Jon Sistiaga: «Es mejor enseñar quién era Miguel Ángel Blanco que los reyes godos»

Llegaba el momento de hablar de cosas que hace más de 35 años estaban ocultas, aunque lo peor es que gran parte de ellas aún lo siguen estando. Ese momento era del periodista y reportero Jon Sistiaga, que toma su experiencia profesional y personal para escribir su primera novela: 'Purgatorio'. Sus entrevistas con miembros de ETA y su propia experiencia como vasco que vivió toda esa etapa le han llevado a crear este thriller. Y en la tarde del martes, el periodista llegaba a Málaga para presentar su debut literario en el Aula de Cultura de SUR.

Cuando se sentaba junto al periodista de SUR Alberto Gómez, codirector del Aula de Cultura junto a Antonio Javier López, Sistiaga saludaba contento a un público que llenaba la fábrica de Cervezas Victoria. «Ya estaba bien de ser periodista serio tanto tiempo. He conocido a mucha gente a nivel personal, he pasado situaciones y me han contado cosas que me quemaban en las libretas. Esta novela la podría escribir con los ojos cerrados», confesaba al hablar sobre su primer paso en la literatura con 'Purgatorio'. «Llegaba el momento de hablar de cosas que eran invisibles. Hay más de 300 asesinatos sin resolver, por lo que habrá unas 200 personas ahora mismo con 60 y 65 años que saben y forman parte de lo que ocurrió», exponía Jon Sistiaga.

«¿Es una herida cerrada en falso?», le preguntaba Alberto Gómez. «Sí, es una herida cerrada en falso porque se hicieron mal varias cosas cuando todo acabó hace 10 años», contestaba e introducía Sistiaga. «Entre ellas se olvidó contarlo a los hijos. Un 70% de los chavales que tienen entre 15 y 30 años no saben quién es Ortega Lara o Miguel Ángel Blanco, no está en los libros de bachillerato. Igual es mejor enseñar quiénes fueron ellos en lugar de la lista de los reyes godos», continuaba. Otra de las cosas que Sistiaga señalaba era el reflexionar cada uno sobre lo que había hecho en ese momento: «Si no te interpelas a ti mismo no interpelas a los que tienen de verdad que dar explicaciones. Alguien tendrá que decir quiénes eran los que estaban comiendo bacalao al pil pil mientras mandaban a los chavales a pegarse con la policía...».

Hablando de esos jóvenes también hizo mención a la actuación de Putin en estos momentos con la guerra que ha creado contra Ucrania: «Al final hay unos señores mayores que convencen a jóvenes de 18 y 19 años para que maten y hagan sacrificios humanos. Están diciendo que no hay otra opción que utilizar la violencia y convencen de que la violencia es buena porque es necesaria para defender a los suyos, que si no actúan acabarán con ellos. Si no defienden a la santa madre patria y no ayudan a los suyos desaparecen. Y esto no lo digo yo, lo dice Putin», aseguraba mientras miraba al público que asentía al terminar.

Entre reflexión y confesión, Jon Sistiaga recordaba su propia experiencia y la del pueblo del País Vasco con ETA: «Nos acostumbramos a una terrible normalidad de levantarnos con la noticia de una bomba o un asesinato en la calle de al lado. Era normal no poder ir al trabajo porque todos los autobuses estaban ardiendo. Los periodistas, al sentirnos el objetivo, teníamos que demostrar que no sabíamos quién era el malo. No me apetecía hablar con un tío que sabía que se iba a quedar con mi matrícula».

«Le das voz a los verdugos y a las víctimas», le decía el periodista Agustín Rivera cuando se daba paso a las preguntas del público. El mismo Sistiaga lo reconocía unos minutos después: «Creo que hay que escuchar todas las voces, pero lo primero que alguien tiene que decir es 'lo siento'. A partir de ahí, te puedo escuchar. En este libro se empatiza con los malos de ETA, desde el primer capítulo sabes que el que está hablando ha hecho algo malo y entiendes partes de su personalidad que hacen que no te caiga tan mal. Genera una extraña sensación al leer el libro. Todos los que pasan por aquí pasan por su 'Purgatorio'», reflexionaba Sistiaga.

«El problema es que el que mata luego no es tan valiente para reconocer por qué lo hizo o quién lo mandó. Cuando matas a alguien suspendes tu capacidad empática, suspendes tu humanidad. Al final más que miedo a salir, tienen vergüenza», concluía Sistiaga en una de sus últimas reflexiones en el Aula de Cultura. La necesidad de que los jóvenes sepan de esta parte de la historia de España es más que evidente, mientras tanto, personas como Sistiaga lo acercan un poco más a la sociedad. «Hay que agradecerte que traigas esto de vuelta a nuestra memoria», le decían entre el público.

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