Carlos del Amor: «En el confinamiento quedó demostrado que la cultura acompaña a las personas»

–Dice que los cuadros de su libro «nos retratan a todos»...

–En el arte, si te fijas y rascas un poco, te puedes ver reflejado; al final muchas cosas se repiten a lo largo de la historia. Si uno mira, por ejemplo, 'Perro semihundido' (Goya), puedes verte en ese perro buscando aire, que parece que intenta respirar, y que mira desesperanzado, o esperanzado, al horizonte. Ahí nos podemos ver reflejados todos. Si uno hace un repaso por oras obras de arte y ve las vicisitudes por las que han pasado sus protagonistas o los autores comprueba que cualquiera ha podido pasar por esa fase.

–Como un autorretrato...

–El que vea el autorretrato de Rembrandt e investigue comprobará que era un hombre mayor arruinado al que se le había muerto la mujer y el hijo. Lo ves derrotado, y esa cara la hemos llevado muchos, muchas veces.

–¿Qué cuadro le retrata a usted?

–Depende del momento vital, aunque creo que en general 'Perro semihundido' de Goya nos retrata a todos, sirve para describir bien el último año.

–Debe ser muy diferente el trabajo en equipo de la televisión a la soledad de un libro.

–Sí, pero está bien cambiar de registro. Te ves sólo, investigando, buscando información, releyendo cosas que tienes en casa. Dependes de ti mismo, cambian las prisas diarias del informativo y la televisión, que es todo correr y correr; aquí te da tiempo a volver a las cosas una y otra vez para que salga cuando tú quieras y como tú quieras.

–¿Cómo reaccionaste al recibir el Premio Espasa 2020?

–La verdad es que me sentí muy contento, uno no espera que un libro de arte vaya a ganar un premio. Cuando me llamó el jurado fueron muy cariñosos, me comentaron que se había fallado por unanimidad. Me llamó gente a la que admiro como Nativel Preciado, es algo que uno no se espera.

–¿Qué diagnóstico hace del sector cultural durante la pandemia?

–La cultura vive, en gran parte (excepto el sector editorial) del contacto. Gente en un sitio concreto disfrutando a la vez de un espectáculo cinematográfico, teatral, pictórico o de la índole que sea. La cultura de vive lo que más privados estamos ahora. Parece que se abren determinadas cosas con muchas medidas de seguridad; el cine y el teatro, toda la cultura ha demostrado ser sumamente segura. Durante el confinamiento ha quedado demostrado que la cultura acompaña a las personas, nos ayudó a hacer más llevaderos aquellos días, lo que se traduce en que la cultura es necesaria y en que hay que recuperar los espacios en cuanto se pueda. Tenemos que apoyar al sector. Los museos en particular se han reinventado con unos cambios que vienen para quedarse, estamos ante un nuevo paradigma a la hora de visitarlos, vamos a dejar de ver esas colas, esa lucha por un récord de visitantes cambiará a favor de que éste tenga una visita más placentera, más sosegada y pueda disfrutar más.

–¿Cómo cree que saldrán de la crisis los pequeños creadores y los técnicos?

–Estamos acostumbrados a que la cultura sea lo que sale en las teles, en las portadas, y detrás de eso hay mucha gente trabajando para que todo salga a la luz y bien. Si no hay espectáculos, conciertos, rodajes, el sector técnico (que es el más frágil de la cadena) lo termina pagando.

–Usted vivió muy de cerca la gala de los Goya. ¿Qué le pareció?

–A mí me gustó mucho. Hay que atribuir mucho mérito a Antonio Banderas por la valentía demostrada. Antonio es un tipo que no se achanta. En un momento en el que hacer la gala era un marrón él se la echó a la espalda y salió bastante bien del reto. Hizo la gala en su casa, era el anfitrión, le dio el tono necesario para un año tan duro como el que hemos vivido... Hay que agradecerle ese gesto por el cine, a él que podría no meterse en estos charcos, pero se ve que le gusta pisarlos porque le apasionan los retos, mantiene ese espíritu del chaval que se vino a Madrid a probar suerte. Sigue con la ilusión del que empieza, eso es admirable. La gala quedó estupenda pese al reto técnico y tecnológico para que todos los candidatos estuviesen presentes, y también destaco el esfuerzo de RTVE por que quedase impecable en la pequeña pantalla.

–Hablando del tono, algunos la han tachado de demasiado sobria, otros de innecesaria...

–Creo que fue el adecuado, este año la sobriedad mandaba. El punto inesperado, espontáneo, lo daban las conexiones con las casas, y eso estaba ahí, 28 veces por las 28 categorías. Con eso sobraba, ahí estaba la distensión, ese ir y venir a las casas de la gente.

–¿Qué opina de los comentarios machistas que se colaron a través de un directo?

–Son lamentables, no son tolerables. Ni ahora, ni ayer, ni mañana. Hay que mostrar repulsa a ese tipo de comentarios, que sobran en las conversaciones de cualquier tipo, se filtren o no se filtren.

–En su libro tienen cierto peso las pintoras de la Historia...

–Podrían tener más, proporcionalmente no tienen demasiado, no son mayoría pero quería abrir la puerta a autoras pioneras en abrir caminos. Espero que cuando, dentro de equis años, se escriba otro libro similar haya muchas más. Eso significaría que se ha seguido investigando y descubriendo mujeres que han permanecido sepultadas por la soledad y el tiempo que les tocó vivir.

–No sé si es consciente de que su voz se convirtió en la del diario del confinamiento de muchos españoles...

–Soy consciente porque me lo han dicho bastante, he recibido muchos mensajes. Cuando acaban esos reportajes tenía cientos de mensajes de gente que me daba las gracias por abrir una ventana durante aquellos días. Es lo más bonito que te pueden decir. Ojalá no haya que hacer más reportajes de ese tipo, pero que la televisión sirva para acompañar en una situación así... es maravilloso. Este lunes habrá otro reportaje, que será el último, por el aniversario, será el cierre de los cierres. Solo puedo dar las gracias a quienes se agarraron a esos textos y me lo agradecieron.

–En uno de esos cierres del informativo de TVE dijo: «De todo parece que hace media vida».

–Probablemente utilice esa frase este lunes. El otro día lo comentaba, que ahora incluso el confinamiento empieza a parecer un recuerdo difuminado en el horizonte, pero no ha pasado demasiado. Es que la realidad nos embistió, nos dio muy fuerte.