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Al entrar en la sala, la oscuridad recibe al visitante de forma brusca. De fondo suenan tambores acompañados de sonidos metálicos y cánticos tribales. Cuando las pupilas se adaptan a la penumbra, comienzan a materializarse grandes esculturas de madera con gestos forzados y rostros ... alargados. Dos soldados, una oveja, un dodo de proporciones reales y un antílope de largos cuernos custodian el acceso de Ututombo, una exposición que se ha instalado en la sede del Rectorado de la Universidad de Málaga y que permitirá recorrer el arte africano hasta el dos de julio.
Este jueves se ha inaugurado la muestra, comisariada por Salvador Haro, que lleva «muchos años» trabajando con el propietario de las obras de arte, «que de momento prefiere permanecer en el anonimato». Haro ha señalado que el misterioso mecenas lleva «toda la vida» recabando piezas singulares, tratando de adentrarse en muchas zonas en las que los occidentales «no buscan». El comisario ha estado acompañado de la vicerrectora de Cultura y Deporte de la UMA, Tecla Lumbreras, que ha destacado la oportunidad que supone para los malagueños conocer la faceta artística del continente africano. La exposición reune 177 obras, que datan desde el siglo III d. C. al siglo XIX y XX.
La labor principal de Haro ha estado en documentar y seleccionar, dentro de las «más de 2.000 piezas» que posee el coleccionista anónimo, para que la exposición sea completa y permita hacer un recorrido por los aspectos artísticos de las distintas civilizaciones de África, especialmente de la zona occidental del continente, desde el actual Congo hasta lo que hoy se conoce como Senegal y Mauritania. Haro ha explicado que esta zona ha sido islamizada, por lo que la mayoría de las obras han perdido su valor, motivo por el cual no son grandes conocidas. Además, en la época colonial, «los cristianos solían quemarlas por ser paganas», aunque realmente no suelen rendir culto a los dioses, sino a funciones concretas de las civilizaciones.
Muchas de las piezas de arte son rituales, es decir, «cumplen una función». Varias de las máscaras, como las de antílope, se utilizaban para celebrar el nacimiento de la agricultura. Otras piezas, como un gran poncho que cuelga de la pared, cargado de objetos tallados en madera, forman parte de procesos ancestrales como el vudú y actos tribales para conectar con los antepasados o el otro mundo. La mayoría de las piezas expuestas cumplen con el aspecto dinámico y activo con los que invocar a la fertilidad, a la abundancia en las cosechas o para conseguir suerte en la batalla.
La palabra que nombra la exposición, 'Utotombo', nace de un estudio que se hizo para encontrar los términos africanos con los que designar el concepto europeo de 'arte'. «Ellos no consideran obras de arte a este tipo de piezas, para ellos cumplen con una función». Así, la palabra 'utotombo' es la más próxima, que en el el idioma de las tribus que poblaban lo que ahora es Angola, significa «hecho con cariño y mesura».
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