Les Luthiers: «Hay jóvenes que nos usan en TikTok o en memes»

–Estaban en España cuando llegó todo el revuelo del confinamiento en marzo de 2020. Ahora vuelven con la gira.

–Carlos López: Estábamos en San Sebastián, hicimos unos pocos días de la gira que acabábamos de comenzar y allí se nos empezaron a cerrar todas las puertas. El teatro se cerraba y, para colmo, en Argentina nos decían que se cerraban el aeropuerto. No nos lo podíamos creer.

–Roberto Antier: Nos fuimos a dormir sin saber si entrábamos a Argentina y a las cuatro de la madrugada nos despertaron urgente para que fuésemos a Barajas. Entramos como en las películas, que justo cuando llegas cierran la puerta.

–Hay que mejorar en esta visita ese mal recuerdo de la huida.

–C: Sabemos que en España no tuvieron la culpa, tal vez hayan sido los chinos, pero los españoles no. (Risas).

–R: No tenemos previsto una gira por China porque es notable que no se ríen de nuestros chistes.

–Ya había ganas de empezar con la gira, ¿no?

–C: Ganas no, desesperación por empezar. Hemos estado dos años como fieras enjauladas... O por lo menos yo estuve muy enjaulado.

–R: 22 meses, que se dicen rápido y fácil... Cualquier que lea esto que se imagine estar 22 meses sin ir a su trabajo.

–Vuelven fuerte, a lo grande.

–C: Y espero que sigamos fuertes al final de la gira.

–En Málaga coincide una de las fechas con San Valentín.

–R: Qué mejor regalo que hacer sonreír.

–C: Qué buen consejo, Roberto. Claro que sí...

–De un humorista siempre se espera que sea muy gracioso, pero hay momentos complicados para reír. En el confinamiento, ¿fue difícil ser esos 'Viejos Hazmerreíres'?

–C: Yo siempre tuve la fantasía de saber qué me pasaría a mí en la cárcel, pensé que aprovecharía ese tiempo para enriquecerme. Cuando empezó la pandemia también pensé eso, sabía que iba a ser una lucha entre la creatividad y la depresión. Fue una lucha desastre, triunfó la depresión. (Ríe).

–R: Nos pusimos propósitos para mejorar, pero debo decir que fue todo un fracaso.

–Un popurrí de todos los éxitos. ¿Qué siente el espectador al ver este espectáculo de la vuelta?

–R: Eso te lo puedo decir yo, que he sido fan de Les Luthiers más de 30 años y soy integrante desde hace seis. Les Luthiers tienen 175 obras y en una antología hay 10, por lo que se busca el equilibrio entre el humor visual y los juegos de palabras. Lo que sí que no cambia es la risa. Llama la atención la gente joven que hay descubriéndonos por YouTube o encañonados por los padres. Hay jóvenes que usan el material de Les Luthiers en TikTok o en memes. A ellos les diría que no se lo pierdan verlo en vivo, tantas personas disfrutando lo mismo y riéndose del mismo chiste es una energía con tu compañero de butaca que ni conoces que no se puede perder.

–Las miradas cómplices entre el público.

–C: Exacto, esa palabra, cómplice. Es tanto de un lado del escenario como de otro, porque yo siento que el público es cómplice y viceversa. Estamos intercambiando en un lenguaje y somos cómplices de un ritual.

–Pérdidas de integrantes en el grupo, nuevas incorporaciones... Seis personas en un escenario. ¿Cómo es ese trabajo grupal?

–C: Un trabajo con actualización permanente. Siempre tratamos de mejorar el 'timing' y la interpelación. El intercambio entre nosotros es constante.

–R: Las nuevas incorporaciones tomamos muy radicalmente el código que traían los miembros históricos de Les Luthiers como Carlos o Jorge. Este grupo es algo que va más allá de los integrantes individuales, estamos cuidando algo externo a nosotros.

–¿Improvisan?

–C: Siempre hemos tenido la norma de que el espectáculo está bastante bien probado de forma eficaz y que tiene su forma. Aunque dentro del modelo rígido siempre hay una pequeña cuota de improvisación, que en realidad son tentativas, porque si esa pequeña cuota da resultado, se incorpora al día siguiente.

–¿Siguen surgiendo nuevos instrumentos?

–C: Tenemos los instrumentos con los que se hicieron las obras originalmente, pero nosotros seguimos creando instrumentos para el futuro. Tenemos planeado un estreno que será el primero en 14 años a finales de este 2022. Y ahí tenemos instrumentos nuevos.

–R: En una de las obras se estrena una batería de cocina con ollas y sartenes que se ejecutan con palas de madera. Seguimos siendo un conjunto de instrumentos informales y en el grupo está esa esencia de fabricar instrumentos. Eso es una constante que está y seguirá estando.

–Carlos, lleva desde los inicios...

–Entré como empleado de Les Luthiers en 1969 y luego sufrimos una bancarrota; en vez de pagarme prefirieron asociarme. (Ríe).

–¿No se cansa?

–C: Como cualquiera, pero la magia de estar en el escenario lo supera. Esto es irrenunciable. Mientras no me obliguen, no me voy.

–R: Es que puedes llegar al escenario y estar cansado, pero comienza la función y entras en una cápsula del tiempo donde no hay problemas. Es mágico.