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Lola Herrera se despide del rol de Carmen Sotillo. Daniel Dicenta Herrera
Lola Herrera: «Estoy mucho mejor trabajando que en casa»

Lola Herrera: «Estoy mucho mejor trabajando que en casa»

Sus «buenos genes y buena salud» le permiten seguir en las tablas a los 83 años. Vuelve a Málaga con la gira de despedida de 'Cinco horas con Mario'

Domingo, 18 de noviembre 2018, 01:29

Vive con el «mosconeo» continuo del «ten cuidado, mamá». «Y la verdad es que es un rollo», confiesa con naturalidad Lola Herrera. Curranta y autosuficiente desde que recuerda, la actriz no deja que la edad le ponga más límites de los necesarios. Por eso, con permiso de sus «buenos genes y buena salud», a sus 83 años sigue mutando en otras mujeres y recreando otras vidas cada vez que se levanta el telón. «Porque estoy mucho mejor trabajando que en casa», asegura. Estos días se reencuentra con su papel fetiche para despedirse de él tras 40 años de relación intermitente. Lola Herrera vuelve a ser, por última vez, Carmen Sotillo en ese crudo velatorio a Mario que escribió Miguel Delibes; el magistral retrato de una sociedad a través de la historia de un matrimonio fracasado. 'Cinco horas con Mario' estará los próximos 1 y 2 de diciembre en el Teatro Cervantes.

–¿Echará de menos a Carmen?

–¡Ya te lo contaré! (ríe). Pero una cosa es tener un recuerdo bonito de un personaje y otra es echarle de menos. Forma parte de mi carrera, pero no la he echado de menos a lo largo de los tiempos, así que no creo.

Una vez dijo que los dramas en el teatro desgastan porque todos los días se repite ese dolor. ¿Qué secuelas ha dejado Menchu en usted?

–En su momento, me hizo mella sobre todo porque es un monólogo. Era la primera vez que me encontraba sola en un escenario velando a un muerto y haciendo repaso de una vida que estaba dentro de una sociedad donde yo había desarrollado mi propia vida. Aunque fuera muy distinta a la de Carmen, me afectaban muchísimas cosas de las que se hablan en la obra. A mí me sirvió para hacer una terapia estupenda. Hacer teatro es muy sano porque tienes que mirar muy dentro de ti para dar lo que el personaje necesita, y ves cosas que no sabías que tenías.

–¿Le sirvió para entender a esa otra España, que no era la suya?

–Pero era la mía. Esa España vencedora, retrógrada y no progresista la teníamos en el día a día los que vivimos aquí. Yo nací un año antes de la guerra. Vivía en Valladolid, donde estaban los que habían ganado y los que habían perdido. Aunque estos estábamos ocultos, no se podía hablar. He sido testigo de eso. Lo que hizo Miguel fue levantar acta de una etapa y lo llevó a la literatura de manera maravillosa, rigurosa y con golpes de humor. En la distancia se pueden ver con humor cosas que eran disparates.

Delibes plasma la incomunicación de un país a través de la incomunicación de un matrimonio.

–En aquella época realmente te casabas con un desconocido, con la única cercanía de salir de paseo, darte cuatro besos. Después empezabas a vivir bajo un mismo techo y ahí empezaban las distancias, porque no era todo lo monísimo que parecía. La convivencia, complicada para todos, en aquella época lo era mucho más. Las mujeres éramos como muebles para la sociedad, no teníamos derecho a nada, teníamos que depender del hombre con el que caíamos, no existía el divorcio. Está ahí a la vuelta de la esquina y parece que nadie quiere acordarse, pero era terrible.

Hoy las mujeres no se conforman con ser una Menchu más, una mujer florero.

–Las hay florero, ¿eh? Hay vocación también para florero. Pero creo que la inmensa mayoría quiere ser autosuficiente. Yla calle de alguna manera nos lo ha demostrado. Afortunadamente ha cambiado mucho pero queda mucho por cambiar. Lo que me preocupa desde mi edad es que las mujeres jóvenes no sepan cómo eran las cosas hace nada y lo fácil que es perder todo lo que ganamos nosotras. Depende de cómo se las arregle la política del país, de lo que pase en Europa, en el mundo... Las nuevas generaciones tienen que estar muy alerta, tienen que estar listísimas.

