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CRISTINA PINTO
Sábado, 8 de enero 2022, 21:45
Se levantaba el telón en esta 39 edición del Festival de Teatro de Málaga cuando la ciudad apenas había terminado de comer. La hora del ... café podía ser un buen momento para sentarse en el Teatro Cervantes y disfrutar del inicio de este festival de la capital de la Costa del Sol. Las agujas del reloj apenas habían marcado las cinco de la tarde y el teatro se quedaba a oscuras. Aunque pronto estaría lleno de luz. La visita de Mayumana, grupo de percusión y danza nacido en Israel, se encargaría de dar la nota y la luz a Málaga durante la tarde del sábado con dos pases de 'Currents': uno a las 17.00 y otro a las 20.00 horas. Aunque también tienen ruido para hoy domingo 9 de enero a eso de las siete de la tarde en el Cervantes.
Un solo foco, una sola persona en el escenario y una sola guitarra eléctrica. Primeras notas, primeros ritmos. Unos segundos después llegan las luces de la ciudad, los rascacielos, los semáforos y, con ellos, los artistas: Tayl-Jade Bedser, Rotem Rachel Hirsch, Itamar Dari, Omri Fis, Adi Shalev, Amit Magnezi, May Alfi y Omer Lavi. Y la música de Boaz Berman y Dan Keenan. Un elenco reconocido mundialmente por sus combinaciones de danza, percusión, efectos electrónicos e iluminación. Y eso fue lo que empezaron a hacer en el Cervantes.
Cinco contenedores verdes marcaban el inicio del espectáculo. Luces fluorescentes y ritmos fuertes y marcados acompañaron a esta primera escena de 'Currents', que está inspirado en la histórica disputa de Thomas Alva Edison y Nikola Tesla en la famosa 'batalla de las corrientes' de finales del siglo XIX. Pues sí que hubo una batalla de corrientes en el Teatro Cervantes durante la tarde del sábado.
Saltos, baile, acrobacias, incluso 'beatbox', esa percusión que llega desde la boca del ser humano. Sonidos limpios y precisos y mucha coordinación en el escenario. Además de luz y de color, como diría Marisol en 'Tómbola'. El juego sobre las tablas del Cervantes es constante. Incluso entra en escena el agua, que aporta un nuevo sonido al espectáculo y arranca con la interacción del público. Intercambios de sonido con el patio de butacas, que seguía las instrucciones y contestaba con palmas, frotándose las manos o chasquidos de dedos.
En esa parte del espectáculo, con mímica y música, el público conectaba directo con los artistas. Llegaban a entonar «na, na, na, na, na, na» y entre las voces del patio de butacas y plateas se escuchaba alguna que otra risa de niños. Los más pequeños se lo estaban pasando en grande. Y también los mayores, que en la parte del 'beatbox' entre el público no dudaron en afinar más o menos para atreverse con el micrófono a cantar. «A mí es que me da vergüenza», decía una de las mujeres de la primera fila. «Uo, uo, uo», se atrevía uno de los últimos en participar en este juego durante el show.
Cubos, vasos, sartenes, aletas, recipientes... Cualquier objeto era adecuado para que los ocho artistas de Mayumana crearan su espectáculo de la forma más original. Movimientos llenos de creatividad y coordinación que acompañaba a los pasos en forma de coreografías. Sobre el escenario eran como una tribu, la tribu de Mayumana que ponía el ritmo con energía fluorescente.
Hubo guiños del grupo israelí a esa Málaga que visitan durante todo el fin de semana. Simularon una escena de la mesa de un bar y, el camarero, con un delantal con comida 'typical spanish', les preguntaba qué querían de comer. «Patatas fritas, boquerón, jamón», repetían una y otra vez hasta convertirlo en canción.
El Cervantes había sido una fiesta durante la hora y media del espectáculo y, para terminar, se creó la fusión total de lo que Mayumana ofrece sobre el escenario. Percusión y baile en un ritmo imparable. Se colocaban todos en la primera fila para ir despidiéndose. Pero no se iban. El público se unía a la fiesta de nuevo con los «na, na, na» y las palmas crecían cada vez más. Sonaba de fondo la música disco 'Played-A-Live' de Safri Duo y todo se vino arriba. Pero tocaba decir adiós. Bueno, hasta luego, porque a las ocho de la tarde volvieron de nuevo al Cervantes. Y la tarde del domingo también llega cargadita de ritmo fluorescente con Mayumana.
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