El historiador Mario Amorós en el Instituto de Estudios Portuarios de Málaga. Migue Fernández
Mario Amorós, historiador y periodista, biógrafo de Salvador Allende

«La conspiración contra Allende se inició al día siguiente de su victoria»

El especialista en la historia de Chile recala en Málaga y explica el fuerte impacto que provocó el golpe de Pinochet que aún resuena 50 años después

Lunes, 2 de octubre 2023, 00:09

Mario Amorós (Alicante, 1973) es historiador y periodista y cuenta con una producción bibliográfica abultada con un foco especial en Chile, país en el que goza de gran reconocimiento y sobre el que comenzó a investigar en los noventa. Entonces fue cuando descubrió la figura ... de Salvador Allende cuya relevancia sintetiza así: en el 50º aniversario del golpe de Estado que acabó con su mandato y con su vida y que se conmemoró el pasado 11 de septiembre ha habido múltiples actos de recuerdo en España; no hay caso igual, no hay otro presidente extranjero al que se homenajee así. Amorós visitó Málaga invitado por Izquierda Unida para presentar 'Salvador Allende. Biografía política, semblanza humana' (Capitán Swing) y 'La vida es eterna' (Ediciones B), sobre el cantautor Víctor Jara.

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–¿En qué consistía esa 'vía chilena al socialismo' de Allende?

–Salvador Allende gana las elecciones el 4 de septiembre de 1970 como candidato de Unidad Popular, una coalición de socialistas y comunistas. Era la primera vez que un candidato marxista y con un programa revolucionario se convertía en presidente. Lo hizo además con el apoyo de la Democracia Cristiana, dirigida por su sector más progresista. En el mundo se hablaba de la vía chilena al socialismo, una segunda forma de transitar de una sociedad capitalista a una socialista: hasta entonces, siempre que la izquierda marxista había conquistado el poder, lo había hecho con las armas. El de Allende era un camino nuevo y así lo plantea en su discurso ante el Congreso el 21 de mayo de 1971: un camino al socialismo en democracia, pluralismo y libertad.

–Allende tuvo veinte años para construir su propuesta. Ahora los proyectos caducan cada año.

–Hoy vivimos en el mundo de la velocidad; los proyectos son muy inmediatistas. Allende fue el candidato de la izquierda chilena veinte años, desde que fue nominado por primera vez en 1951, hasta la victoria de 1970. Fue algo singular en la Guerra Fría: en ningún otro lugar socialistas y comunistas durante veinte años fueron unidos a las elecciones con un programa y un candidato. Hoy sería impensable algo así; a la segunda derrota quedaría apartado.

–¿Qué mimbres favorecieron esa alianza y esa victoria inéditas?

–Allende planteó en los años cuarenta que la izquierda podía llegar a la presidencia de Chile si iba unida a las elecciones. Y empezó un largo proceso de unidad. Influyó su inteligencia política y la generosidad de otros partidos que lo apoyaron porque creían que era la mejor opción para que la izquierda disputara la presidencia.

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Un shock global

«Cuando asume un Gobierno la izquierda, siempre una de las referencias es Allende»

–La caída del Muro de Berlín fue un trauma para la izquierda. Pero antes cayó Allende.

–El golpe fue sentido como propio por la izquierda europea y la latinoamericana. A partir de ahí, Enrico Berlinguer –dirigente del Partido Comunista Italiano– publica la serie de artículos 'Las lecciones de Chile', donde plantea la alianza con la Democracia Cristiana en el llamado 'Compromiso Histórico', una de las bases del Eurocomunismo. Había grandes esperanzas en que la vía chilena al socialismo abría un camino para superar el capitalismo dentro de un marco de democracia representativa, pluripartidismo, libertad de prensa y respeto a los derechos humanos. Se está viendo en la conmemoración de los cincuenta años cuando uno se encuentra con militantes jóvenes de los setenta, que son ahora veteranos. Para ellos fue una herida que quedó en su memoria y para la izquierda de hoy, el recuerdo de Allende es una referencia importante. Prevalecen sus grandes transformaciones: la reforma agraria, la nacionalización de las minas de cobre y de los monopolios industriales y sobre todo el movimiento cultural. Cuando asume un Gobierno la izquierda, siempre una de las referencias es el Ejecutivo de Allende.

