Gámez y Gibson, junto a historiadores tras el descubrimiento de la placa. A. G.

Lorca estuvo aquí

Una placa en la Subdelegación del Gobierno recuerda las estancias veraniegas del poeta en Málaga, donde hizo amigos como Prados y Altolaguirre y se lamió las primeras heridas de su relación con Dalí

El desahogo económico permitía a los García Lorca costearse largas estancias en el Hotel Hernán Cortés de Málaga. Venían cada verano, procedentes de Granada. Acababa de descorcharse el siglo XX con su envenenada promesa de progreso. Al joven Federico, que acabó fraguando amistad con ... algunos autores locales como Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y José María Hinojosa, le impresionaba el mar. Con los años, los reclamos de la ciudad se multiplicaron para el poeta. Aquí, le confesó en una carta al pintor Benjamín Palencia, «Dionisio te roza la cabeza con sus cuernos sesgados y el alma se pone de color de vino». En otra misiva se dirigió a Manuel de Falla: «Málaga es maravillosa, y ahora yo lo digo dogmáticamente. Para ser un buen andaluz hay que creer en esta ciudad, que se estiliza y desaparece ante el mar divino de nuestra sangre y de nuestra música. Es imprescindible que venga usted».

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A Lorca le atraía Málaga, un lugar que consideraba abierto, desacomplejado, y que también le sirvió para lamerse las primeras heridas de su borrascosa relación con Salvador Dalí. En 1925, tras pasar la Semana Santa juntos en Cadaqués, Federico regresó locamente enamorado. El dolor que le produjo la distancia, después de aquellos días felices, encontró algo de calma junto a las olas del Mediterráneo. Así lo relata el hispanista Ian Gibson, que este lunes, en la sede de la Subdelegación del Gobierno en Málaga, antiguo Hotel Hernán Cortés, ha descubierto una placa en recuerdo de las estancias veraniegas del autor de 'La casa de Bernarda Alba' y 'Poeta en Nueva York'. Gibson, especialista en la biografía y la obra de Lorca, ha estado acompañado de la subdelegada María Gámez.

El edificio, en el Paseo de Sancha, fue reformado como Hotel Caleta Palace, antes de convertirse en el Hospital 18 de Julio. Lorca permaneció en sus dependencias en varias ocasiones entre 1918 y 1925, aunque en la placa figure «por error», reconoce Gibson, que el poeta vino por última vez en 1924. Pero su vinculación con la provincia se extiende más allá de los veraneos frente al mar; uno de sus tíos había tocado la bandurria en el Café Chinitas y otro estaba casado con una malagueña. También su madre estuvo ingresada en el Hospital Noble, se cree que por una depresión postparto. Y el propio Federico viajó con deseo a Torremolinos y Fuengirola. «Hay un cachito de Lorca en Málaga y queremos hacer justicia con esa parte de la historia», ha explicado Gámez.

Durante el acto, al que también han acudido los historiadores Víctor Heredia, Fernando Arcas y Jaime Aguilera, se han mostrado dos documentos localizados en el Archivo Manuel de Falla de Granada que atestiguan la fascinación de Lorca por Málaga. En dos cartas enviadas al compositor, el autor granadino le envía «un abrazo desde este paraíso de Andalucía». En términos similares se dirige al crítico Melchor Fernández Almagro: «Ya se está terminando mi temporada de campo. En unos días regresaremos a Granada, y de allí es probable que a Málaga, la ciudad que más quiero de toda Andalucía por su maravillosa y emocionante sensualidad en carne viva». Todas esas impresiones encuentran desde hoy un guiño en el número 64 del Paseo de Sancha.

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