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El (único) poeta que no iba de poeta

El (único) poeta que no iba de poeta

Poesía al SUR ·

Ni los aplausos ni los premios deslumbraron a Claudio Rodríguez, que superó una infancia de pobreza y trabajo y el asesinato machista de su hermana para levantar una de las obras más emocionantes y austeras, sin solemnidades, de la literatura española del siglo XX

Viernes, 25 de junio 2021, 00:10

Nunca le cautivó la solemnidad, la pompa en la que quedaron atrapados muchos de sus colegas. A Claudio Rodríguez le seducía más una conversación de ... bar, una partida de mus en la taberna, que el onanismo de los círculos literarios. La poesía no era para él una medalla ni una excusa para la impostura, sino un modo de expresión natural, caprichoso: por eso apenas publicó cinco libros en toda su vida. Los versos surgían, aunque luego hubiera que modelarlos con paciencia de artesano. Escribir consistía en encontrar sin buscar. No hay disfraces en su obra, como tampoco había máscaras en su forma de estar en el mundo, austera por necesidad primero y por convicción después, cuando ya era un autor premiado. Tampoco el reconocimiento de su trabajo, ni siquiera para alguien que había empezado desde abajo, desde el fondo del pozo de la pobreza hasta asomar la cabeza muchos años después, hizo temblar sus cimientos: «Los cuarteles, los foros y los claustros, / diplomas y patentes, halos, galas, / las más burdas mentiras».

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