Faciolince, en una sesión de Escribidores celebrada en el Rectorado. Francisco Hinojosa
Escribidores

Héctor Abad Faciolince: «La función de la literatura es distraernos de la muerte»

El colombiano, autor de 'El olvido que seremos', denuncia el «fantasma de la corrección»: «Abandoné Twitter porque no me convenía psicológicamente»

Jueves, 3 de marzo 2022, 15:37

Hace unos días a Héctor Abad Faciolince le llegó una foto desde un búnker de algún lugar de Ucrania. La traductora de una de sus novelas le mostraba cómo la leía a sus compañeros en voz alta mientras fuera Rusia atacaba. También él se refugió ... en las letras cuando la pandemia amenazaba la vida. No podía escribir, entró en «una especie de depresión», pero se puso a traducir a Rudyard Kipling. Y justo escogió los cuentos que el autor británico publicó reproduciendo los relatos que le contaba a su hija fallecida. Para el escritor colombiano resulta evidente: «La función de la literatura es distraernos de la muerte».

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Héctor Abad Faciolince reflexionó sobre el oficio y sobre la vida en una sesión de Escribidores en el Rectorado. Enfrente le escuchaba atentamente desde la primera fila Mario Vargas Llosa, el anfitrión de este festival literario de América y Europa. A él, le agradeció, le deben muchos nombres de su tierra ser conocidos por los lectores a este otro lado del charco. Pero en su caso, además, no solo han llegado sus libros en formato papel. El cineasta Fernando Trueba llevó al cine su biografía novelada 'El olvido que seremos', la dura historia de su padre, un destacado médico y activista por los derechos humanos en Medellín, que ganó el Goya en 2020 a la mejor película iberoamericana. «La única condición que puse era que me gustara el guion. Tenía mucho miedo, los escritores somos muy caprichosos. Pero me gustó».

El encuentro comenzó con una defensa de la libertad, de «la libertad del disenso», un grito aplicable a dramas como el que vive Ucrania, pero también a realidades más cercanas. «Siempre estamos expuestos a que alguien responda con la violencia para callarte la boca. Nadie está seguro, ni siquiera en la culta Francia de las luces», dijo el escritor y además articulista en referencia al atentado en 'Charlie Hebdo'.

«América Latina no le interesa a casi nadie ahora en Europa»

Confesó que hace un año dejó de utilizar su cuenta de Twitter: «No me convenía psicológicamente». Sentía un enorme «hartazgo»: «Hay gran dificultad en decir lo que uno piensa sin que haya un ejército que te está juzgando, una policía del lenguaje, de la moral y de la corrección política». Y esa «mentalidad de red social» lo puede contaminar todo. En este sentido, lamentó la «imposición» en algunos sectores del lenguaje inclusivo. «El fantasma de la corrección, de esta nueva gramática de lo que es correcto o no le resta espontaneidad y tranquilidad a lo que podemos decir».

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Él se afana en combatir esos «temores», pero reconoció que las personas de cultura han perdido influencia en este momento de la historia donde todo está «más disperso». «Cada vez nuestro papel era más pequeño e irrelevante, no podemos hacer mucho. Tenemos que hacer todo lo que podamos, pero desde una perspectiva más humilde», añadió. También América Latina ha salido, en su opinión, fuera del foco mediático. «América Latina no le interesa a casi nadie ahora en Europa. Hay un abandono de esos hermanos menores que vivimos por allá. En la literatura, en las artes, en la política, hay un desinterés que no entiendo bien a qué se debe». Para eso, entre otras cosas, nace Escribidores de la mano de la Cátedra Mario Vargas Llosa y La Térmica.

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