Incluso con una rotura de rótula este verano, solo se ha permitido el descanso justo. ¿Por qué?

–Porque estoy mucho mejor trabajando que en casa. El trabajo me da mucha vida. No me he recreado nunca en las enfermedades ni en las roturas ni en nada, lo veo como una pérdida de tiempo. Soy dura conmigo misma y rigurosa con todo lo que me mandan. Y en mes y medio, la rótula me permitió volver al escenario.

«A mí no me darán el Nacional de Teatro. Esos premios no son para un determinado grupo de actores»

Sus hijos le regañarán.

–Mis hijos me leen letanías, pero me las leerían de todas formas. Cuando una se hace mayor, todo el mundo quiere cuidarte. Y si estás en tu sano juicio y bien de salud, tú eres autosuficiente para cuidarte. Tienes que vivir el mosconeo todo el tiempo de 'ten cuidado'... pero mi hijo me dice que yo me he pasado así toda la vida y que ahora les toca a ellos. Pero la verdad es que es un rollo.

En cualquier caso, da la sensación de que la edad no ha sido un impedimento para usted en nada..

–Tengo buenos genes y buena salud. En otras cosas no he tenido suerte, pero en esta sí (ríe). Y tengo una vida muy rica por mi trabajo. Me ha permitido estar a caballo entre un personaje y yo misma, entre mi casa y todo el mapa español, ir y venir... Llego a mi casa y la cojo con mucha ansia y me gusta hacer un guiso, porque no lo hago todos los días. Si lo hiciera, lo aborrecería seguro. Soy muy consciente de lo que tengo y lo aprovecho. La vida me ha dado salud y energía para afrontar las situaciones, por malas que sean, y no quedarme en ellas, sino salir adelante. No me he permitido más que un ratito estar mal.

–¿Siente que ha exprimido la vida todo lo que podía?

–No lo sé. Creo que mi vida ha estado bastante bien. He tenido golpetazos, gratificaciones, momentos maravillosos, he sido feliz, me he sentido desgraciada (ríe). Como todo el mundo. Desde luego no ha sido una vida aburrida, ha sido una vida con muchos alicientes. Pero esos alicientes también se los tiene que fabricar uno mismo, conservarlos y potenciarlos. Cumplir años tienen que servir para algo más que para tener edad, para tener una riqueza en tu cabeza y siempre aspirar a enterarte de algo más, tener curiosidad. Me voy a ir al otro mundo con la misma curiosidad con la que llegué o más.

–¿Para vivir del teatro hay que hacer muchos trabajos que a uno no le gustan?

–Muchísimos. He hecho muchos trabajos que, si hubiera podido, hubiera dicho que no. En esta profesión hay que hacer muchos trabajos que no son el sueño de tu vida, pero es que si no te quedarías en casa. He tenido que sacar a mis hijos adelante y he necesitado tener siempre trabajo.

–¿Qué hay que hacer para que a una le den el Premio Nacional de Teatro?

–A mí no me darán el Nacional de Teatro. Son unos premios que no son para un determinado grupo de actores y actrices, yo no he trabajado nunca en los teatros nacionales. Para decir la verdad, trabajé un mes y pico en el María Guerrero con Josefina Molina, y porque era mi amiga. Nunca me han llamado de los teatros nacionales, siempre he trabajado en la empresa privada. Habrá excepciones, y no quiero que nadie se sienta molesto, pero creo que esos premios nacionales están más vinculados a un mundo, un poco separado, que son los teatros nacionales y toda la oficialidad. Y, si te digo la verdad, no me siento ni mejor ni peor el día de antes y el día de después de recibir un premio.

En detalle

  • La obra. 'Cinco horas con Mario', de Miguel Delibes.

  • Dirección. Josefina Molina.

  • Lugar. Teatro Cervantes.

  • Fecha. Sábado 1 de diciembre (20.00 horas) y domingo 2 de diciembre (19.00 horas).

  • Entradas. Entre 9 y 24 euros.

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