Si la revista 'Litoral' fue fundamental en la difusión de la poesía de la Generación del 27, el Castillo de Santa Clara -también conocido como del Inglés- fue el refugio de los artistas y poetas que tuvieron en esta punta de Torremolinos un mirador ... al mar que alimentó lienzos y versos. El protagonismo literario de aquel viejo cuartel de carabineros convertido en hotel de ensueño por un rico comandante militar británico, George Langworthy, y adoptado como lugar de retiro por Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y José María Hinojosa centra el número doble de la la revista 'El maquinista de la generación', que edita el Centro del 27 y que se ha presentado este martes.
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«Por el Castillo del Inglés pasaron los miembros de la Generación del 27 y nos parece fundamental hacer un repaso de la historia de Santa Clara», ha explicado José Antonio Mesa Toré, director del centro literario de la Diputación de Málaga que guarda la memoria de los poetas que revolucionaron las letras en español a finales de los 20 y en los 30. Unos años en los que también brilló la fortaleza-hotel de Langworthy, donde Prados y Altolaguirre llevaron a Luis Cernuda, que descubrió desde aquella punta de la bahía de Málaga uno de las constantes de su obra: el mar. Y no solo eso. «Aquella estancia le inspiró un relato, 'El indolente', y un precioso poema-elegía en el que aparece el entorno del Castillo del Inglés y el cementerio de la Roca», ha apuntado Mesa Toré, que ha estado acompañado en la presentación del diputado de Cultura, Víctor González.
El nuevo número de 'El maquinista de la Generación' también cuenta con un largo artículo del investigador y profesor Alfonso Sánchez Rodríguez, que también recupera la historia del comandante de Manchester seducido por el Mediterráneo, el paso de Cernuda y la visita de Dalí y Gala al castillo, invitados por Hinojosa. La pareja revolucionó el pequeño villorrio de pescadores -la pareja rusa del pintor se bañaba desnuda y los testigos no lo olvidaron-, pero además el anfitrión y el pintor acabaron peleados, ya que el primero se comprometió a costear la estancia y el segundo a dejar un cuadro como pago. La pintura no se materializaba, así que Hinojosa explotó. «Aquello acabó como el rosario de la aurora y Emilio Prados tuvo que prestarle a Dalí 50 pesetas para que pudiera volver a Cadaqués«, ha recordado el propio Sánchez Rodríguez, que ha añadido que, en torno al pintor catalán, se plasmó en Torremolinos un grupo de surrealistas, que trabajaron en su manifiesto y la que iba a ser su revista, 'El agua en la boca'.
Junto al protagonismo del Castillo del Inglés, el nuevo número de 'El maquinista de la Generación' también incluye artículos sobre Jardiel Poncela y los humoristas del 27, recupera las vidas literarias de escritoras relegadas como Luisa Carnés y Mercedes Formica, y publica varias cartas inéditas de Federico García Lorca al musicológo Adolfo Salazar, que han sido estudiadas por el hispanista Roger Tinnell.
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