Entrevista
Javier Castillo: «He hecho carrera con mis obsesiones oscuras»Entrevista
Javier Castillo: «He hecho carrera con mis obsesiones oscuras»Antes de la entrevista cuelga un 'story' en el que cuenta que va a dejar por Málaga un ejemplar firmado de 'La griega del silencio' para que se lo quede el que lo encuentre. Apenas unos minutos después, una lectora se cruza con él y ... comienza a seguirlo para ver donde lo deja, pero él le explica que es el único y lo necesita para las fotos, por lo que lo 'abandonará' después. No, no pasa desapercibido Javier Castillo (Málaga, 1987), el escritor superventas que este martes publica 'La grieta del silencio', la culminación de la saga 'La chica de nieve' que también está siendo adaptada por Netflix. Maestro del 'thriller' y el misterio, el autor ha querido que sea Málaga y el Aula de Cultura de SUR (Cine Albéniz, 18 horas, y en directo en SUR.es) el escenario de la primera presentación nacional de este esperadísimo libro, que vuelve a plantear la desaparición de un niño, Daniel. Pero esta vez son dos novelas en una, ya que la trama cierra también el círculo de la tragedia personal de la protagonista, la periodista Miren Triggs. A la que dice adiós, aunque podría ser un hasta luego.
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Título: 'La grieta del silencio'
Autor: Javier Castillo
Editorial: Suma de Letras, España, 2024, 448 páginas
Presentación: Martes 16 de abril, en un acto organizado por el Aula de Cultura de SUR en el cine Albéniz, a las 18 horas, acompañado del periodista Francisco Griñán. Con el patrocinio de Fundación Unicaja y Cerveza Victoria.
–¿Por qué esta vez el estreno en Málaga?
–Suelo publicar las novelas los martes y hacemos las presentaciones un par de días después para que la gente ya pueda leerlas o echarles un vistazo. Así que fijamos Madrid, pero después pensé adelantarlo en Málaga, porque es la última novela de Miren. Así que no quedaba otra que hacer una locura y presentarlo el mismo día que se lanza.
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–¿Al séptimo libro se siguen teniendo nervios?
–Muchos. Fíjate, cada novela me planteo arriesgar y estirar todo al límite, así que tengo ese vértigo de decir si habré ido demasiado lejos, demasiado rápido o demasiado agresivo, lo que siempre produce nervios. Espero que a la gente le guste. A mí me parece la mejor novela de todas. Cuando empecé a desarrollar 'La chica de nieve' en 2019, ya planteé la desaparición de Daniel Miller. Revisando mis notas, cuando me puse a escribir, estaba casi todo. Tenía ganas de que llegara este momento porque era el final de Miren.
–Lo dice como si escribir fuera lo fácil de la novela.
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–A mí me duele mucho escribir. Lo paso mal y lloro un montón escribiendo, pero creo que la parte complicada es plantear una historia y emocionar. Luego, obviamente, está la magia de aflorar esas emociones, hacer descripciones certeras y eliminar lo innecesario.
–Los que esperen un 'thriller' sobre una desaparición lo van a encontrar, pero 'La grieta del silencio' es más la novela de su personaje más emblemático, Miren.
–Sí, es su novela. Está planteada de modo que la puedes leer de forma independiente y la comprendes, o como el acto final de un personaje al que conoces y lo ves enfrentarse a su mayor demonio.
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–La historia plantea sentimientos opuestos: la venganza frente a no perder la esperanza cuando parece todo perdido.
–Los personajes de Miren, Jim y Ben están persiguiendo algo durante mucho tiempo, sin saber porqué lo hacen bien y como una manera de sanarse a sí mismos. Son tres personajes que están unidos por lo que les ha pasado, pero al mismo tiempo por esas ganas de buscar. Y eso les conecta con el mundo, porque todos, de un modo u otro, estamos buscando respuestas sobre el sentido de lo que hacemos. El mensaje es que la vida continúa para todos y, aunque estés cargado de heridas, tú decides si se las quieres dejar a los tuyos.
