Sergio Sarria
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Sergio Sarria
«Me reconozco más en la ola del Melillero que en cualquier museo de Málaga»La pandemia también le ha dejado huella a Sergio Sarria (Málaga, 1979). Después de casi dos décadas en Madrid como coordinador de guiones de 'El intermedio', el autor soltó amarras y ha emprendido un regreso al sur coincidiendo con el despegue de su carrera literaria. ... Hace unos meses se estableció en Sevilla, aunque admite que «tarde o temprano» acabará en Málaga. Su cambio de aires ha traído también 'Terral', título de su nueva novela negra que transcurre precisamente en estos días de agosto en su ciudad natal. Esa primera novela malagueña mezcla la autocrítica y el orgullo que solo puede expresar alguien que conoce muy de cerca de lo que habla. Bajo un terral abrasador, la trama plantea con pulso arrebatador e ingenio el terrorismo yihadista, el tráfico de drogas y de personas con el protagonismo de la peculiar guardia civil Lucía Gutiérrez, que además HBO va a llevar a la pantalla con la adaptación de su anterior novela, 'Cuando nadie nos ve', dirigida por un maestro de nuestro cine como Enrique Urbizu.
–Estos días la gente nombra mucho su novela en la calle…
-Ja, ja, pero por el calor. La novela tiene algo muy nuestro y es que las cosas que más nos desagradan de la ciudad, como el terral, las acabamos reivindicando porque es de las pocas cosas que nos han dejado. Del centro se han apropiado los cruceristas y, como malagueño, disfruto mucho de esas pequeñas cosas que no se fija el turista. Como es que le falte una torre de la catedral o que el Guadalmedina sea un río seco. Me parece que todas esas imperfecciones de la ciudad se nos han quedado como nuestras señas de identidad.
Título: 'Terral'
Autor: Sergio Sarria
Editorial: Espasa, novela negra, España, 2023, 456 páginas
Precio: 19,90 euros
–¿Nos hemos hecho fuerte en los defectos?
–Yo diría en nuestras imperfecciones. Me reconozco más en la ola del Melillero que en cualquier museo. Eso no significa que esté en contra de los museos, porque creo que han recolocado a Málaga, pero también nos han empujado a todo lo demás. Espero que todo se regule porque la ciudad tiene pendiente recolocar a los malagueños.
–¿Estamos muriendo de éxito?
–No tengo una opinión tan clara sobre eso, porque, cuando me fui hace 20 años, la ciudad era un páramo cultural. Los que se dedican a la creación o el arte ya no tienen que salir de Málaga, mientras que antes casi era una obligación. El problema es que esta Málaga está más pensada para la gente de fuera que para la de dentro. Ahora toca recolocar al ciudadano para que no sea ajeno.
–'Terral' desprende esa misma mirada porque la visión de la ciudad muestra la autocrítica y el afecto de alguien que la conoce, la padece y la disfruta.
–Es que eso es también muy malagueño. Ahora que vivo en Sevilla veo que la gente es más chovinista y solo se fija en todo lo bueno que tiene su ciudad. En Málaga tenemos un sentido más crítico y se disfruta tanto de lo bueno como de lo malo. El ejemplo es la Semana Santa que, cuando se cambia un recorrido, la gente es crítica y no lo da por bueno de entrada, lo que me parece que está bien y no se debería perder. Eso me parece autóctono: podemos hablar mal de nosotros, pero cuidado con hablar mal si eres de fuera.
–Volviendo al terral, ese calor asfixiante casi se respira en las páginas que, por otra parte, tampoco da descanso al lector con una trama y un estilo trepidante.
–Me apetecía jugar a eso. Como ocurre en Cádiz o en Canarias, nuestra relación con el viento es perturbadora. Estos días de terral en Málaga nos desquicia. Y si a la tensión de los protagonistas de 'Terral' le añades además esta cosa del calor, la crispación ya es total y favorece que todo termine explotando hablando de algo muy característico de la ciudad.
–Usted traslada a la guardia civil Lucia Gutiérrez de Morón a Málaga y da la sensación de que lo ha hecho porque tenía muchas ganas de escribir de su ciudad.
–Mucho, mucho, mucho. La experiencia con el guion de la serie 'Malaka' fue muy positiva ya que sin hablar de las luces de la ciudad, sino de situaciones jodidas, a los espectadores le gustó. Eso es difícil, porque ponerte a hablar de cosas incómodas cuando la ciudad está de moda no parecía lo mejor, pero me sorprendió mucho la buena reacción del público y pensé que podía tener continuidad. También me apetecía llevar una trama a Málaga, porque la ciudad tiene todos los condicionantes para el 'noir'. Es como Los Ángeles, tiene glamour y, detrás, las sombras.
–Lucía es un personaje tan poderoso como contradictorio: buena guardia civil, pero alcohólica, madre fracasada y un lió con patas.
