![Los héroes de los que no se habla](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201911/07/media/cortadas/1420055868-RAKXeYO5AJXfH4zlZfAKJrN-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Nada apuntaba a que Anselmo Antonio Vilar acabara siendo un héroe. De hecho tenía uno de esos trabajos solitarios que lo mantenían lejos de la gente pero cerca del mar. Era farero. Un oficio sacrificado, sin duda, aunque no entrara en la clasificación de heroico hasta que la Historia se cruzó con Anselmo. La guerra civil le puso a prueba. Asistió desde su lucernario a la tragedia de La Desbandá, con el bombardeo de los barcos y los aviones sobre la población civil. Había recibido la orden de mantener el faro bien iluminado para que desde el mar se tuviera la referencia de los ataques a tierra. Pero durante dos noches, Vilar se ganó los galones de héroe al dejar esa parte de la costa a ciegas y facilitar la huida de cientos de malagueños. No solo salvo vidas, sino que perdió la suya, porque cuando las tropas de Franco alcanzaron Torre del Mar fue fusilado. Su desconocida historia es una de las que reivindica 'Héroes Secretos de la Historia de España' (Plan B), el volumen con formato de cómic con el que el dibujante veleño Juan de Aragón, 'El Fisgón Histórico', ha dado continuidad al capítulo de las heroínas con el que comenzó esta serie de personajes ocultos de nuestro pasado y que alcanzó las tres ediciones.
El libro trae a su portada a cinco personajes, con el almirante Blas de Lezo en el centro. «Su figura está reconocida en ambientes de la Armada y conocemos su nombre, pero sobre su legado existe una amnesia un poco extraña y por eso está aquí», explica el autor, que ha rescatado una nómina de héroes cuyos nombres son más o menos conocidos, pero que comparten la paradoja de ser hombres extraordinarios y silenciados. Por ello, Juan de Aragón asegura rotundo que «no cuidamos nuestros héroes» y añade con ironía: «Como mucho les ponemos una calle, aunque una vez escuché que si quieres olvidar a alguien ponle una calle».
El cómic es un género ideal para esta reivindicación, porque además de relatar sus historias, el lector también pude ver al personaje. «Ponerle cara es fundamental», reconoce El Fisgón Histórico, que busca siempre rigor en todo lo que dibuja, para llevárselo a su terreno, el de la sencillez. «Hay gente que ya me dice que reconoce un estilo en los dibujos y eso es lo más difícil», confiesa el ilustrador veleño que, con su carácter cercano y divulgativo, reivindica a figuras lúcidas como el botánico y pionero de la vacunación que salía en los antiguos billetes de 10.000 pesetas, Celestino Mutis; el sacerdote Alonso de Salazar, que puso fin a la caza de brujas que desembocó en aquel episodio de Zugarramurdi que sirvió a Álex de la Iglesia de excusa para su película hace unos años, o Juan Caramuel, una de las primeras personas que aprendió chino en Europa.
Estos tres últimos personajes eran además religiosos. «Es que el libro está lleno de curas porque ellos tenían acceso a la Educación y muchos extendieron su sabiduría más allá de la Iglesia», señala Juan de Aragón, que desde los humanitarios a los soldados, pasando por los exploradores, los viajeros, los ingeniosos y los científicos recorre en cuatro capítulos más de una cuarentena de héroes que deberíamos tener más presentes. Una lista que incluso se antoja corta porque, como reconoce el autor, nuestra historia da para varios volúmenes.
Entre los elegidos, algunos perfiles llaman la atención. Como 'El Sansón de Extremadura', Diego García de Paredes, que con sus dos metros de estatura en el siglo XV intimidaba al ejército contrario y fue hasta guardaespaldas del Papa Borgia. También el granadino Emilio Herrera, que fue presidente de la República en el exilio, aunque su ascenso a los altares de este libro se debe a su condición de piloto y a la invención del primer traje espacial que después sirvió de base al desarrollado por la Nasa.
El Fisgón Histórico también se apunta a la recuperación del paisano Bernardo de Gálvez como héroe de la independencia de EE UU o del doctor Gálvez Ginachero, que además de la famosa clínica que lleva su nombre, realizó una destacada asistencia médica de las clases desfavorecidas de la Málaga de comienzos del siglo XX. Personajes que suenan y que este autor invita a conocer más de cerca. Y con muy buenos resultados. «Es curioso como el libro anterior de las heroínas o este funciona tanto para gente adulta como para niños», afirma Juan de Aragón, que adelanta que ahora prepara un volumen especialmente para los lectores infantiles. Con mucha Historia, por supuesto.
Anselmo Antonio Vilar García apagó el faro de Torre del Mar para que los civiles que huían de Málaga en La Desbandá no fueran torpedeados desde el mar. Un gesto que le costó la vida al ser fusilado.
Alonso de Salazar y Frías fue una figura fundamental en una de las grandes crisis del siglo XVII. La histeria provocada por la caza de brujas estalló en Zugarramurdi, donde quemaron a varias personas. Este inquisidor puso sentido común y acabó con las ejecuciones.
En el capítulo de grandes soldados, el almirante Antonio Gutiérrez de Otero merece un capítulo propio ya que defendió Canarias del británico Nelson que fue derrotado y perdió su brazo en este episodio negro para Inglaterra.
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