«Tenían veinte años y estaban locos», escribe Luna Miguel en una reciente antología de poetas jóvenes editada por La Bella Varsovia: «Eran poetas. Eran hermosos. Estaban locos». Ese espíritu inspira el taller de creación poética de la Universidad de Málaga (UMA), que dirige la ... escritora Violeta Niebla con una batuta más experimental que teórica: «Es bastante salvaje, un espacio para compartir, aprender, equivocarse, romper, leer, cambiar y quitarse miedos». De esta peculiar fábrica, ubicada en el Contenedor Cultural, han salido cientos de poemas, algunos alumbrados durante estos meses de pandemia, con la cuarentena como motor literario y el sentido del humor de escudo. «Beber alcohol no es bueno para el coronavirus. / Ir al gimnasio, tampoco. / Es un error meterlo en multitudes. / No se lleva bien con las viejas. / Y no resiste cuatro horas de calor. / Creo que soy el coronavirus», escribe Javier Aranda en uno de los poemas de este grupo de alumnos que se hacen llamar los #pUMAs.
Natalia Velasco, otra de las autoras inscritas en el taller, acaba de publicar su primer libro, 'El cielo de la boca', de la mano de Letraversal, la editorial dirigida por el poeta Ángelo Néstore, un viejo conocido de Niebla, con quien saca adelante el festival Irrenconciliables con empeño de orfebres. Detrás, en un elegido segundo plano, emerge el apoyo del Vicerrectorado de Cultura comandado por Tecla Lumbreras.
-¿Por qué un taller de poesía?
-Porque era raro...
«Nos servía», continúa Lumbreras, «para hacer llegar el interés por la poesía a la gente joven». Y, con el libro de Velasco en las manos, parece que la propuesta no ha podido salir mejor. Ya en la dedicatoria, esta estudiante de Traducción de inglés y griego moderno deja patente la influencia de sus colegas de taller: «A mis pumas, por descubrirme la verticalidad de la palabra. Os debo todos y cada uno de estos versos, y los que están por venir». Sus poemas están escritos como una forma de deshabitarse, de caer sin hacerse daño: «Si preguntan, me encojo de hombros / y respondo que no sé, que son rachas, / que hay algo que me aprieta».
Al otro lado del teléfono, Lumbreras habla de sus pumas con devoción de madre «y una cervecita», en una terraza al sol. «Victoria», matiza. Siempre tuvo claro que la poesía debía formar parte de su proyecto: «Es la más creativa de todas las literaturas». Y el interés por editar libros de nuevos autores no acaba en Velasco: «Poetas como ella son las que me interesan, las que reflejan el mundo en el que vivimos y se encargan de pulsar el botón de actualizar».
«No / beses / a tu abuela»
Los alumnos diseccionan su realidad, ahora amputada por la distancia social y los gestos escondidos bajo las mascarillas. «Reza al Dios más cercano, / vive entre cuatro paredes, / no / beses / a tu abuela», recomienda Alejandra Sepúlveda en 'Me duele la garganta desde hace veinticinco años'. Desde la sospecha que levanta cualquier acto reflejo en público («Estornudar en el autobús / es mi nuevo deporte de riesgo favorito», escribe José A. Fernández en 'Línea 8: Hospital Clínico') hasta el drama hospitalario («Estos días decimos mucho / desestimaremos a los mayores con patologías / mientras le cerramos los ojos a Francisco / y conectamos su respirador a Fernando», cierra Francesco Milia uno de sus poemas), los pumas ponen versos al coronavirus entre el desasosiego y la ironía, entre el hartazgo y la perplejidad, sin corsés formales: «2020 / nos has metido boca / con la lengua sucia».
Niebla llamó 'Poesía en estado de alarma' al ejercicio que propició estos textos, publicados en los perfiles en redes sociales del Contenedor Cultural y la Universidad: «Así hemos mantenido el trato entre los miembros de la clase, se ha fomentado la formación continua porque los alumnos no han dejado de crear y este parón no repercutía en su afán creativo, además de ofrecerles motivación personal al ver publicados sus poemas». Del taller ya han salido dos antologías y hasta un consultorio virtual que presenta la poesía como remedio a desamores, apatías y otros dolores.
«La idea», explica Lumbreras, «es que haya un poeta de guardia cada semana que responda en veinticuatro horas a quienes comunican sus preocupaciones». La poesía al rescate, como un fármaco recetado para «dolencias espirituales». Y de nuevo Velasco: «Se recomiendan complementos de calcio / evitar palabras duras y vitamina C / para hacer frente a la amenaza de la pérdida / cuando sólo queda la espera».
Los pumas / Taller de poesía de la UMA
Pandemia podría ser el nombre de una flor (Natalia Velasco)
Saliva, aire, sábanas, piel en contacto.
El beso de enhorabuena en la mejilla.
Me he despertado un poco débil,
con un picor raro en la garganta
(y durante cuatro minutos exactos
tratas de quitarle importancia).
Mientras, en las calles se habla de brotes
como de flores que beben el oxígeno infectado
y desprenden su aroma a pandemia en casa esquina.
Línea 8: Hospital Clínico (José A. Fernández)
Estornudar en el autobús
es mi nuevo deporte de riesgo favorito.
La gente se mira inquieta,
cambian de asiento.
El conductor comienza a frenar,
estamos llegando a la parada,
se abren las puertas:
Una señora me susurra
aquí te bajas tú.
Me duele la garganta desde hace veinticinco años (Alejandra Sepúlveda)
Voy a morir mañana.
Cuatro manos llevadas a la cabeza
acaban de arrancar el lavabo de mi baño
y lo han instalado en mi riñonera:
Límpiate las manos cada vez que respires,
infecta a tu codo si es necesario,
bébete el naranjo del jardín,
no hagas de tus cigarros un bien común,
sé más rancia que nunca
-lo siento, vecina, yo no quería-,
y reza al Dios más cercano,
vive entre cuatro paredes,
no
beses
a tu abuela.
Papá,
mamá,
todavía no es mañana
y ya no me queda aire.
Estado de ¡alarma! (Benjamín Santiago)
Coronavirus: grupo de riesgo.
no salgas de casa · compra guantes · toma la temperatura ·
no vayas al médico · llama por teléfono ·
mira los síntomas · ten cuidado · compra medicación ·
coge la mascarilla
cuatro paredes me recuerdan que me ahogo todos los días
compra comida · recoge las pastillas ·
deja de colapsar Mercadona · ponte a la cola ·
viene la policía · no queda rollo de papel ·
te he dicho que no cojas más carne ·
no vayas a clase · quédate en casa ·
cancela tus planes · estado de alerta
Estado de ¡alarma!
Colapsan las emociones buscando gestionar la pandemia.
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