El malagueño Alejandro Castillo firma en el DA2 su primera individual en un centro de arte

Becado por la Universidad de Málaga para la Real Academia de España en Roma, ganador este año del Premio María Teresa Toral en la XXV edición de los Premios Nacionales de Grabado y autor predilecto entre los coleccionistas desde hace ya unos años, Castillo (Melilla, 1992) firma en el DA2 una exposición que rompe las costuras de las convenciones sobre esa manera de presentar obras de arte, a partir del premio de la Fundación Gaceta que le ha abierto las puertas del centro salmantino.

Así, la exposición titulada 'My Rooms, Depictions of a Lost Poem' y comisariada por el artista y profesor de la UMA Carlos Miranda salta de la vitrina a la pared para plantear un relato poco complaciente a partir de tres libros de grabados elaborados por Castillo: 'Las fleurs de la vecina', 'Amores ithyfálicos' y 'Poema IIICCXXXV'.

Los volúmenes pueden verse en sus respectivas vitrinas, pero saltan a las paredes «en un bucle que inunda todo el espacio para desembocar en una segunda sala en la que se expone la muy 'sui generis' versión 'de autor' que el artista he realizado a partir del tradicional catálogo que suele acompañar a estas muestras de la Fundación Gaceta, junto al cuadro premiado y otros tres que contextualizan su historia para esta publicación», ofrece Miranda sobre la muestra que el DA2 mantendrá en cartel hasta el 26 de enero.

«Es la primera vez que expongo en un centro de arte contemporáneo así que creo que es una línea en el currículum importante con 27 años», ofrece Castillo, que vuelve a su afinidad por las técnicas tradicionales como parte de sus señas de identidad creativas. «Cuando estaba haciendo las exposiciones de Bellas Artes o de la Galería JM, aunque colgara sobre todo pinturas, ya trabajaba el grabado. Me alejo mucho de los medios actuales, de la tecnología, los vídeos y todo eso. Me gusta más trabajar con técnicas antiguas», comparte Castillo.

«El grabado –prosigue el artista– es algo muy metódico, aunque el que yo hago es muy cafre. No es nada académico y me permite hacer cosas bastante cercanas a la pintura». Un espíritu indómito que encuentra un cauce creativo a partir de multitud de referencias plásticas y literarias, como establece Miranda.

«El ya amplio y muy metamórfico trabajo de Alejandro Castillo, alias Lenny, se articula a partir de una constante productiva que hace del cruce de épocas, disciplinas, géneros y lenguajes su metodología de investigación artística. Así, en su exposición en DA2 nos encontraremos una gran cantidad de obras surgidas de la multiplicidad de registros que despliega su hacer polimorfo, fuertemente enraizado en la literatura, que partiendo de una verdadera fiesta de la pintura se expande a la cerámica, la edición de libros de estampas y grabados, el collage o el dibujo, conjugando la violencia compositiva con una marcada unicidad atsmosférica en cada pieza», detalla el comisario de la muestra.

Y así, en la exposición de Castillo se cruzan Instagram y Goya, el pop art y William Blake, Baudelaire y Joy Division. «Esta exhibición ­–cierra el comisario– se despliega ante el espectador como el 'show' autoficcional de un gran relato en bucle, montado con unas obras emanadas directamente del tremendo instinto pictórico con el que el artista aborda la producción obsesiva y perversamente hedonista de sus historias plásticas, tan embriagadoras como intempestivas».