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Las maletas no solo simbolizan los viajes. También son el testimonio del exilio. Por eso no es extraño que hace unos años apareciera una valija ... en México con las fotos de Robert Capa de la Guerra Civil. Pero ese mediático equipaje no fue el único que sirvió para guardar la memoria silenciada de la contienda y la diáspora que provocó. La que usó el diputado malagueño Pedro Armasa Briales para escapar de su linchamiento al estallar el golpe y para dar tumbos por Europa acabó guardando también su amplia correspondencia y su legado documental. Una maleta que guardó durante décadas su sobrina, Ana Accino Armasa, y que acabó abriendo el profesor de Historia Fernando Arcas, que ha culminando más de tres décadas de investigación con la publicación de la biografía sobre este abogado, político y masón que fue represaliado por las dos Españas y ha permanecido desde entonces en la zona de sombra de la Historia.
«Contar con el testimonio personal del propio personaje a través de su correspondencia, sus documentos o boletines de sus intervenciones en las Cortes es una suerte que pocas veces ocurre», reconoce el autor del volumen 'Pedro Armasa Briales (1893-1957). Danton', que no oculta su felicidad por la presentación del libro este viernes 4 en el Ateneo de Málaga. Y no solo por las décadas que esta investigación se ha ido solapando con sus otros estudios y publicaciones, sino por los problemas de salud que el historiador malagueño ha logrado superar desde la pandemia. «Curiosamente en la convalecencia es cuando me he podido dedicar en exclusiva a concluir la biografía», confiesa a SUR Fernando Arcas que no oculta que a este volumen, además de su mirada, le ha puesto su (renovado) corazón.
Ese latido une además al autor con el propio político radical Pedro Armasa que, en una de sus cartas del exilio publicadas en el libro, bromeaba con el ministro socialista de la Segunda República Indalecio Prieto al afirmar que ambos eran «correligionarios en dolencias aórticas» por el vacío y la nostalgia que sentían por España desde el exilio. En el caso del abogado, político y catedrático de francés del Instituto Gaona acabó instalándose y abriendo su bufete en la capital de la Costa del Sol francesa, Niza, porque la ciudad le recordaba a Málaga.
«A Pedro Armasa lo podemos considerar un modelo de lo que la historiografía reconoce como la tercera España, ya que estaba en tierra de nadie», cuenta Fernando Arcas, que se sintió atraído por el personaje cuando leyó la confesión en una de sus cartas en la que se sentía «un poco responsable de la historia contemporánea de la patria chica». Así, el libro desvela que la gran actividad política del abogado se produjo durante la segunda república, cuando el malagueño se convirtió en parte del núcleo cercano del líder del Partido Republicano Radical, Alejandro Lerroux, y fue nombrado subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. «Trabajó por la provincia desde Madrid y promovió nuevas escuelas e institutos en toda España, como el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios de Torremolinos», apunta el biógrafo.
El giro de los radicales en aquellos años desde la coalición con los socialistas al pacto con la derecha fue la marca que sentenció al demócrata Pedro Armasa al estallar la sublevación militar. El bufete del político en calle Salvago y su casa de Pedregalejo fueron asaltadas, pero el abogado se libró del lichamiento en el último momento y se embarcó en un mercante alemán que lo dejó en Lisboa. Y de allí, llegó a Francia. Tras la guerra intentó volver, pero el Gobierno de Franco lo expulsa de su cátedra y del Colegio de Abogados, y le condenan por la ley de la masonería incautándole sus bienes, sus cuentas, su despacho y su gran biblioteca. Lo paradójico es que la logia a la que pertenecía también le había expulsado en el 35.
Título: 'Pedro Armasa Briales (1893-1957) «Danton»'
Autor: Fernando Arcas Cubero
Editorial: Servicio de Publicaciones y Divulgación Científica de la Universidad de Málaga. 2022. 245 páginas
Presentación: Viernes 4 de noviembre, a las 19 horas, en el Ateneo de Málaga. Entrada libre hasta completar aforo
«Mientras otros radicales volvieron, como Salvador González Anaya, que fue alcalde Málaga, Pedro asumió que su exilio iba a ser largo y la diferencia fue la masonería», explica Arcas, que precisamente titula esta biografía con el apodo de 'Dantón', que era el nombre del malagueño en esa organización tan perseguida por la dictadura. A su condena se unió otro detalle importante, como apunta su biógrafo: «Armasa no delató a nadie e incluso sus acusadores se lo echaron en cara». El que no volviera fue una amargura para el malagueño, pero una suerte para los judíos sefarditas en Francia. El político se implicó en la defensa de estos españoles frente a los nazis para que fueran reconocidos por el Gobierno de Franco. Como el popular 'Schlinder', el exiliado libró a muchos de ellos de los campos de concentración usando sus contactos con el embajador español en el país galo.
En la maleta también hay abundante correspondencia del político con su paisana Anita Delgado o con la Bella Otero, además de las cartas que siguió mandando a las autoridades para volver a Málaga. Lo consiguió en 1952, aunque le prohibieron dar clases en su instituto y reingresar en la abogacía. A partir de entonces vivió en hoteles. Su preferido era el Miramar, mientras que en Madrid tenía las puertas abiertas del Palace, donde falleció cinco años después de su vuelta. «En sus escritos se descubre a un personaje de una enorme dignidad», resume Fernando Arcas que, gracias a esa valija guardada por la familia del político, ha hecho justicia con un hombre olvidado y represaliado que se mantuvo fiel a su conciencia demócrata y republicana.
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