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Dime con quién lees y te diré lo que te gusta

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Los clubes de lectura se multiplican en Málaga a pesar de que compramos y leemos (en soledad) cada vez menos libros

Carlos Zamarriego

Domingo, 13 de octubre 2024, 00:04

Los hogares españoles dedican sólo 80 euros de media a comprar libros anualmente, el 0,26% de su presupuesto. Un importe que baja a 53,96 euros en la comunidad andaluza, un 30% menos que en 2016. Son datos de 2023 de la Encuesta de Presupuestos Familiares que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los andaluces gastan más al año en juegos de azar (131,51 euros), calzado (292,74 euros) y bebidas alcohólicas y tabaco (510,85 euros). No es de extrañar que Andalucía sea la cuarta comunidad con peor índice de lectores de libros en su tiempo libre, según el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España 2023. Desde 2012 el número de lectores andaluces ha crecido cuatro puntos porcentuales hasta llegar al 59%, pero estos números siguen lejos de Madrid (73,5%), Cataluña (68,2%) o la media española (64,1%).

La realidad choca con un fenómeno imparable: los clubes de lectura. Grupos de personas que acuerdan leer un libro al mismo tiempo para luego comentar sobre él en reuniones periódicas. Una manera de hacer comunidad alrededor de una experiencia individual. Sólo el Centro Andaluz de las Letras tiene adscritos 431 clubes de lectura por toda la Comunidad de los cuales 61 son de la provincia de Málaga. En Nueva York este fenómeno sociológico ha evolucionado hacia las 'reading parties', o fiestas de lectura. Reading Rhythms, fundado por Ben Bradbury Tom Worcester, ya han organizado más de 150 eventos donde lectores se reúnen para leer en silencio, cada uno su libro, y luego entablar conversación sobre lo leído. La mayoría convocan a cientos de personas y prometen expandirse: ya hay fiestas de lectura organizadas en Los Ángeles y Roma.

Más allá de las palabras

Martina Martínez Tuya, maestra y profesora de Psicología y Pedagogía, tiene una explicación para el repentino auge de conversar sobre lo que se está leyendo: «Las personas están muy solas, han perdido sus amarres, al tiempo que la realidad les desborda. Hay una necesidad más de hablar que de leer». También doctora en Filología Románica, no sabe si el club de lectura que coordina, el de la Asociación de Mujeres Kartio, es el más antiguo de Málaga, pero no le extrañaría. Comenzó en 2008, y lo lleva «casi» desde el principio. Dice que hace esto por amistad, pero que también porque le interesa saber «por dónde van los tiros, qué piensa la gente, la evolución de las personas». Entre las lecturas propuestas han caído obras de Jean-Paul Sartre o Simone de Beauvoir. Selecciona ella, aunque escucha peticiones, y lo único que excluye son «los libros militantes». Y es que su club es de los que cocinan una lectura a fuego lento, sin límite de tiempo. «Se trata de hacer algo que no haría la gente por gusto: sacar el mayor provecho de cada libro», afirma Martínez Tuya, aunque reconoce que «sólo es posible si la gente parte de una base alta, lo que no es común». Abierto a todo el mundo, este club reúne cada semana, en el Museum Jorge Rando, en torno a quince personas, «habitualmente señoras mayores porque en este tipo de cosas los hombres siempre escasean». Y da un consejo: «Lo mejor de los clubes es que sepan plantearse a dónde van y luego elegir los libros».

Encuentro online del Club Maravillas. SUR

Una simple búsqueda en Google, 'clubes de lectura en Málaga', nos muestra una infinidad de opciones para todos los gustos. Ofrecen este servicio La Térmica, el Centro Cultural La Malagueta, las bibliotecas municipales, las bibliotecas del Estado, el Contenedor Cultural de la UMA, la librería Luces… Seguramente tienes un club de lectura más cerca de lo que te imaginas. Aún así, entrar en uno no es tan fácil. «Hay una lista de espera que no veas», asegura Rosa Mª Claros, orientadora escolar jubilada y antigua directora del IES Mayorazgo.

Desde hace cuatro años pertenece al Club de Lectura de la Biblioteca Cánovas del Castillo y la temporada pasada entró también en el Club de lectura feminista Atalanta, del Centro Andaluz de las Letras. «Lo recomiendo totalmente. Hay gente que le da vergüenza probar, se creen que hay que, además de leer, prepararse las reuniones, y no es así». Son entre diez y doce participantes en cada club, «es el número ideal para poder debatir» y reconoce que sus compañeros son señoras «mayorcitas» por regla general. «En el de la biblioteca sólo hay dos hombres, y uno es jovencito», apostilla, «así que le decimos que no nos falte, que necesitamos su mirada». ¿Por qué no acuden hombres a los clubes de lectura? Claros expone una teoría: quizás no leen tanto por ocio. Las estadísticas refutan su percepción: el 68,6% de las mujeres leen frente al 59,3% de los hombres.

Aunque a veces hay libros que no le gustan «nada» y en otras se pregunta «¿qué libro se ha leído esa señora?» ante alguna valoración, para Rosa Mª Claros lo importante es que «hay muchos puntos de vista»: «Eso me interesa». Y como en el fútbol, también hay un tercer tiempo. «Nos quedamos después del club a tomar unas cervezas, aunque no da tiempo a crear un verdadero vínculo porque sólo nos vemos una vez al mes».

También hay clubes de lectura que no están apoyados por ninguna institución. En el grupo de Facebook de 'Málaga Este Book Club' se anuncia en inglés: «Bookerones es un club de lectura para angloparlantes de todos los acentos con sede en Málaga. Nos reuniremos el cuarto jueves de cada mes para tener una conversación amistosa, tomar bebidas y comer». Para los aludidos, el 24 de octubre hay un evento creado en el Bar Manhattan para comentar 'Kitchen Confidential' de Anthony Bourdain.