–También plantea el dilema de lo que estamos dispuestos a hacer por un hijo. Y dice en el libro que hasta dejaría de escribir.
–Si yo veo que me estoy perdiendo la vida de mis hijos por escribir, lo dejaría. Obviamente adoro mi trabajo y soy muy afortunado de tener una pareja con la que me complemento, porque los dos trabajamos en casa y podemos encajarlo todo. Pero el amor a los hijos está por encima de todo y estamos dispuestos a hacer lo mejor y lo peor por ellos. No solo a renunciar a mi profesión, sino a mucho más, pero como todos los padres.
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–En la novela hay una autorreferencia con el anterior libro de la saga, 'El juego del alma', que en la ficción escriben Miren y Jim, lo que le lleva a una reflexión sobre el éxito y las firmas de libros. Es difícil no pensar que habla en primera persona.
–De hecho, mis editores piensan que hablo de ellos. Pero esa editora que aparece está llevada al extremo, es una perra vieja que se las sabe todas para vender más. Me gustaba crear este personaje tan caricaturizado para contrastarlo con Jim y Miren. Ella es estridente y exagerada, a la vez que brillante porque conoce muy bien cómo funciona el negocio.
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–Mario Muchnick tituló su biografía, 'Lo peor no son los autores', para contarnos que lo peor eran los editores. ¿De verdad no se lleva mal con los suyos?
–Mi editora es Ana Lozano, con la que tengo una relación de amistad –saca el móvil mientras lo dice y busca los últimos mensajes en los que no falta el cariño como prueba de la defensa–. Pero incluso ella me ha dicho: '¿Yo no soy así, verdad?' El personaje de la editora Martha Wiley es una hipérbole de un mundo que quiere exprimir y sacar el máximo beneficio.
–Se lo preguntaba también porque es difícil no poner su cara a Jim ante su éxito en las firmas de libros.
–Jim está muy orgulloso de su éxito con las lectoras y le gusta muchísimo, mientras que, al contrario, Miren se siente fuera de lugar. Yo amo las firmas, pero quería mezclar lo bonito y lo difícil. En una firma vas a entregarte y a darlo todo, porque cuando alguien te cuenta el motivo por el que te ha leído en el hospital, te destroza, mientras que la siguiente persona está feliz porque te está conociendo. Es una montaña rusa emocional y yo que soy muy empático, acabo llorando, riendo, llorando, riendo… hasta que llego a casa.
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–¿Acabaremos viendo tazas con su cara como le proponen a Jim?
–Ja, ja, no creo. La verdad es que el personaje de Martha te hace reír y, al mismo tiempo, te da rabia.
–¿Qué es lo que peor lleva de la fama?
–Si la vives como yo, con naturalidad, no es problema. Tengo la suerte de que todo el mundo que me saluda por la calle es encantadora. En cambio cuando tienes esa fama en la que ni siquiera te da tiempo a decir 'hola' es otra cosa. Pero esa no la vivo porque los autores tenemos la suerte de que no generamos la locura de un Messi.
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–Bueno, usted no pasa desapercibido.
–Pero es otra cosa. Estuve en Venecia con Pedro Alonso, de la Casa de Papel, que es un tío encantador y su nivel de fama es abrumador. Íbamos por un canal de Venecia y todo el mundo gritando su nombre. Cambia mucho la película.
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–¿Y no se ha multiplicado con el éxito de la adaptación de Netflix?
–Me conoce más gente, pero tengo la sensación de seguir siendo la misma persona y la gente me sigue saludando igual. Creo que en el momento que te alejas de lo que tú eres, ya te empieza a afectar. Tengo la suerte de seguir viviendo en la misma zona y salgo por los mismos sitios. Cuando estás con los niños y estás regañando a alguno –tengo tres hijos y siempre hay alguno liándola–, pero la gente es muy respetuosa y cuando estoy con la familia no se acercan.
