![Daniel Quintero y Manuel Alcántara, con el retrato finalizado.](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201906/14/media/cortadas/retrato-U70822457998KE-Rf2AC2j7umzFfvQgumhRSmM-624x385@Diario%20Sur-DiarioSur.jpg)
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La cita era por las mañanas, siempre, claro, al menos nueve horas después de haberse ido a la cama, como dictaba uno de los mandamientos que Manuel Alcántara aplicó a rajatabla durante toda su vida. Así que a eso del mediodía, el poeta y articulista subía hasta el despacho del abogado y artista José Manuel Cabra de Luna, que servía no sólo de anfitrión, sino también de puente entre Alcántara y el pintor Daniel Quintero.
«Quería realizar una colección de personas vivas que pertenecieran a mi generación y a la anterior, establecer una especie de retrato de una época, de Málaga en este caso, mi ciudad, a la que había regresado después de muchos años fuera», rememora Quintero, que esta semana ha compartido la génesis de aquel retrato de Alcántara en un encuentro organizado al hilo de su exposición en el Museo del Patrimonio Municipal.
«De niño había leído artículos de él y había mantenido esa costumbre a lo largo de los años, así que José Manuel (Cabra de Luna) me lo presentó y nos pusimos manos a la obra, como sucedió con otros retratados como Alfonso Canales, María Victoria Atencia y José Asenjo», sigue el artista antes de rematar: «Ese proyecto fue mi manera de volver a entrar en la vida cultural de Málaga».
Quintero ha ido culminando ese regreso con distintas exposiciones celebradas en el Palacio Episcopal, el Rectorado y ahora la que brinda en el Museo del Patrimonio hasta el 28 de julio con el patrocinio de la Fundación Málaga. «Montamos un pequeño escenario en el despacho de Cabra de Luna, porque era el único que tenía luz del norte, que era la que iba buscando para la obra. El cuadro tenía que ser muy luminoso. Emotivo, abierto y luminoso, como el propio Alcántara», ofrece el artista.
«Quería hacer un cuadro ligero -sigue Quintero-, donde predominaran los cremas, los azules y los tonos claros. Tenía absolutamente claros los colores. Cuando veo a alguien ya sé en qué color lo voy a pintar». El artista recuerda que el cuadro fue surgiendo del lienzo en unas «diez o doce» sesiones realizadas entre el final de la primavera y el principio del verano de 2008. «Era muy buen retratado. Te mirada, escrutaba a la persona, tenía experiencia en esas lides», brinda Quintero. Y añade: «En su cara, tenía biografía, Alcántara tenía una experiencia de vida muy grande».
Quintero se decantó también por una silla ligera y dejó sin terminar su contorno «para que no tuviera demasiado 'peso' el cuadro». Y junto a los colores, tenía claro otro elemento del cuadro: «Alcántara tenía que salir con un periódico, eso era fundamental».
«El cuadro lo tengo yo, como el de Atencia -detalla Quintero- porque para mí son importantes cuando hago exposiciones. Eso sí, tengo claro que tienen que terminar en Málaga, ese es su sitio».
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