María la Faraona

Su primera gira artística la hizo en 1933 integrada en una compañía encabezada por la Niña de la Puebla, que fue precisamente quien la bautizó artísticamente con el sobrenombre de La Faraona. La gira se inició en Marruecos para seguir posteriormente por España, figurando en la nómina Antonio el Sevillano, Manolo de Fregenal, El Peluso, los hermanos Peana, Niño Ricardo y algunos más. Más tarde pasó a otros elencos en los que alternó con Manuel Vallejo, Cojo de Málaga, Juan Varea, Carmen Amaya, Antonio el de la Calzá, El Perlo de Triana, etc.

En 1935 formaba parte de una troupe organizada por Corruco de Algeciras. La Faraona estuvo varios años enrolada en distintas compañías de Pepe Marchena, junto a Lavao de Pará, la Niña de Lové, el guitarrista Antonio el del Lunar -padre de Juanito Serrrano-, la bailaora Juanita Volay, Curro de Utrera, Niña de Castro, Pepe el Limpio, etc. Hizo también giras con Pepe de la Isla, Milagros Cruz, Alberti, Anita Ruiz, María Luisa Crespo, Antonio de Canillas, Chiquito de la Calzá, Pepe Alcoba, Manuel Cómitre, Niño de Almería, Pepa Vargas y otros muchos.

Figuró también en numerosos espectáculos, entre ellos 'Manojo de coplas', encabezado por la Niña de la Puebla, con Adelfa Soto y Luquitas de Marchena, y 'Mi copla por bandera', dirigido artísticamente por Fosforito, e integrado por Manolo de la Ribera, El Peluso, Pepe de la Isla, Marilín Mena, Juanito Almería, etc. Fue una buena cantaora de bulerías, tangos, soleres, fandangos y saetas, y pese a ese buen número de cantes que ejecutaba, ha dejado una discografía bastante reducida, ya que no fue muy amiga de las grabaciones discográficas.

Vivió también de manera bastante intensa la época de las ventas, tanto las de la Ciudad Jardín como las de los Montes. Aquejada de una afección bronquial, falleció en Málaga el día 23 de septiembre de 1995. En la Semana Santa del siguiente año el Ayuntamiento de Málaga rotuló un pasaje con el nombre de María la Faraona, junto a la iglesia de San Pablo, sede canónica de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad, a cuyos titulares tantas veces cantó saetas en sus desfiles procesionales.