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Para no perder la costumbre nos citamos en la redacción de SUR. Hace un año apareció en estas páginas su primera entrevista antes de la llegada a las librerías de su debut literario, ‘El día que se perdió la cordura’. Entonces Javier Castillo (Málaga, 1987) era un desconocido que nos contó que había escrito este ‘thriller’ en el tren de cercanías a Fuengirola que lo llevaba cada día a su trabajo como consultor de finanzas. Optó por autopublicar en Amazon su libro hasta que la editorial Suma de Letras lo fichó para sacarlo en papel. No se equivocó a la vista de los 100.000 ejemplares vendidos de ‘Cordura’, que convirtieron al malagueño en el fenómeno editorial del pasado año. Unos números que han permitido a este autor dejar de hacer cuentas para otros y dedicarse a todo lo contrario: trabajar su buena letra.
Estas últimas navidades ha seguido siendo líder de ventas y hoy vuelve a las librerías con la secuela ‘El día que se perdió el amor’, que presenta esta tarde en La Térmica (19 horas). El propio Castillo anunció en redes sociales que publicaba su nueva novela y las reservas previas ha sido tan desproporcionadas que la editorial tomó una decisión inédita en la compañía: una primera edición de 50.000 ejemplares. Pese a su éxito, el malagueño confiesa que aún se siente un desconocido: «Todavía me miran y dicen: ¿Quién es éste?»
–100.000 ejemplares son muchos libros.
–Son muchísimos. Escribía para que me leyera la familia y de ahí a esto...
–¿Cuál es el secreto?
–No lo sé porque detrás de cada lector que compra un libro hay una historia. Una chica me contó que tenía cáncer y que una amiga le regaló ‘Cordura’ para que lo leyera en las tres horas que le ponían la quimio. Y desde que empezó a leer el libro deseaba que llegasen las sesiones y se le pasaban volado. Me puse a llorar.
–Es que usted tiene un final en cada capítulo. ¿Es adictivo?
–Sí. Escribo para enganchar. Con este segundo libro me he propuesto que la gente cancele planes. Que quiera seguir leyendo en lugar de encender la tele o mirar el móvil.
–Usted es un escritor de la nueva era, con miles de fans en redes sociales. ¿Qué le debe a Internet?
–Unos tienen un programa de televisión de gran audiencia, otros un megacontrato con una editorial y ahora también disponemos de una herramienta gratis para darte a conocer que es Internet. Pero que sea gratis no significa que no haya que trabajarla y dedicarle muchas horas. Y sobre todo hacerlo con cariño y compartir emociones, porque si lo haces para vender, se nota.
–¿Y cómo vive ahora dentro de una editorial tradicional?
–Tengo la suerte de estar en una compañía que me deja hacer lo que quiera. Y para la promoción no hay color. Cuando uno se autopublica está solo ante otros 900.000 títulos como ocurre en Amazon, pero con una editorial te colocan en las estanterías y te gestionan entrevistas como éstas...
–Ja, ja. Ya llevamos tres en un año. En la que hicimos en verano, usted se quejaba de que, pese a sus ventas, la prensa le hacía poco caso...
–Pues todo cambió entonces cuando SUR publicó que había vendido 100.000 ejemplares. Hubo un cambio de inercia.
–¿Entonces ya lo miran diferente?
–Todavía me miran y dicen: ¿Quién es éste que vende tanto? Porque a los escritores no nos conocen la cara como a los cantantes.
Autor: Javier Castillo. Novela
Editorial: Suma de Letras. 426 páginas. España. 2018.
Precio: 17,90 euros.
Presentación: Javier Castillo presenta hoy su segunda novela en La Térmica, a las 19 horas.
–Ha dejado de trabajar como consultor financiero...
–Lo dejé en agosto pasado. Tenía que elegir. Estar a medias en los dos mundos no iba a funcionar porque no estaba en ninguno. Ha sido una decisión muy acertada ya que, además de escribir el libro, me ha permitido vivir en casa el primer año de mi hija.
–¿Hasta dónde quiere llegar?
–Quiero seguir escribiendo y probar cosas nuevas. No me interesa un sillón con una letra en la Real Academia, sino que el lector se entretenga y se olvide de sus problemas. Vivimos en un mundo rodeado de Internet, series, televisión y la novela es otro medio para entretenerse.
–También va a entretener a lectores de otros países.
–Mi primer libro está a punto de salir en México y Colombia, pero también en Italia y me hace mucha ilusión porque es la primera traducción. Y me acaban de decir que también se está traduciendo al turco y se negocia la venta en Japón.
–‘El día que se perdió la cordura’ comienza con un hombre desnudo en la calle y esta secuela, con una mujer. ¿Esto es paridad?
–El inicio de la primera entrega era más truculento y esta continuación es más intrigante. Pero quería hacer un guiño entre ambas novelas.
–También coinciden mujeres decapitadas en ambos arranques... ¿Lo ha consultado con el sicólogo?
–Ja, ja. Pedí cita pero no llegué a ir.
–De la cordura/locura de la primera entrega, aquí pasa al amor.
–Lo único que te cambia la vida es el amor y de eso va la novela.
–«El destino es un invento para vender libros románticos», dice uno de sus personajes. ¿El asesinato lo es para vender ‘thrillers’?
–Totalmente. Los asesinatos son algo tan turbio, que enganchan.
–¿Nos atrapan por morbo o por misterioso?
–Nos interesa el enigma. Cuando planteas un asesinato tienes la necesidad de resolverlo y saber que ha pasado, pero en el momento que conoces el motivo, todo lo demás es morbo. Lo estamos viendo con el caso de Diana Quer. Es feísimo lo que está pasando. Antes de que la encontraran, queríamos saber lo que había pasado y que estuviera viva. Lo de ahora es morbo.
–¿‘El día que...’ será trilogía?
–No. He decidido cerrarla. Ya estoy con otra novela. También será negra, pero distinta.
–Algunos ya lo han bautizado como el ‘rey de la novela negra’...
–Más vale no creérselo. Me dicen eso, también el rey de la autopublicación y hasta el ‘Stephen King’ español... pero para eso tendría que escribir 80 libros y vender millones de ejemplares. Escribo el mismo género, pero estoy a años luz.
–Por lo pronto, el cine ya se ha interesado por usted.
–Hace un mes firme los derechos de adaptación de la novela y la secuela para una serie. Es una productora grande, pero no puedo desvelar detalles.
–En sus novelas hay agentes del FBI y ambientación estadounidense. ¿Tan acostumbrados estamos a la cultura americana?
–Para la novela negra y el ‘thriller’, sí. Si narras un caso de investigación es difícil imaginarte un policía español.
–Pero Vázquez Montalbán lo hizo con Pepe Carvalho o Lorenzo Silva, con Bevilacqua y Chamorro.
–Y lo hacen genial. Pero una trama truculenta como ésta, me cuesta ubicarla en España.
–Una curiosidad para terminar. Su primera novela la escribió en el tren de Fuengirola a Málaga. ¿Ésta secuela dónde la ha escrito?
–Entre el sofá de mi casa y la biblioteca de Fuengirola, pero para el final del libro me monté en el tren y lo terminé allí. Llámalo manía u obsesión.
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