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Al doblar la esquina de la populosa calle Bolsa una escultural paloma se transforma en mano quiromántica como un día dibujó Rafael Pérez Estrada (Málaga, 1934-2000). Pero la huella del poeta, dramaturgo, narrador, editor, artista y abogado también anda escondida en su ciudad. Como ese verso-dibujo que bien podría ser un tuit genial y que te asalta al llegar al corazón del laberinto de Pozos Dulces: 'Málaga, martini del mar'. La capital fue algo más que un escenario para el autor de la fantasía, cuya obra invita a callejear más allá de las avenidas para descubrir los pasajes de su poesía, las caminos de sus novelas, las travesías de su teatro, los giros de sus aforismos o la cartografía de sus dibujos y collages. Multifacético y genial, Pérez-Estrada influyó en varias generaciones de escritores y artistas hasta convertirse en un autor de culto, cuya desbordante legado no ha parado de crecer desde su temprana desaparición. Este jueves, 21 de mayo, se cumplen dos décadas de su muerte, pero su obra está más viva que nunca. Tal vez porque todo el que prueba su obra saborea el martini de la literatura. Y del arte.
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Ese carácter irrefrenable para la creación hace que el legado de Rafael Pérez Estrada sea abordable desde muchos puertos. Por supuesto, desde el mar y los barcos, referencias ineludibles que navegan de sus versos a sus dibujos. Y también de su vida. Intentó siempre vivir en la orilla, a la que no perdía de vista cuando escribía o leía desde los ventanales de su casa del paseo marítimo. Porque cuando el escritor y artista habla del mar coincide su geografía literaria con la vital. «No he encontrado a un escritor más enamorado de Málaga, incluso más que Picasso», asevera Ana Cabello, guardiana del legado del autor como directora de la fundación municipal que lleva su nombre.
La mirada de Rafael convierte esa Málaga que habitaba en un objeto artístico y literario que llenó de seres fantásticos y mitológicos, de ángeles y, por supuesto, aves de la ciudad del paraíso. Y su legado fue tan inmenso que todavía se descubren versos inéditos, como aquellos que escondió en 'Ancla de amor y hoguera', el pregón de la Feria de Málaga de 1989 que hoy precisamente, coincidiendo con el vigésimo aniversario de su muerte, rescata la Fundación Pérez Estrada en su homenaje digital a través de su web. «Es un poema olvidado que ni siguiera aparece en sus obras completas, pero es muy revelador porque habla de Málaga, pero también de los malagueños», descubre Cabello, que lamenta que la crisis del Covid-19 haya mermado esta efeméride para la que se había planificado una gran puesta en escena en la ciudad. Entre otras cosas, con este poema como protagonista a través de una versión gigante y callejera para que el público lo pudiera leer y tocar.
antonio soler, escritor
ana cabello, directora fundación pérez estrada
«Pero ante la adversidad, ingenio, que es lo que nos enseñó Rafael», resuelve la directora de la fundación, que también ha abierto una exposición en Internet sobre los mundos del autor que reivindica su faceta más artística a través de sus dibujos. Y es que el autor de 'La extranjera', 'Valle de los Galanes' o 'Libro de Horas' es un autor para saborear con bocados tan diferentes como su exquisita y múltiple actividad que hoy es percibida incluso desde la modernidad de un autor adelantado a su tiempo. Una capacidad que es particularmente palpable con un simple paseo por su obra en la que no solo rompe continuamente las fronteras de los géneros literarios –aforismos que parecen microrrelatos, poemas que viaja a la prosa y viceversa–, sino también los límites de las letras con el dibujo y el collage.
Tal vez, el único perfil que sólo se intuye en su obra es la vertiente personal del autor, cuya arrolladora capacidad creativa se correspondía con una presencia inteligente y magnética. Una dimensión hacia la que apunta uno de los que no solo lo conoció de cerca, sino que se encarga desde su fallecimiento de ordenar y estudiar su obra, el profesor Francisco Ruiz Noguera. «Fue un creador compulsivo que, literalmente, no paraba, pero además era un personaje muy atractivo que incluso antes de empezar a ser conocido fuera de Málaga, ya dejó huella en poetas más jóvenes y de su propia generación», señala el antólogo de la poesía de Pérez Estrada, que recuerda la publicación de 'El levitador y su vértigo', en el que Jorge Guillén, Fernando Quiñones, Pablo García Baena, Aurora Luque, Juan Cobos Wilkins o José Infante descubrían el gran secreto de Pérez Estrada: no hay un solo Rafael. O como dice Antonio Soler: «Él es prácticamente un género literario en sí mismo».
Y así es Málaga;
Mitad jazmín y mitad brisa.
Mitad paloma y mitad gaviota mensajera.
Mitad labio y mitad pétalo.
Corazón traspasado por una biznaga de amaneceres incansables.
(Incluido en el pregón 'Ancla de amor y hoguera')
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
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