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La poeta neoyorquina Louise Glück. AP
La injusticia poética del Nobel

La injusticia poética del Nobel

El mundillo literario se ha visto sacudido por la decisión de los agentes de Louise Glück de romper con Pre-Textos, su editorial en España desde hace 14 años

Domingo, 22 de noviembre 2020, 01:38

Mantiene firme las riendas del discurso sosegado, pero a cada poco llega una pequeña fractura en la voz, un instante para tragar saliva y quién sabe qué otros sinsabores más íntimos. «Sí, claro que estoy afectado, no lo voy a ocultar». Habla Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos, la selecta firma valenciana nacida en 1976 que ha visto cómo de la noche a la mañana –en el sentido literal de la expresión– la alegría por la concesión del Nobel de Literatura a una de sus autoras, la poeta norteamericana Louise Glück, se transformaba en un trance que todavía andan digiriendo.

Pre-Textos lleva 14 años publicando en español los poemas de Glück (Nueva York, 1943). Ha dado a la imprenta siete de los once libros de la autora de 'El iris salvaje' «y hasta ahora, a pérdidas», admite Borras. El pasado 8 de octubre, Glück recibía el Nobel de Literatura y apenas unas horas más tarde la que ha sido su editorial en España durante una década y media recibía el requerimiento no sólo de no reimprimir más libros de Glück, sino que además se le exigía la destrucción de los que tuvieran almacenados. La llamada venía desde la agencia de Andrew Wylie, que por algo le llaman 'El chacal'.

La decisión de los representantes de Glück de romper con cajas destempladas con Pre-Textos ha despertado una ola –o «un tsunami», en palabras de Borrás– de solidaridad en el mundillo literario. Escritores, traductores, editoriales e instituciones han criticado una decisión que ha puesto el foco sobre el lado menos reconfortante de la industria.

Los agentes de Glück esgrimen que el contrato con Pre-Textos había caducado cuando llegó el Nobel, desde la exquisita editorial valenciana lamentan que ni siquiera se les haya planteado la opción de un derecho de tanteo y, en paralelo, los grandes grupos editoriales en español ya han dicho que no publicarán a la última Premio Nobel, que a día de hoy guarda silencio y se topa con la paradoja de que, al menos de momento, el reconocimiento se ha traducido en no tener editorial en España.

«Todo esto me parece increíble, después de 14 años de lealtad editorial con la autora. Hemos publicado siete de sus once poemarios y este hecho es algo inédito en el ámbito de la edición internacional, porque a Glück no se le había publicado en francés; en Italia lo había hecho una editorial muy pequeñita, en Alemania sólo un libro...Nosotros hemos publicado siete de sus once poemarios y los hemos contratado siempre con el mismo agente, que en el mes de mayo nos estaba ofreciendo nuevos libros de la autora y que ahora nos da una patada, basándose en que han vencido los contratos, cuando nos disponíamos a renovarlos. ¿Qué ha pasado? Que media el Premio Nobel. Entonces la cosa cambia totalmente. Pasamos de ser unos editores estupendos a ser unos indeseables. Qué casualidad«, lamenta Borrás.

«Entiendo que una agencia literaria quiera defender los intereses de sus representados –media el editor–, pero creo también que existen unas reglas de juego. Desde el principio hemos dicho que nuestro interés no es litigar, nuestro interés es llamar la atención sobre las malas prácticas que se dan en nuestro medio y de las que hemos sido víctimas«.

Porque Borrás recuerda, no sin cierto reparo, que la decisión de publicar los libros de Glück no ha sido precisamente un filón económico para Pre-Textos: «A fecha de hoy, incluso después de la concesión del Nobel, con Louise Glück lo único que hemos hecho, gustosamente, es perder dinero. ¿Qué pasa aquí? Cuando hay dinero de por medio, se rompe cualquier pacto, cualquier relación. ¿Dónde está la ética?«.

Sin noticias de Glück

Para Borrás, el modo de proceder de los agentes de Glück representa «un atropello que no tiene nombre». Tampoco tiene reacción por parte de la autora, a la que han remitido una carta certificada con su versión de los hechos. «No ha habido respuesta y no la espero ya...». Entonces el editor calla de golpe y suelta, como quien tira la toalla a la lona: «La he perdido».

«Nuestra directora gerente –abrocha Borrás– sí espera esa respuesta. Ojalá me equivoque, en el fondo, estoy deseando equivocarme. Para mí la decepción no viene de parte del agente. Está cumpliendo, aunque creo que con malas maneras, con su deber. A mí lo que me afecta emocionalmente es el silencio o la aquiescencia de ella a todo lo que está ocurriendo, porque además no está en correlación con su comportamiento, porque siempre ha denunciado esas actitudes de la sociedad literaria«.

Y quizá sea ese, después de todo, el gran borrón que deja Glück, no sólo en el sello de Borrás: «Aunque me defraudase en lo humano, porque nos diera la espalda después de 14 años de lealtad editorial, el lector que hay en mí seguirá diciendo que es una estupenda poeta«.

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