Cuando Prisca Vanier me deletrea su segundo apellido, Clapisson, me dice que le viene de su tatarabuelo, el gran compositor y violinista francés Antoine-Louis Clapisson, fallecido en París en 1866. «Justo antes de la pandemia se representó en Francia su ópera 'El código negro'», informa con orgullo. Para esta mujer de 72 años que ha vivido más de sesenta en España, sus raíces francesas están muy presentes. «Mi padre era normando y mi madre parisina. Mis padres vivían en Argelia, y en la independencia no quisieron volver a Francia, estaban muy enfadados. Así que acabamos en Sevilla». Su pasión por los libros le hace codirigir desde 2010, junto a Michele Gehin, un club de lectura para sus compatriotas: 'Cercle de Lecture et de l´Historie'. «Y voy a empezar un nuevo club de lectura en la sede de la Alianza Francesa a partir de noviembre».

Los participantes son todos francófonos: franceses, belgas, luxemburgueses… «Algunos a lo mejor pasan aquí cinco meses y el resto en sus países, y otros son residentes», por eso cada mes oscilan entre las 10 y las 25 personas, según la época. No sólo leen autores franceses. «El año pasado presenté 'El infinito en un junco', de Irene Vallejo, porque la traducción francesa es una joya», asegura Vanier. La novedad de este club es que no sólo se reúnen en torno a libros, sino que también se presentan hechos históricos. «Por ejemplo, el año pasado dedicamos un mes a investigar sobre Alsacia y Lorena», cuenta Vanier, que sólo pone dos líneas rojas: no hablar de política ni de sexo. «Un par de veces una persona alzó un poco la voz y la pedimos que no lo hiciera o no volviera. Y no volvió». Para Vanier, la clave de estos clubes es el respeto: «Todo el mundo tiene derecho a dar su opinión y emitir un juicio. Escuchar las opiniones de los demás nos abre la mente». Hablando de libros: Marcel Proust menciona a su tatarabuelo en 'En busca del tiempo perdido'.

Como la magdalena de Proust, para José Ramón Martínez, auxiliar de biblioteca, «el poder comentar después esas lecturas implica reparar en detalles en los que, a priori, no habías caído, con lo que se enriquece el recuerdo del libro». Martínez trabaja en la Biblioteca Pública Arroyo de la Miel de Benalmádena, la segunda con más préstamos de Andalucía, tras la Provincial de Sevilla, con más de 62.000 en 2023. Además, dan soporte a 11 clubes de lectura. «Los clubes pueden sugerir títulos para adquirir por lotes», asegura el también responsable de la comicteca, «después un comité valora si son títulos que pueden tener salida en un futuro más allá de la lectura para ese club».

Club de Lectura de la Asociación Mujeres Kartio. SUR

En 2017 Martínez empezó a coordinar un club de lectura de cómics. Una de las primeras decisiones que hubo que tomar es ponerle un nombre. «Decidimos que se llamaría Víctor Mora por ser una persona no sólo reconocida por sus creaciones propias, como 'El Capitán Trueno' o 'El Jabato', sino también por su implicación en otras facetas del mundo del cómic al ser el traductor de 'Asterix'». Aunque el nombre pueda dar otra impresión, «es un club enfocado a lecturas adultas, con edad mínima a partir de 15 años», asegura su coordinador. «Lo que no quiere decir que no leamos cómics más populares y menos sesudos como Spiderman o Batman», aclara.

El mundo digital también ha tomado nota. La cantante Dua Lipa recomienda mensualmente un libro en su cuenta de Instagram. Tiene 87,5 millones de seguidores. 'No digas nada', de Patrick Radden Keefe, 'Pares y nones', de Malorie Blackman o 'La mala costumbre', de la española Alana S. Portero, han sido las últimas reseñas para su club de lectura que cuenta con un podcast, newsletter y un espacio propio con entrevistas a autores en su plataforma cultural Service95. Por supuesto, libro que reseña, libro que dispara sus ventas. Oprah Winfrey, Reese Witherspoon o Emma Watson son otras 'celebrities' con sus propios clubes virtuales de lectura.

Encuentros online

«Que gente famosa o con repercusión recomiende libros y que la gente los compre en masa me parece una fantasía», afirma la periodista Soledad Mena, coordinadora del Club de Lectura Maravillas, pero advierte de la parte perversa de esta tendencia, «que se vuelva una moda sólo comprarlos y tenerlos, o hacer publicaciones en Instagram o en TikTok mostrando lo que has visto escrito por ahí sin haberlo leído». El Club Maravillas comenzó su andadura en octubre de 2009 de manera presencial, pero Mena lo transformó en club online en 2020 consiguiendo «una comunidad más abierta y más intercultural a la que le une el amor por la lectura». El club propone un título al mes que se anuncia por redes sociales, y la última semana se celebra un encuentro online a través de un directo de Instagram o de Z oom con el escritor o escritora. Todas las entrevistas quedan disponibles en el 'feed' de Instagram y en Youtube, de momento más de 40. Mena anima a ver tres: con Carlos del Amor, hablando de 'El año sin verano'; con Gustavo Arango, el periodista que encontró el manuscrito de la novela inédita de García Márquez; y con David Uclés, por 'La península de las casas vacías', «el fenómeno editorial del momento». Entre medias, el club tiene un grupo de whatsapp donde se comentan las lecturas. «Para mí, leer un libro en comunidad significa sacarle el máximo jugo a una actividad que es solitaria», asegura Mena. Y concluye: «El mismo libro dependiendo de quién lo lea es una experiencia totalmente diferente, de manera que cuando eso lo pones en común te conviertes en un 'multilector'».

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