–En las series y las novelas, los policías o detectives tienen habilidades y son inteligentes o intuitivos. Y a mí me apetecía más llevarlo por el rollo 'Fargo', con una protagonista cuya máxima habilidad es sobrevivir al día a día. Básicamente es una persona que se odia a sí misma y su superpoder es que se levanta cada día y sigue adelante. Hay mil novelas de detectives superingeniosos y yo quería llevarlo a un terreno más naturalista.
–¿Lo del humor le sale natural?
–Me estoy intentando quitar. Después de tantos años en un programa diario de humor ('El Informal') adquieres hábitos como terminar la frase con un chiste. Y en la novela no puedes escribir así todo el rato. Así que quitarme de todo eso ha sido complicado.
–Su mirada no es desde luego complaciente ya que 'Terral' toca también temas polémicos, como la valla de Melilla, los menas, la xenofobia, la inmigración ilegal y el terrorismo.
–Me interesa mostrar como un caso de terrorismo yihadista puede provocar mucho debate, mientras que sucesos como el de la valla de Melilla y muertes de ese tipo generan menos interés. Quería llevar la trama a ese otro sitio en el que todo el mundo está más incómodo. Me parece que es algo de lo que hay que hablar más, porque lo hacemos poco, solo cuando ocurren tragedias.
–¿Cómo consigue unir lo incómodo con algo tan aparentemente contradictorio como un relato tan entretenido?
–Ese era el desafío. Por eso la novela tiene ritmo y están pasando muchas cosas al mismo tiempo. El trasfondo no está tan en primer plano, pero al final cierras el libro y todo eso está ahí. No busco juzgar a los personajes, sino que el lector se pueda incluso identificar con el guardia civil que frena a la gente en la frontera. No quería sacar a nadie de la ecuación y, al manejar muchas miradas al mismo tiempo, resulta entretenida.
–¿Sus novelas pasan además a otra liga después de que HBO y el cineasta Enrique Urbizu estén adaptando la primera de la saga de la inspectora Gutiérrez?
–Es un orgullo. Cada semana se publican tantas novelas que llamar la atención con una adaptación significa que tu libro no muere, sino que tendrá otra vida y se volverá a editar. Además, con la novela no llegas a tanta gente como con la tele ya que estamos hablando de una plataforma como HBO, un estreno mundial y su traducción a no sé cuántos idiomas.
–¿Y qué papel tiene el guionista en su propia adaptación?
–Pues justo como soy guionista, cero implicación. Una serie es una cosa y una novela otra. Y la serie tiene que reflejar el alma de quien la dirige y yo le haría un flaco favor si yo estuviese de alguna forma diciendo por aquí sí o por aquí no. Así que nada que ver porque tiene que ser la serie de Urbizu, que es un director increíble.
–En el equipo de guionistas están dos de sus compañeros en 'Malaka', sus paisanos Daniel Corpas e Isa Sánchez.
–Su presencia me da confianza. Durante muchos años hemos padecido series andaluzas que se hacían desde Madrid y, claro, se notaba mucho. Uno de los grandes aciertos de 'Malaka' fue incorporar a guionistas de aquí porque tienen la mirada de nuestra realidad.
–¿La novela es un punto de llegada o es que lo de ser guionista no lo pagan tan bien?
–No, es un punto de liberación. El trabajo de guión está muy controlado, trabajas en equipo y vas recibiendo notas de las cadenas, de la productora o los directores. Siempre está cambiando. Pero en la novela estás solo durante seis meses o un año teniendo que decidirlo absolutamente todo. La novela te da una libertad que no te da la televisión y me hace feliz.
–Los tres guionistas tras el pseudónimo Carmen Mola despertó el interés por su gremio. ¿Los guionistas son los novelistas de moda?
-No lo sé. Pero con el 'boom' de la ficción y las series se adaptan muchas más novelas que antes porque ya está testado lo que funciona y lo que no. Y creo que ante este panorama muchos guionistas han dado el paso ya que la novela es una forma de tener una idea, desarrollarla y luego veremos. Es un camino que se nos ha abierto.
–Tras 'Cuando nadie nos ve', ¿veremos una segunda temporada con 'Terral' rodada en Málaga?
–Ojalá. Vamos a ver qué pasa con la primera. Pero el hecho de que me haya venido a vivir a Andalucía tiene que ver con eso. En Málaga y Sevilla cada vez hay más rodajes. Ahora, la verdadera batalla es que Málaga no sea un 'service', es decir, que no sea solo un sitio donde vienen a rodar las producciones de fuera, sino que podamos darle la vuelta y que hagamos las series desde aquí. Personalmente me cansa ver en pantalla siempre los mismos sitios de Madrid. Cada vez que las series viajan, gustan. Y no es casualidad.
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