Louise Glück, el día de la concesión del Nobel. AFP

Louise Glück, la Premio Nobel que no debes leer

Si esta es la actitud del Premio Nobel dos mil veinte, para mí que se ha declarado desierto

Jorge villalobos

Domingo, 22 de noviembre 2020, 01:38

Resultan escasas o hasta si llegan a trascender los dedos de una mano —y podrían parecer demasiadas—las ocasiones en las cuales se puede ver un lector, un fervoroso lector en la necesidad de afirmar lo siguiente con rotundidad: no debes leer a Louise Glück. ... No leas a Louise Glück excepto si es en las traducciones de Pre-textos. Aún más, te pido, te animo, de amante de los libros a amante de los libros: lee a Pre-textos, no a Louise Glück. ¿El motivo? En estas últimas semanas ha trascendido una de las más lamentables y mezquinas noticias con las cuales se puede ennegrecer y tirar por la borda la obra de un poeta: recién galardonada con el Premio Nobel, da la absoluta espalda a la editorial que ha creído en ella durante catorce años cuando nadie más lo hacía ni en este país ni en los colindantes ni en el último arbusto de la cordillera alpina. Ni lo iban a hacer.

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Sin vender apenas dos cientos ejemplares. Sin recuperar siquiera la inversión en traer a esta lengua toda su obra en la práctica, una misión casi quijotesca por el amor hacia la Literatura de calidad. Les retira los derechos y exhorta a que destruyan todas sus existencias. Duele solo decirlo. Esta es la último Premio Nobel: una poeta que exige a su editorial de confianza que destruya sus libros para vender los derechos al mejor postor. ¿Esta es la poesía honesta e íntegra en la que cree su representante, 'El Chacal' —a buen entendedor, pocas palabras—, y ella? Reconocen su obra y abandona a la editorial que tradujo casi todos sus libros. Le entregan un premio, el cual no resulta ser justo de escasa cuantía, y desprecia a la editorial que perdió una enorme suma de dinero para dar a conocer su obra. Si esta es la actitud del Premio Nobel dos mil veinte, para mí que se ha declarado desierto o mejor aún: que ofrezcan ese Nobel a la editorial valenciana, como cuando recibió el Príncipe de Asturias. Pre-textos se merece un Nobel, Louise Glück no. Pre-textos, Premio Nobel dos mil veinte (o veintiuno).

La desgracia, para este lector, es haber descubierto parte de su obra gracias a la magnífica, generosa, emprendedora editorial a la cual reniega y, sin embargo, ahora quisiera no haber leído. Sí tener los ejemplares, porque Pre-textos lo merece, pero sin abrir, impolutos, envueltos a modo de venganza literaria, bien plastificados en la no lectura. Algo peor que no ser conocido es que no quieran leerte. Ni lo hagan. Mejor leer —y mucho— del exquisito e inmenso catálogo de Pre-textos donde, desafortunadamente para Glück, dejará de estar o, si está, sea para recordarnos cuál es el ejemplo a no seguir, nunca. Por eso, no leas a la poeta que exige la destrucción de libros, sí, libros, sus propios poemarios, por ganar vendiendo sus derechos al mejor postor un dinero el cual, con el Nobel, ni le hace falta. No debes leer a Louise Glück.

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