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Ignífugo', «que no se inflama ni propaga la llama o el fuego». La definición de la Real Academia Española es válida para los materiales que no admiten la combustión, aunque en el mundo de la cultura malagueña se ha incorporado una nueva acepción para este adjetivo. El incendio que afectó a la Librería Proteo el jueves de la semana pasada ha servido para descubrir que hay cosas que no se pueden quemar incluso después de haber ardido, por eso los representantes del sector librero de la ciudad han decidido unirse para apoyar en bloque a los afectados por el suceso.
Este viernes, a las doce del mediodía, la literatura malagueña será la protagonista de una nueva sesión del Aula de Cultura de SUR, que se celebrará en el Centro Cultural Malagueta (y en directo en sur.es). La cita llega con el título 'Aquello que no arde. Encuentro de las librerías de Málaga en apoyo a Proteo'.
Ya está confirmada la presencia de los impulsores de algunas de las principales librerías de Málaga, pero el encuentro nace con la intención de aglutinar a todos los miembros del sector literario de la ciudad para canalizar una ola de solidaridad que se activó en cuanto se extinguieron las llamas. El objetivo de este encuentro es, además, reivindicar lo que une a todos los libreros, desde la difusión de la cultura hasta su capacidad para hacer ciudad, es decir, poner en valor todo lo que sobrevivirá a cualquier incendio: aquello que no arde.
El pasado jueves, seis de mayo, los vecinos comenzaron a oler a quemado a eso de las once de la noche. Las llamas se hicieron rápidamente visibles a través de los ventanales de la primera planta del histórico edificio, que alberga la librería – fundada en 1969– en la calle Plaza del Teatro y decenas de llamadas llegaron a los servicios de emergencias. Los efectivos del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga consiguieron frenar las llamas y salvar la estructura del edificio, pero los más de 50.000 ejemplares que descansaban en su interior quedaron malogrados.
Desde esa noche, en la que las imágenes de la librería en llamas inundaron las redes sociales, Proteo dejó claro que el incendio no iba a poder con su proyecto cultural, y la ciudad de Málaga se mostró decidida a ayudar en lo que fuese necesario. Desde primera hora de la mañana del viernes, usuarios de internet fueron animando a sus contactos a comprar libros en la página web de la librería (libreriaproteo.com) y a compartir luego la portada del volumen que habían adquirido. La etiqueta #MálagaconProteo recorrió el país entero y atravesó el sector cultural, que se volcó en la iniciativa.
Proteo se enfrenta tras el incendio a un nuevo desafío, aunque no se trata de su primer reto. La librería fue fundada en la clandestinidad de los últimos años del franquismo y, como indicaba a SUR Carlos San Juan, uno de sus promotores, durante la misma noche del incendio, Proteo «siempre ha contado con una gran red de socios y personas que la apoyan». Ahora, ese grupo de aliados ha crecido de forma exponencial y todos los libreros de la ciudad son parte del mismo impulso que hará que se cumpla lo que los responsables del negocio dijeron el viernes por la mañana: «Saldremos de esta».
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