Para que los malagueños hagan suyos los museos

La carta de presentación que identifica a Málaga como «la ciudad de los museos» mantiene como asignatura pendiente la consecución real y sostenida en el tiempo de esa 'de' indicativa de pertenencia entre los usuarios del entorno más cercano. Y con ese asunto por resolver en la mayoría de las instituciones artísticas de la ciudad, la crisis sanitaria traída por el coronavirus ha puesto a la estas organizaciones ante el espejo, la necesidad y el reto de atraer de manera más decidida al público local, tabla de salvación en sus estadísticas de visitantes y en sus balances contables, en un contexto marcado por las restricciones a la movilidad planteadas para frenar la expansión de la enfermedad.

Sin ir más lejos –no sólo en el espacio, sino también en el tiempo–, desde la pasada medianoche y durante al menos 14 días la capital malagueña mantendrá un cierre perimetral ante la incidencia del coronavirus en la ciudad. Es decir, durante las próximas dos semanas sólo los vecinos de la capital y quienes puedan justificar la visita podrán acudir a los museos de la ciudad.

Por eso el título parecía más que ajustado ('Málaga, ciudad de los museos en la reconstrucción pos-Covid') para abrir el melón dialéctico no sólo sobre la recuperación de los museos en semejante trance, sino también sobre el papel que estas instituciones pueden y deben jugar en la recuperación social, económica y cultural de la ciudad.

Bajo ese epígrafe se reunían este martes los directores de seis instituciones artísticas de la capital para debatir en la sexta jornada virtual del ciclo 'Cities & Museums Webinar Forum', planteada como aperitivo del encuentro CM Málaga, Cities & Museums International Trade Fair, previsto entre el 21 y el 22 de junio de este año y organizado por el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga con la colaboración de SUR. De partida, todos los ponentes coincidieron en la necesidad de atraer al público local como primera medida, tanto para capear la caída de visitantes (y de ingresos) como para mostrar el «componente social» de estas instituciones.

La necesidad de esa aproximación hacia los usuarios más cercanos se repitió como un mantra en un encuentro donde la autocrítica apenas hizo acto de presencia, pese a que las estadísticas de visitantes locales en algunas de estas instituciones se mantenga durante los últimos años en porcentajes modestos. «El desafío es que la ciudad sienta estos museos más suyos que nunca», lanzaba la concejala de Cultura, Noelia Losada, moderadora el debate que reunía a las directoras artísticas del Museo Carmen Thyssen Málaga y del CAC Málaga, Lourdes Moreno y Helena Juncosa, de manera respectiva; a la directora del Museo de Málaga, María Morente; al director de la agencia municipal que gestiona el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo Ruso y la Casa Natal de Picasso, José María Luna; y al director del Museo Interactivo de la Música (MIMMA), Miguel Ángel Piédrola. Tras ellos, la directora del Museum Jorge Rando, Vanesa Díez, desgranaba la labor de la institución abierta en El Molinillo desde hace seis años.

«Esta situación sobrevenida nos ha servido para reflexionar sobre la manera en la que nos relacionamos con nuestro público», ofrecía Moreno en los primeros compases de la cita. La directora artística del Museo Carmen Thyssen sostenía que la crisis actual les ha hecho «más conscientes de la importancia del vínculo con el público local». Moreno también compartía una idea compartida por el resto de los gestores: la trascendencia que las actividades culturales y didácticas tienen en esa labor de fidelización con el público cercano, más allá de las exposiciones temporales o la propia colección de los museos.

Juncosa reivindicaba también ese trabajo desde el CAC Málaga. «Los cursos son actividades importantes para involucrar al público local», resumía la directora artística del centro de arte antes de lanzar el guante: «Estamos abiertos a cualquier tipo de colaboración para continuar atrayendo al público local y para contribuir a la recuperación». El ofrecimiento de Juncosa encuentra como telón de fondo el proyecto Museos a Escena, que reúne desde hace medio año a la agencia municipal de museos, el Thyssen de Málaga y el Museo Picasso junto a Málaga Procultura, responsable de la gestión de los teatros municipales Cervantes y Echegaray y del Festival de Málaga.

Justo Museos a Escena fue reivindicado por Luna como una de las muestras más palpables de la unión que empieza a cuajar entre las grandes instituciones culturales de la ciudad para enfrentarse de manera coordinada y conjunta a la crisis actual. «Sería negar la evidencia que esta situación no nos ha obligado a repensar nuestra relación con el público local, pero también lo sería negar que el público local nos preocupa desde siempre«, sostuvo el director de la agencia municipal.

«El Museo de Málaga tiene una circunstancia un poco particulares (…), más del 75% es público local», terció Morente antes de esbozar una explicación a ese promedio: «Las colecciones (del museo) están directamente vinculadas al ADN de esta ciudad y esta provincia». Esa diferencia entre los integrantes del «ecosistema» museístico malagueño también surgieron en la intervención de Piédrola, quien echó mano de pundonor y optimismo: «Tenemos que hacer de esta situación una oportunidad para buscar nuevas alianzas y sinergias«.

«El concepto de comunidad local se va a transformar hacia una comunidad más global gracias a diferentes herramientas tecnológicas», apostillaba Piédrola. Y justo esa ligazón con lo más cercano era una de las grandes fortalezas reivindicadas por la directora del Museum Jorge Rando. Recordaba Díez que la institución ha desarrollado más de 800 actividades culturales en sus seis años de vida, combinando su atención por los niños y los sectores sociales en riesgo de exclusión con una «mirada internacional» que ha traído hasta la institución de El Molinillo la obra de autores como Ernst Barlach o Qi Baishi. «Tenemos la certeza de la capacidad del arte de ser motor social», remataba Díez antes de cerrar: «Quisimos quitarnos el yugo de la estadística, por eso no contamos las visitas».

Un verso suelto en la estrofa de las ciudad de los museos, ahora enfrascada en seducir a quienes tiene más cerca.