Cómo matar a Lobezno

Uno de ellos fue Brian K. Vaughan, conocido en el noveno arte por sus brillantes aportaciones, como son 'Y, el último hombre' o 'Ex Machina' entre otras. En 2008, el guionista ideó junto al dibujante argentino Eduardo Risso ('100 Balas') una de esas joyas del cómic que todo el mundo debe leer al menos una vez. Se trataba de una miniserie, 'Logan', que con solo tres números prometía mostrar al mundo el momento en el que Lobezno alcanzaba su madurez. «He sido muchas cosas en muchos lugares: Un crío enfermizo llamado James Howlett, una máquina de matar denominada Arma-X, un 'héroe' conocido como Lobezno, pero aquí… aquí es donde me convertí en hombre». Esta frase, que sirve como presentación a la historia, se convierte en el punto de partida para que el lector acompañe a Logan en su viaje a Japón, donde se reencontrará con un mal que ha permanecido latente en las inmediaciones de Nagasaki. Un lugar donde el conocido miembro de la Patrulla-X perdió también su corazón, de forma literal y figurada.

Pero, como reza el título de este texto, el cómic sirve para poner fin a la clásica pregunta: ¿Puede morir Lobezno? No es la primera vez que se enfrenta a la muerte de forma directa, de hecho, tiene otra miniserie que se llama directamente así, pero sí que puede ser una de las ocasiones donde más se profundiza en su ser y se pone a prueba el debate que ha prevalecido entre los lectores. Sea como sea, el cómic 'Lobezno: Logan', que Panini ha publicado de forma reciente, es un tomo que rebosa calidad en cada página. La historia, bien hilada y pensada, no deja espacio a hechos vacuos, y el dibujo oscuro de Risso invita a adentrarse en los sentimientos del personaje, que siempre han sido bastante sombríos. ¿El motivo? Se puede hallar entre las viñetas de este relato. Una novela gráfica de gran calado que invita a su relectura.

Todos los vampiros no son iguales. El guionista Jean Dufaux y el dibujante Enrico Marini son los encargados de contar una historia ambientada en la Nueva York actual. Los chupasangre se han ido poco a poco adueñando del mundo a cambio de perder parte de su esencia. Han preferido inmiscuirse en todo tipo de negocios y clases sociales mientras lidian con los humanos incluso de día. Pero eso está a punto de cambiar. Una serie de crímenes donde las víctimas siempre aparecen con una aguja clavada en un quiste tras su oreja sirve como inicio para una trama cargada de contenido erótico. Vampiros contra vampiros.

Su anunció levantó ampollas. Un supuesto grupo terrorista intergaláctico le cortaba el cuello a Kyle Rayner, uno de los White Lanterns. Lo hacía ante las cámaras, simulando una de las tantas imágenes desagradables que se han mostrado en alguna ocasión en televisión. Pero más allá de ese punto anecdótico, que no pasa de las primeras páginas, la obra que firman Tom King y Barnaby Bagenda es un relato intergaláctico de corte dramático, dirigido al público adulto. Los Omega Men se rebelan contra la opresión de La Ciudadela en un cómic donde se profundiza en que muchas veces, las cosas no son lo que parecen.

Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López fueron los tres periodistas secuestrados en 2015 en Alepo (Siria) por la organización terrorista Al-Nusra, asociada a AlQaeda. Pasaron casi un año sin saber qué iba a ser de ellos. Ahora, Sara Soler adapta bajo el título 'En la oscuridad' el relato biográfico que Antonio Pampliega escribió sobre el suceso. Un cómic periodístico en el que la autora, con un estilo minimalista y un trazo claro, cuenta cómo fueron esos meses de cautiverio. Desde que les traicionaron hasta que regresaron a casa. En su parte final se incluye además una entrevista a Soler y Pampliega.

Lo tenía difícil. La sombra del Conan de Marvel era extensa. Thomas y Buscema, con permiso de Windsor-Smith, habían calado hondo en la mente de los lectores durante años. Por ello, cuando se anunció que la editorial Dark Horse publicaría la etapa de Bêlit con el guionista Brian Wood, muchos lo rechazaron de antemano. Pero no fue un mal cómic. Carece de la sorpresa original y del apego que durante años los fans le habían tomado al personaje, pero consigue dar un estilo actual a un cómic que la nostalgia mantiene en auge. Una reinvención funcional para cualquier primerizo que quiera adentrarse en la Era Hiboria.

Marv Wolfman es sinónimo de calidad. Si al dibujante se le une alguien con suficiente potencial como Christopher Priest, el resultado solo puede ser una obra más que interesante. Y así ocurre. Damian, el joven al que Batman no puede repudiar por llevar su sangre, tal vez no sea hijo de quien creíamos. Una carta con unas supuestas pruebas pondrán en tela de juicio al progenitor, que ahora podría cambiar de bando, y ser el mismísimo Deathstroke. Los dos personajes, el caballero de Gotham y el señor del crimen, se enfrentan en esta historia por la paternidad de un hijo que ninguno pensaba que tenía.