Mario Amorós, en un momento de la presentación de sus dos libros sobre Salvador Allende y Víctor Jara. Migue Fernández

–¿Por esa posibilidad de que las izquierdas se miraran en el espejo chileno comenzó la conspiración tan pronto?

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–La conspiración contra Allende empezó al día siguiente de ganar las elecciones. La derecha chilena intentó que en el Congreso Nacional la Democracia Cristiana no apoyara la investidura de Allende. En paralelo, sectores de las fuerzas armadas, de la derecha y afines al todavía presidente Eduardo Frei se confabulan para ver de qué manera evitar que Allende fuera presidente y hay mensajes a las fuerzas armadas para que buscaran un golpe que interrumpiera el proceso constitucional. Además, están las órdenes de Nixon del 15 de septiembre llamando a estrangular la economía chilena y hacer lo posible y lo imposible para que Allende no fuera presidente. Todo eso fracasa porque la Democracia Cristiana está comandada por su sector progresista y porque el ejército tiene a su cabeza en aquel momento a un general democrático, René Schneider, luego asesinado por la extrema derecha. Allende empezó a gobernar y entonces la opción de la derecha será construir un frente con la Democracia Cristiana que movilice a una parte de la sociedad contra el Gobierno de Allende y con una oposición sediciosa crear las condiciones para un golpe como el del 73.

«Se decía que tal vez el 11 de septiembre Biden iba a hacer un gesto hacia Chile de reconocer el daño causado»

–EE UU no reconoce su acción.

–Se decía que tal vez de cara al 11 de septiembre el Gobierno de Biden iba a hacer algún gesto hacia Chile de reconocer el daño causado por la agresión encubierta de EE UU. Pero no lo hubo. El problema es que también tendría que hacerlo con Guatemala, Cuba, República Dominicana, Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, Nicaragua, El Salvador... Sería abrir la puerta a algo para lo que la Casa Blanca no está preparada ni dispuesta. Hay miles de papeles desclasificados que hablan de una agresión a la soberanía de Chile por razones sobre todo ideológicas para impedir que Allende tuviera éxito en su Gobierno y que eso fuera una referencia para otras fuerzas de izquierda en lugares clave de la Guerra Fría, como Italia, Francia o España tras la dictadura.

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–El Chile de Pinochet fue además un experimento económico.

–El Chile de Pinochet fue el gran laboratorio de las tesis neoliberales. Se creó un modelo, que llega hasta el día de hoy, en el que el Estado es un elemento subsidiario y donde no se reconocen constitucionalmente los derechos sociales, lo que lo convierte en uno de los países con mayor desigualdad del mundo. Bachelet y Boric lo intentan corregir, pero es un sistema que está muy bien atornillado.

–La sociedad chilena no tiene un relato compartido sobre Allende y sobre Pinochet.

–La derecha ha vuelto a decir este año, como no se escuchaba desde hacía décadas, que Allende fue el responsable del golpe y que la Unidad Popular llevaba a Chile a una dictadura totalitaria. Han vuelto a legitimar el golpe de Estado. Es un retroceso muy grande.

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Historia y memoria

–Presenta además la biografía de Víctor Jara, víctima del golpe.

–Su asesinato se produce en fechas muy tempranas, el 15 de septiembre y el mundo sabe muy pronto que en Chile han matado a un cantante. Tuvo un gran impacto. Y se tejió toda una leyenda que explico en el libro muy macabra sobre sus horas finales, falsa, pero que se sigue repitiendo. El horror existió, no hacía falta exagerarlo, como dijo su esposa Joan Jara. Víctor Jara se convierte en uno de los símbolos de la represión en Chile. Y es una figura que se convierte en universal. Con suerte, con el tiempo, ya es reconocido más como creador de unas canciones que son universales, como 'Te recuerdo Amanda', por ejemplo.

«Combino una documentación muy exhaustiva con la pluma del periodista»

–Es historiador y periodista.

–Intento combinar el trabajo en los archivos con una documentación muy exhaustiva y con esa pluma de periodista, porque escribo para el gran público.

–¿Y cómo se entremezclan memoria y ciencia histórica?

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–Los historiadores trabajamos con fuentes históricas. Todas tienen que ser miradas críticamente y contrastadas. Lo que sí hago es contrastar al máximo lo que me llega por fuentes orales, libros de memorias, testimonios...

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