–¿Pero en algo le habrá afectado?
–Pues en que soy más responsable con la manera en la que escribo, porque hay mucha gente esperando el libro y quiero que esté perfecto. No diría presión, pero sí responsabilidad, porque hay mucha más gente que va a comprar el libro. Cuando anuncié que salía a la venta se colocó automáticamente en la novela más vendida de Amazon, las reservas se dispararon y ni siquiera estaba la sinopsis.
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–¿Qué respuesta espera del público?
–Que lo reciban con el corazón abierto. Es una novela sobre un misterio, pero tiene muchísima alma y emoción. El personaje de Miren se rompe en esas grietas que simboliza la portada y es incapaz de pedir ayuda. Además, la novela empieza muy dramática, con la pesadilla de cualquier padre de una desaparición y con Miren en una habitación oscura sin saber cómo ha llegado hasta allí. Ojalá la gente entre en la novela leyendo solo dos capítulos.
–¿Está preparado para que esta o cualquier otra novela no venda tanto como la anterior?
–Sí, y no pasa nada. Estoy en un punto en el que tengo calma financiera y puedo experimentar con lo que escribo, llevarlo un poco más lejos. No pienso en las ventas para nada. Obviamente me encanta que la gente lo lea, pero lo que más me gusta es tener la suerte de seguir escribiendo y que me publiquen. Me gusta pensar que tengo libertad absoluta de escribir lo que quiera. He hecho carrera con mis obsesiones oscuras y mi fascinación por los crímenes reales y noticias horribles. Y ha resultado que eso a mucha gente le gusta.
–En el primer capítulo Miren hace un repaso de cómo la recordarán cuando muera. ¿Qué le gustaría que dijeran de usted?
–Lo único que pienso es que mis hijos me recuerden como un buen padre y divertido, y mi gente cercana, como una buena persona. Que digan que soy un gran escritor me interesa cero, no tengo vanidad. Lo único que me importa es cómo trato a la gente y que nadie es más que nadie. Necesitamos historias para emocionarnos, pero las pueden escribir mucha gente y no es necesario que yo la haga. Además hay otras profesiones que son más necesarias, como un médico o un cardiólogo, que salvan la vida de la gente.
–¿Lo que digan de usted como escritor le da igual?
–Me apasiona escribir, así que en todo caso me gustaría que dijeran que soy un escritor muy buena gente. Pero no necesito que digan que soy el mejor o el más vendido.
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–Y cuando uno logra ser nº 1 con Netflix, ¿no se sube a la cabeza aunque sea solo un momento?
–No, porque no soy yo, sino un equipo de 200 personas y 3.000 personas de Málaga. Ese nº1 no es mío, sino de toda la ciudad, de todo el mundo que se volcó con la grabación, la producción, el boca a oreja y la vio los primeros días y no paraba de recomendarla. Yo escribí la historia inicial, pero luego llegaron guionistas, directores, fotógrafos, actores, figurantes… Es como diseñar el plano de un barco y creerte que eres el dueño del barco, pero que flote y funcione es el mérito de muchos.
–¿Qué podemos esperar de la segunda temporada?
–Queda muy poco para terminar el rodaje y no sabemos cuándo se estrenará, pero ya me han dicho que va a ser mucho mejor que la primera temporada. La historia tiene de fondo la novela 'El juego del alma' y es un espectáculo, pero no puedo contar nada.
–¿Habrá estreno en Málaga?
–Es muy pronto todavía.
–¿Sigue sin agente literario?
–Sí, pero es que no lo necesito.
–Pero llamarán a su puerta a menudo.
–Soy muy feliz donde estoy y tengo la suerte de trabajar con editores que son mis amigos. Y los derechos internacionales los lleva directamente la editorial. Podría tenerlo, pero no lo necesito.
