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«Hay quien tiene hijos, yo tengo maletas». Alejandro Simón Partal recuerda la frase acuñada por un amigo para ilustrar su estado personal desde hace algún tiempo. Una vida en tránsito, nómada, con la incertidumbre del comienzo en carne viva cada pocos meses. Un pequeño pueblo de Francia, luego Burgos, ahora Zaragoza. Una maleta tras otra. Y así, en esa intemperie, Simón Partal se sienta y escribe. «Tengo la impresión de que el libro se va formando él solo, de que no lo estoy escribiendo. Creo que responde a esa sensación de mudanza, de soledad, de verte a ti mismo en la situación vulnerable del inicio», ofrece el poeta malagueño, que acaba de recibir el LI Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola por su libro 'Una buena hora'.
Tras la herida abierta que palpitaba en 'La fuerza viva' (Pre-Textos, 2017, Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita), Simón Partal firma ahora un libro sobre «la épica de lo cotidiano». Un volumen que le se antoja más maduro que el anterior. Menos rotundidad y pirotecnia, más cuajo en los poemas que verán la luz después del verano de la mano de la editorial Visor. «Creo que he planteado este libro como una forma de alerta sobre lo decisivo que nos conforma como seres humanos. Frente al éxtasis de la banalidad que nos rodea, intento acercarme al misterio de la vida, dar sentido al asombro de estar vivos», ofrece el autor malagueño sobre los poemas que le han valido un galardón al que se han presentado 363 aspirantes, concedido por unanimidad y que cuenta con una dotación económica de 6.000 euros.
Poeta, profesor y crítico literario, Simón Partal (Estepona, 1983) desarrolla estos meses la Beca de Residencia del Centro de Arte y Tecnología Etopia (Zaragoza) que le sirve para elaborar el ensayo en el que está trabajando. Con su anterior estudio, 'Las virtudes del ausente: fe y felicidad en la poesía española contemporánea' (UNED, 2018) recibió la XII Beca de Investigación Literaria Miguel Fernández. Ya en ese volumen asomaba la luz entre las grietas de la duda, el canto a la hermandad que ahora cobra vuelo en 'Una buena hora'. «El libro es también una apuesta por recordarnos que somos seres interdependientes. No se trata sólo de descifrar algo, sino darle a eso cierta convulsión a través de la escritura. Creo que la poesía, de alguna manera, es el ejercicio de entender ese sentimiento ético», brinda el autor malagueño.
«Hay gente que tiene la vida quizá un poco más tranquila -ofrece Simón Partal. Yo en algún sentido he buscado esos poemas para encontrar un sentido a la realidad que iba viviendo. Se han ido formando de forma paralela a las circunstancias que iba viviendo y ha salido este libro». En buena hora.
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