La Málaga flamenca reivindica el tablao

«Faltan muchos tablaos porque solo hay tres que son insuficientes para que los artistas de Málaga puedan rotar por ellos, por lo que la gente se tiene que ir», expuso Vanesa La India, que, por primera vez, este sábado estrena un espectáculo, 'Tacón gitano' en el Teatro del Carmen de Vélez-Málaga, dentro de la programación de la Bienal. «Cuando he tenido un proyecto siempre me he tenido que ir a Madrid o Barcelona, por eso considero que la bienal está haciendo muchísimo por el flamenco en Málaga ya que la gente está loca por ver los espectáculos y nosotros por trabajar», contó la bailaora, que de los presentes es la que lleva al escenario un espectáculo de «raíz puro» en el que convive su experiencia con la juventud de Isabel Santiago.

El argumento de La India también lo expuso Nieves Rosales, la menos flamenca de los presentes ya que su espectáculo y su trayectoria tira hacia la danza contemporánea, pero sin perder de vista su «escuela» en el tablao El Jaleo. «Fueron ocho años de aprendizaje absoluto y de coger tablas con grandísimos profesionales», aseguró la bailaora y bailarina, que optó por quedarse en Málaga por «convicción» pese a que en su generación «una oleada de gente se marchó». «Por fortuna, trece años después de tener compañía seguimos trabajando en un sitio en el que faltan espacios, pero en el que el impulso de la cultura es diferente por lo que me siento orgullosa de haberme quedado en casa», reconoció al coreógrafa, directora y artista.

Su espectáculo, 'Mujer silencio', se estrenó en Ojén en la inauguración del festival el pasado 29 de abril, como paso previo de un montaje más amplio que estrenará en octubre. «Para mí también ha sido la primera vez en la bienal y quiero destacarlo porque llevo muchos años trabajando desde Málaga, pero nunca había estado y lo considero un escaparate fantástico y un impulso para los creadores de aquí», aseguró Nieves Rosales, que aplaudió el «modelo» de esta edición con la inclusión de propuestas de talento local en la programación y la descentralización con estrenos por toda la provincia durante un mes, además de la capital.

Uno de esos artistas emergentes es sin duda Rafael Ramírez que, tras ganar este mismo año el Premio Artista Revelación del Festival de Jerez, llega con'Recelo', un estreno coproducido por la propia Bienal de Arte Flamenco que se exhibe este sábado en Torrox y el 22 de mayo en el Edgar Neville de Diputación. El bailaor también lleva la «improvisación» del tablao en su ADN, auque ha recordado una particularidad de Málaga: el circuito actuaciones en hoteles de la Costa del Sol. «Yo me crié en ellos con cuadros flamencos de los que aprendí mucho y en los que hice temporadas, después pasé a los tablaos y ahora los espectáculos, pero es verdad que después de los hoteles hay un vacío que ahora está resurgiendo con tres tablaos que son unos espacios de lujo», confesó Rafael Ramírez, cuya brújula anda ahora entre Sevilla y Madrid, y que agradece la llamada de la Bienal «que está dando oportunidad a gente joven». «Evidentemente, no todos los artistas de Málaga caben en la programación, pero lo importante es que haya un equilibrio y se dé la oportunidad de desarrollar proyectos autóctonos de gente de la tierra», valoró.

Otra de las presencias fuertes de esta edición es la de Ana Pastrana que integra también una de las apuestas de este año por las mujeres flamencas, como Vanesa La India, Nieves Rosales y La Chachi, que no pudo acudir a última hora al encuentro de ayer, presentado por el diputado de Cultura, Manuel López Mestanza, y la directora del área en Diputación, Nani Soriano. Defensora también del tablao -es habitual verla en El Gallo Ronco-, «en el que cabe de todo», la bailaora de Archidona reclama también la «libertad» de subirse a un escenario con espectáculo propio, como es el caso de 'Comadres', en el que comparte protagonismo con la cantaora Chelo Soto y llega el próximo 22 de mayo al Centro Cultural MVA. «Hemos indagado en nuestra historia con el maestro Jose Luis Ortiz y hemos aprendido muchas cosas, como la causa de que El Piyayo se fuera a Cuba y lo vamos a contar en el espectáculo», señaló sin querer hacer 'spoiler' y añadiendo que la obra muestra el «flamenco como una forma de vivir».

Integrante de esas artistas reconocidas fuera, pero que volvió a la tierra para trabajar desde aquí, la Pastrana abogó por ese «intercambio» con otros lugares y artistas, a la vez que apostó por trabajar desde aquí, que no es fácil, pero dejando el quejío solo para el escenario. «La filosofía es no venirse abajo y poner el granito de arena», aseguró la bailaora que constató que el flamenco «está creciendo más de lo que lo hacía antes» ya que no solo se dirige a su público natural y habitual, sino también a «atrapar a niños, jóvenes, jubilados o aficionados al jazz o el pop». Un encuentro de estilos, pero también de artistas, como el proyecto de la propia bailaora y de Nieves Rosales, que siempre han hablado de compartir escenario. «Lo tenemos ahí pendiente», dijeron las artistas con ganas de poner fin a la espera. Tal vez la próxima Bienal de Arte Flamenco veamos esos dos lenguajes tan diferentes como cercanos sobre el escenario.