Luisa Etxenike: «Acusar al PSOE de estar pactando con ETA es de ignorantes»

Miguel vive apartado en el País Vasco francés. Se ha expulsado a sí mismo de su propia vida y el tiempo pasa entre una dieta nada saludable y largos paseos en busca de un cansancio con el que combatir la vergüenza. No por las cosas que hizo, sino por las que permitió, por las que no combatió, por todo lo que hicieron otros y él dejó que ocurriera. Miguel se encuentra en un proceso en el que la violencia del terrorismo pasado, tan física como el propio cuerpo, se le clava en el estómago y quiere –aunque todavía no lo sabe– cambiar su forma de mirar el mundo. Es la premisa de 'Aves del paraíso', última obra de la escritora Luisa Etxenike (San Sebastián, 1957), un libro con el que reflexiona sobre los estragos de ETA desde lo más íntimo de la sociedad.

De esta propuesta habló ayer en el Aula de Cultura de SUR, un ciclo organizado por este diario en colaboración con Obra Social 'la Caixa' y el Museo Carmen Thyssen Málaga. Fue la primera sesión de este 2020, un comienzo de año «a lo grande», como expuso el director del aula, el escritor Pablo Aranda. El encargado de entrevistar a Etxenike fue el también novelista Justo Navarro, que se encargó de hacer las preguntas adecuadas.

Etxenique desgranó las páginas de su libro y reflexionó largo y tendido sobre lo que supuso ETA para Euskadi. «El terrorismo se hablaba en los medios públicos, pero se vivía en lo privado», aseguró, lo que supone una premisa clave en la historia de Miguel, un hombre que de forma inconsciente lucha a través de lo cotidiano. «La culpa es una obra colectiva, pero en la vergüenza estamos solos», por eso, ahora que ETA ya no está, Etxenike cree que vivimos un momento esperanzador y de oportunidades para reflexionar sobre el pasado, pero con vistas al presente y al futuro.

Por eso, preguntada por los asistentes por su opinión sobre el uso que algunos partidos están haciendo actualmente de las víctimas de ETA y sobre la politización del terrorismo como reproche al pacto de investidura de Pedro Sánchez, la escritora fue meridianamente clara: «Acusar al PSOE de estar pactando con ETA es de ignorantes». También empleó el calificativo «injusto», porque los socialistas «sufrieron el terror igual o más que los populares» o que la ya extinta UCD. «Como ciudadanos debemos exigir más altura de debate a nuestros representantes», aseveró.

De vuelta a su libro y al debate actual sobre ETA, Etxenike cree que la literatura y la historia cada vez hablan más sobre la nueva etapa y analizan cómo se vivieron aquellos días desde lo íntimo. Para ilustrarlo recordó una anécdota reciente con la que se emocionó. «Estaba en un debate con Jon Sistiaga y una mujer intervino para contar su historia». La interlocutora relató que la banda terrorista mató a su padre, «pero al día siguiente había que comer». Por eso bajó a comprar comida, en una paradójica rutina que se repitió en demasiados hogares mientras existió ETA. «La noticia ya había salido en el periódico y todo el mundo sabía quien era ella y lo que había ocurrido». Cuando entró en la tienda pasó «lo que pasaba en Euskadi: nada». Hizo cola para pagar y se fue a su casa mientras que todo el mundo en el establecimiento se quedó callado, tragando lo intragable con tensa normalidad.

Cuando la mujer terminó su historia, otra intervino y dijo que la recordaba, que sabía quien era: estaba en esa tienda. «Entonces le admitió que debía haberse acercado y preguntado cómo estaba». Para Etxenike, en ese costumbrismo tan íntimo «está todo»; en él se refleja el peso que recaía sobre los hombros de la sociedad vasca, presa de un tedio que parecía no acabar nunca.