo (un Buda) haciendo que sea cada individuo quien se juzgue a sí mismo frente a su reflejo.
Como señala Fernando Francés, comisario de la muestra, Pistoletto presenta el «arte como una salida para tener un día un mundo mejor». Interconectado, sostenible… y con diálogo. Paradigmática es la pieza 'Love Difference-Mar Mediterráneo', una mesa espejo con forma de mar rodeada por sillas adquiridas en los diferentes estados mediterráneos, países condenados a entenderse pese a las diferencias.
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El artista italiano «toca la fibra sensible». No solo aporta un pensamiento, también «conmueve». Francés resalta el valor de un artista conceptual que a partir «de lo pobre», de elementos como trapos, es capaz de llegar a un «aspecto muy sublime, muy noble, como es una idea salvadora del mundo». Francés presentó la exposición junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Y, sentado entre uno y otro, entre la sociedad civil y la política, Pistoletto confesó sentirse como ese «tercer elemento» del que tanto habla su obra.
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