–En el libro explica que ha ambientado la saga 'La chica de nieve' entre 1998 y 2011, porque en esa época el mundo no estaba dominado por las pantallas. Me ha sorprendido esta confesión viniendo de alguien que domina tan bien las pantallas, no solo la literatura.
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–Me da pánico mi nivel de dependencia y no darme cuenta como cojo el móvil y, de repente, he estado diez minutos mirándolo cuando solo quería mandar un mensaje. Y esto le pasa a todo el mundo. Estamos en una época en la que las pantallas nos están apagando poco a poco el cerebro. Por eso quería hacer este viaje atrás en el tiempo, en el que, por ejemplo, la música era algo táctil. Ahora, en la misma pantalla en la que escribo un mensaje, escucho música, y necesitamos desconectar, apartar la vista del mismo lugar. Cada vez más gente se está dando cuenta de lo que nos está haciendo y tarde o temprano tendremos que poner límites mentales o de horas. Echo de menos la época en la que no tenía móvil y, cuando llego a casa, intento no cogerlo, porque tengo la sensación de que nos invaden y nos bombardean el cerebro con cosas que no hemos pedido ver. Y no podemos pararlo porque funciona de otra manera, atacando tu subconsciente. Y no hablo solo de Tik Tok, sino de redes y de todos los algoritmos potenciados para engancharte. Se echa mucho de menos esa desconexión y vivir más la vida.
–¿Usted ha bajado su exposición en redes sociales?
–Publico menos cosas ahora, pero por decisión personal, no porque no quiera compartir contenido, sino porque me hace consumir más de lo que yo quiero. Prefiero estar con mis hijos leyendo, viendo cine, visitando museos y hablando que mirando vídeos de una niña monísima japonesa con un paraguas bajo la lluvia. Un contenido que ni he pedido ver, ni lo necesito, ni me aporta y que está exprimiendo el cerebro.
–¿Le ha pasado como a San Pablo y se ha caído del caballo?
–Yo soy defensor de las redes sociales para conectar a la gente, pero esto es otra cosa. Es el sistema tragaperras que está diseñado para que te pases horas viendo la pantalla sin darte cuenta.
–¿Nos tienen controlados?
–Claro. Tu verás como al terminar esta conversación, me van a salir en el móvil 15 vídeos de una niña con paraguas caminando bajo la lluvia en Japón.
El epílogo de la entrevista nos lleva a las redes sociales, pero no hasta Japón, sino a la plaza de la Marina. Allí abandona Castillo su ejemplar firmado «con amor» y, en apenas un minuto, Virginia, ya lo tenía en sus manos.
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–¿Cierra una etapa con 'La grieta del silencio'?
–Sí, digo adiós al personaje de Miren porque creo que es el final perfecto para ese personaje. Y ahora estoy pensando en cuál es el siguiente paso y tengo una historia de fondo que estoy desarrollando y me tiene entusiasmado. Pero a la vez me duele porque Miren me ha dado tanto y me pregunto si seré capaz de crear un personaje tan complejo psicológicamente y tan atrayente.
–¿Es un adiós o hasta luego?
–No lo sé. De momento, va a ser un adiós y vamos a darnos un tiempo durante muchos años. Luego veremos. A lo mejor en un futuro, vuelvo y cuento lo que ocurrió en uno de esos años intermedios de su vida. Pero ahora me quiero despedir de ella y le estoy diciendo adiós, aunque más adelante nunca se sabe.
–¿Y qué siente tras tantos años? ¿Pena, vacío o liberación?
–El epílogo lo escribí llorando a moco tendido. Ha sido el que más me ha costado escribir. Un viaje tan emocionante, tan triste y tan duro de los personajes, y, al mismo tiempo, estar cerrando una etapa de tu vida. Es como si te mudas a otra ciudad y dices, aquí he hecho muchas cosas y ha sido increíble, pero a ver a qué me enfrento ahora. Me ha costado un montón.
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