La superventas sueca Mari Jungstedt trae su último crimen al corazón de la Costa del Sol

«En mi país somos un montón de reinas de la novela negra, así que yo solo tengo un poco de la corona», asegura Jungstedt cuando se le pregunta por las cifras de venta que antecede a sus libros. Sentada en la terraza del hotel de la antigua Equitativa, contaba ayer que lleva veinte libros en otros tantos años y que ha vendido más de seis millones de ejemplares. Y ante la panorámica de la veraniega calle Larios, relató que ha ambientado aquí su novela porque en la Costa del Sol reside buena parte de la colonia de sus paisanos en nuestro país. A lo que une una visión muy personal del escenario. «Es que aquí está el corazón de España, porque Málaga es una ciudad con historia, pero a la vez es joven y dinámica; es una ciudad de futuro», revela la escritora superventas, que asegura que todas sus novelas parten de la realidad.

Y en el caso de 'Antes de que lleguen las nubes' fue un hombre que, cuando Mari Jungstedt residía hace unos años en Gran Canaria, le contó una historia familiar que venía del franquismo. La autora había escrito precisamente un par de novelas 'españolas' ambientadas en las islas que eran por entonces su residencia, pero busco un nuevo escenario para esta trama que enlaza un crimen actual con la etapa final de la dictadura. Así, puso sus ojos en Málaga para crear al policía Héctor Correa, un personaje del que confiesa que está «enamorada». Y que además tiene un referente real en el que se inspiró. «En mi investigación en Málaga también me ayudaron desde la Comisaría Provincial y mi protagonista más o menos existe en la persona de Jerónimo Flores, inspector de homicidios que me ayudó mucho», explica la autora que se puso al día en los métodos de la policía española para convertir al investigador en un sabueso, que arrastra la pena de una viudez reciente que combate con el bullicio contagioso de la plaza de la Merced en la que reside.

«Cuando conocí esta plaza pensé que mi personaje bien podía vivir allí, así que toqué el portero electrónico de uno de los pisos y les pregunté si me dejaban subir para ver el apartamento y asomarme al balcón. Me dejaron y estuve allí una hora con ellos», recuerda Jungstadt, que encontró en esta vivienda a un arquitecto norteamericano al que le divirtió la idea de que una autora sueca 'alquilara' su piso para que lo habitara en su novela un policía. Un personaje que, como la traductora Lisa Hagel, se encuentra solo y en la mediana edad. «Quería a unos protagonistas con su bagaje emocional y el dolor que arrastran», cuenta la autora que también quiso reflejar una constante en sus novelas, las marcas de la infancia y su influencia en la edad adulta, y el ascenso de la ultraderecha en España que enlaza con esa trama de la dictadura de la que la autora no quiere dar pistas porque desvelaría las claves del libro.

«Es importante no olvidar la historia porque siempre nos afecta», asegura Mari Jungstedt que rechaza que la etiqueta de superventas esté reñido con la calidad. «¡Claro que es literatura¡ Yo me dedico a la novela negra no para vender más libros, sino porque siempre me ha fascinado el reto de escribir un libro emocionante y que el lector quisiera seguir leyendo», sostiene la autora de la saga 'Gotland' que asegura que el 'nordic noir' ha evolucionado mucho en las últimas décadas y que ha ganado en profundidad y psicología. «Esa es la razón por la que escribo, no para entretener», insiste la novelista sueca, que avanza que 'Antes de que lleguen las nubes' ya tiene continuación: 'Al otro lado de la Luna'. Y además apunta a una larga saga tras los buenos resultados que está dando en su país. «Ahora lo que me preocupa es cómo la va a recibir el lector español», afirma con su sonrisa nórdica con alma mediterránea.